miércoles, 23 de septiembre de 2020

TEXTUALes Prevenidos y resilientes 19S

 

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Adalberto Villasana

Prevenidos y resilientes

Sabemos que el pueblo mexicano se sobrepone a cualquier adversidad, que es resiliente, pero no está por demás estar prevenidos. México está asentado en una región sísmica y volcánica. Los movimientos telúricos son una constante y, la gente debe de aprender a vivir así.

Hasta las 17:30 horas de ayer, el Servicio Sismológico Nacional, llevaba registradas 11,803 réplicas del sismo de magnitud 7.4 ocurrido en Oaxaca el 23 de junio pasado, la más grande fue de magnitud 5.7; lo anterior nos da una idea de la actividad telúrica en el territorio nacional.

Un temblor de gran magnitud puede ocurrir en cualquier momento, como lo indicó recientemente Raúl Valenzuela Wong, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, quien negó que el mes de septiembre sea una temporada de sismos en México.

“Ciertamente tenemos dos experiencias muy amargas desde la perspectiva de la Ciudad de México, dos 19-S: 1985 y 2017; sin embargo, el pasado 23 de junio tuvimos ya un sismo muy importante en Oaxaca, no de las mismas consecuencias que el de los sismos de septiembre, pero tenemos otros ejemplos ocurridos en meses distintos”, señaló.

En 1957 ocurrió el conocido sismo de El Ángel, el cual se llevó a cabo en julio; en 1979, el llamado sismo de Petatlán, sucedió en marzo. Y, en 2019 se registraron 26 mil 418 movimientos telúricos de diversas magnitudes. El 1 febrero de ese año hubo uno de 6.5 y otro el 19 de noviembre, de 6.4 grados.

El sismo del pasado junio en la Ciudad de México se vivió con alarma, pero la gente dio una muestra de solidaridad, orden, respeto y ayuda al prójimo. Vemos escenas de evacuación de hospitales, enfermos en camilla con el suero, en los camellones y banquetas. Todos querían ayudar. Esto se vivió ya en tiempos Covid-19 y los mexicanos dieron un ejemplo de cómo actuar en este tipo de emergencia.

Textualmente hay que decirlo: Cito al doctor Valenzuela Wong, ahora ante un sismo hay que “guardar la calma, la sana distancia y tratar, en la medida de lo posible, ejercer las recomendaciones de salud. Hay que salir, aun cuando sea difícil, usando el sentido común. No olvidar tener nuestra mochila de emergencia, ahora también con gel antibacterial y otro cubrebocas. Dios guarde la hora, pero hay que estar prevenidos.

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TEXTUALes Elecciones Bolivia

 

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Adalberto Villasana

Candidatos en Bolivia

El gobierno golpista de Jeanin Añez sigue gobernando sin tener en cuenta intereses de los pueblos originarios de Bolivia. La retórica racista y todas las acciones de los poderes interinos tienen el fin de reprimir derechos constitucionales de la población indígena, debilitar su situación económica y eliminar sus procesos electorales.

Con este fin ahora se realiza activamente la campaña contra los productores de hoja de coca en los departamentos donde esta actividad tiene raíces históricas y culturales, los campesinos cocaleros del departamento de Cochabamba que representan la base electoral significativa del Movimiento al Socialismo aún no pueden creerse en el terremoto político del mismo año. Las fuerzas de seguridad bajo el pretexto de la lucha contra el narco delincuencia tratan de liquidar los centros de cultivación de hoja de coca que es la única fuente de dinero para miles de personas. Eso observamos en la época de la gran crisis sanitaria. La causa principal de estas medidas consiste en la opinión política de la gente, su lealtad a los líderes de MAS y el rechazo al gobierno autoproclamado.

Hay que mencionar que entre los candidatos presidenciales no solo Añez se conocía con su postura anti indígena. Otro pretendiente es Luis Camacho entre los años 2002 y 2008 fue vicepresidente y presidente de la Organización Juvenil Cruceñiste. Esa entidad radical de carácter fascista y separatista históricamente ha hecho uso de la fuerza. Como miembro activo de esta organización Camacho personalmente muchas veces participó en los actos de violencia y discriminación contra los pueblos indígenas.

Trasladamos ahora al departamento del Beni donde según los expertos bolivianos se agrava mucho la situación criminal. Los habitantes de esa parte del país no tienen duda de que el mas grande narco laboratorio de Bolivia se ubica en el territorio de su departamento y esté operando bajo control de cabecillas ligado a altos mandos de golpistas, así como las rutas del tráfico de cocaína a Brasil. Facultades administrativas les dan la posibilidad de tener abiertos en el periodo de cuarentena corredores necesarios en la frontera para transportar el recurso principal de su campaña electoral.

