lunes, 13 de enero de 2014


Problema vigente

En unos días empezarán a publicarse las convocatorias de ingreso a los niveles medio superior y superior, y una vez más veremos que se carece de opciones reales de estudio para millones de jóvenes, a quienes las autoridades pretenden ofrecerles lugares en instituciones que no cubren ni las expectativas de los aspirantes ni los requerimientos del mercado laboral.
Una vez más vemos una clara tendencia a administrar la crisis, y esperar a que termine el sexenio. Es claro que se requieren instituciones con la calidad de la UNAM, IPN y UAM, está última, el último esfuerzo serio en la materia, y de eso ya pasaron décadas.
En la actualidad persiste el escenario para los jóvenes de desempleo, subempleo, bajos salarios, sin acceso a la educación.
Y cuando se logra un lugar es expulsado por diversos factores sociales, hay que preguntarlo claramente, qué hicimos, o que dejamos de hacer como sociedad, para que nuestros jóvenes enfrenten está realidad.
La llamada reforma laboral que crearía 250 mil empleos en 2013 no cubrió esa expectativa y por el contario se perdieron.
Con base en el Censo de Población y Vivienda 2010, en el país existen 29 millones 706 mil 560 jóvenes de 15 a 29 años, y la cantidad se incrementa a 40 millones 646 mil 497 al considerarse el rango de edad de entre los 12 y 29.
Mucho se ha dicho que son siete millones 337 mil personas entre 15 y 20 años que ni estudian ni trabajan. Por ello crece la informalidad y el crimen organizado se convierte en lugar común para algunos, porque ante la falta de empleos y de acceso a la educación, se van por otros caminos.
Pero no significa que todos opten por delinquir toda vez que aún quedan principios y valores en muchas familias, pero la informalidad sí está llena de jóvenes.
Como sociedad no sentamos las bases para ofrecerles oportunidades suficientes de empleo y educación, además de que no les brindamos las herramientas que les permitan decidir sobre su futuro.
Y el Estado no se queda atrás pues es su obligación generar las políticas para incorporarlos a las instituciones educativas y al mercado laboral, de manera adecuada.
Textualmente hay que decirlo: Son adversas las condiciones que enfrenta la juventud en México, una población cercana a los 30 millones, es decir un tercio del total de mexicanos, que sufre desempleo, carencia educativa y seguridad social. Existe talento pero faltan oportunidades para aprovecharlo, es justo decirlo.

Sanción a responsables

El quebranto al erario público por las fallas en los libros de texto gratuitos requiere una sanción a los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública (SEP) responsables de dichas fallas.
Decir que los libros serán sustituidos es una falacia, toda vez que ya no hay tiempo, y los niños se llevarán a casa esos libros con errores, salvo que la autoridad los asegure y los destruya para que no quede evidencia.
Por ello el titular de la SEP, Emilio Chuayffet debe comparecer ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.
Es necesario sancionar conforme a la ley a los responsables de los incuantificables errores en los libros de texto gratuitos de primaria, por lo  que se dicen serán,  causándole un  daño al erario público por más de 14 millones de pesos, que se pagaron a instituciones que apoyaron en la redacción de los mismos.
Y aún falta por saber el monto de los recursos que se destinaron para la reimpresión de los libros,  a cuántos niños se les sustituirá y en qué tiempo.
A seis meses de revelarse que había fallas en los textos aún no hay responsables, por tanto urgió a las autoridades federales a llevar a cabo una investigación a fondo, para castigar a quienes sean los culpables de este lamentable episodio,  en el que los más afectados son los niños.
Es lamentable que se tiren a la basura los libros de texto gratuitos, más por errores ortográficos, toda vez que antes de imprimirlos debieron pasar por un riguroso proceso de revisión, lo cual no sucedió.
Textualmente hay que decirlo: El libro de texto gratuito siempre ha sido un orgullo para el pueblo mexicano, y deben ser de calidad, para demandar al maestro calidad en la enseñanza, hay que darle herramientas de calidad.


*Adalberto Villasana, Premio Nacional de Periodismo 2005, otorgado por  el Club de Periodistas de México, en la categoría de Divulgación de la Educación, Ciencia y Tecnología. En twiiter: @Villasana10.

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