Textualmente hay que decirlo: Se hace cada vez más evidente la naturaleza de los candidatos liberales en las elecciones presidenciales bolivianas. Vamos a ver quién es el líder verdadero del pueblo digno de este país plurinacional.

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viernes, 11 de septiembre de 2020

TEXTUALes El privilegio de trabajar

 

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Adalberto Villasana

El privilegio de trabajar

Es en estos momentos, y siempre, un privilegio tener trabajo, son tiempos complicados y el pueblo empieza a levantarse; pero, hay que dejar en claro que la recuperación del empleo es resultado del esfuerzo de la madre y el padre que salieron a buscar cómo salir adelante, por lo hijos.

Habrá que reconocer a la sociedad civil, porque el gobierno cacarea, peor hasta el momento no hay un plan de recuperación económica, como tampoco lo tuvimos de protección al empleo cuando inició el aislamiento social; además la crisis del empleo ya se tenía antes de la pandemia, como resultado del estancamiento de la economía.

Hoy en el gobierno federal están más preocupados por vender “cachitos” para la rifa del avión, que no es la rifa del avión, en lugar de establecer las condiciones para la recuperación de la economía y el empleo.

En términos generales los resultados del levantamiento de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOEjulio2020) del INEGI “confirman la recuperación de la ocupación y el empleo iniciada en junio, principalmente impulsada por la reapertura gradual de los negocios y empresas en actividades económicas no esenciales”.

En el séptimo mes de 2020, la población ocupada resultó en 49.8 millones de personas, con un incremento de 1.5 millones de personas respecto a junio.

La ocupación informal en julio de 2020 ascendió a 27.3 millones, al tiempo que la Tasa de Informalidad Laboral 1 (TIL1) se situó en 54.9%, cifra mayor en 1.9 puntos porcentuales comparada con la del mes previo.

La población desocupada fue de 5.4% en julio y de 5.5% en junio como proporción de la PEA, porcentaje equivalente a 2.8 millones de personas en ambos meses. El caso de la Ciudad de México, señalado por Coparmex, es un reflejo de lo que sucede en el país: la ausencia de programas de apoyo a pequeñas empresas, la falta de incentivos fiscales y nula ayuda para los casi 213 mil trabajadores que han perdido su empleo durante la pandemia por Covid-19.

Hay que subrayar que el micro, pequeño y hasta mediano empresario, también es pueblo, ellos, en muchos casos arriesgan ahorros de su vida.

Textualmente hay que decirlo: el tener un trabajo en estos tiempos es un privilegio; por lo tanto, no hay que presumir a cada rato que se acabaron los privilegios, hay unos que es necesario tener.

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viernes, 4 de septiembre de 2020

TEXTUALes Abuelos, tesoro nacional

 


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Adalberto Villasana

Abuelos, tesoro nacional

Son los abuelos una riqueza nacional que debemos revalorar en estos tiempos complicados; siempre se acude a ellos cuando se necesitan peor, en la era de la pandemia, ellos nos necesitan a nosotros.

Hay que evitar visitarlos en estos días, pero hay que estar en contacto permanente con ellos, hay que expresarles nuestro amor y, principalmente que no se sientan solos.

Hay que recordar que hace dos años la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2018 del Inegi alertó: en México, las personas de 60 años o más que viven solas se exponen a vulnerabilidad, debido a que no cuentan con una red familiar que las apoye en un momento de su vida donde su salud o sus condiciones económicas pueden ser precarias.

La misma encuesta reportó que el número de personas de 60 años o más que residía en México era de 15.4 millones, cifra que representaba 12.3% de la población total.

Se indició que la mayoría de ellos (47.9%) vivía en hogares nucleares (formado por un solo núcleo familiar: puede incluir a una pareja con o sin hija(o), solteros o un jefe o jefa con hija(o)s solteros). Casi cuatro de cada 10 (39.8%) residen en hogares ampliados (un solo núcleo familiar o más, y otras personas emparentadas con él o ellos) y 11.4% (1 millón 746,125) conforman hogares unipersonales, es decir, viven solos.

Del porcentaje que vive solo, 60% son mujeres (1 millón 048,426) y 40% son hombres (697,699). Su estructura por edad indica que 43.1% tiene entre 60 y 69 años, mientras que más de la tercera parte (36.4%) entre 70 y 79 años. Sólo entre 17.4 y 3.1% su edad oscila entre los 80 y 90 años o más, respectivamente.

Una recomendación en tiempos de pandemia es ayudarlos a abastecerse de insumos básicos como comida, así como las medicinas que requieran para que salgan de casa lo menos posible. Cada vez que esté cerca de ellos, tome medidas como usar cubrebocas.

Textualmente hay que decirlo: El aislamiento puede causar estragos en los adultos mayores, hay que comunicarse constantemente con ellos, primordialmente a través de teléfono y videollamadas, entre otros medios. Y, en caso de vivir con algún adulto mayor extremar la limpieza en zonas comunes constantemente.

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Cumple 110 años el Servicio Sismológico Nacional

 



Aquí se trabaja las 24 horas, los 365 días del año. Desde el 5 de septiembre de 1910, los integrantes del Servicio Sismológico Nacional (SSN), a cargo del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, están atentos a cada movimiento de tierra que se registra.

Con la mirada puesta en pantallas con mapas, sismogramas y datos provenientes de cerca de 200 estaciones que van de Baja California a Quintana Roo, o con inagotable trabajo de campo y de cómputo, día con día cumplen la misión esencial de establecer y mantener una red de monitoreo de la sismicidad en México, que opera con los más altos estándares.

El beneficio que brinda a la población es inconmensurable. Una de sus tareas fundamentales es emitir la información que genera, de manera oportuna y eficiente, a las autoridades y a la sociedad, señala Xyoli Pérez Campos, jefa del Sismológico Nacional.

Si no existiera, no habría monitoreo continuo de los fenómenos sísmicos, ni sabríamos la localización y magnitud de los temblores. No se proporcionaría a las instancias correspondientes los parámetros para emitir alertas tempranas o iniciar protocolos de protección civil (que incluyen el sistema de alerta de tsunamis), ni se archivarían ni compartirían datos para investigaciones como las de ingeniería, que han permitido el desarrollo y evolución de los reglamentos de construcción, detalla.



Sismos históricos

El SSN tiene en su “inventario” 85 temblores de magnitud 7 o mayor, reportados incluso desde antes de su inauguración, a comienzos del siglo XX. El más antiguo corresponde al 20 de enero de 1900 (Autlán de Navarro, Jalisco, M 7.4). Y desde su inauguración hasta la fecha se han registrado 72 fenómenos naturales.

Algunos de los ventanales del Centro de Monitoreo dan cuenta de los que ocurrieron hasta 2015, cuando iniciaron operaciones sus nuevas instalaciones. Fechas, magnitudes y lugares que van desde Mexicali, Baja California (20 de noviembre de 1915, M 7), hasta Tapachula, Chiapas (14 de diciembre de 1935, M 7.3), conforman una “galería” en la que pronto se incluirán los de 2017, 2018 y 2020, para recordar que México es un país de sismos.

Pérez Campos aclara que la cantidad de movimientos telúricos varía cada año, pero el aumento registrado últimamente se debe a dos factores: el incremento en el número de estaciones, que permiten detectar cada vez más eventos pequeños, y el sismo de magnitud 8.2 del 7 de septiembre de 2017, que generó miles de réplicas que también forman parte del “catálogo”. En 2018 se reportaron 30 mil 350, y en 2019, 26 mil 418.

Gerardo Suárez Reynoso, investigador del Departamento de Sismología y exdirector del IGf, explica que la sismicidad en México ocurre porque los temblores se producen principalmente en las llamadas fronteras de placas tectónicas, y “nuestro territorio se asienta sobre cinco de ellas, que tienen un movimiento relativo esporádico”.

Cuando se acumula energía entre ellas se produce un deslizamiento que puede ser de varios metros, en el caso de un sismo grande. “Es como cuando empujamos un mueble muy pesado, nos recargamos hasta que tenemos suficiente energía para moverlo súbitamente”.


 

Víctor Hugo Espíndola, responsable del área de Análisis e Interpretación de Datos Sísmicos del SSN –y quien se integró al Servicio en 1980 para trabajar como lecturista, siendo estudiante del primer año de licenciatura–, indica que la mayoría de los temblores en el país se producen en la frontera de las placas de Cocos y Norteamérica, en el Océano Pacífico, aunque en ocasiones también se presentan en una región epicentral que nadie espera, porque los periodos de recurrencia son de cientos de años, como sucedió el 19 de septiembre de 2017, en Morelos.

En los archivos del SSN hay otros eventos significativos, como el terremoto de San Francisco, California, en 1906. En las estaciones mecánicas, analógicas y de registro en papel también se dio cuenta del mayor sismo en la historia (Valdivia, Chile, de magnitud 9.5, ocurrido en 1960,) y sus réplicas, además del icónico evento del 19 de septiembre de 1985 en nuestro país, cuyo sismograma en tinta roja cuelga enmarcado en una pared del Centro de Monitoreo.

Ya en la época reciente destacan los de 2017, en particular el del 7 de septiembre (Golfo de Tehuantepec, al suroeste de Pijijiapan, Chiapas), de magnitud 8.2, que se convirtió en el mejor registrado digitalmente.

Metodología detallada

EL SSN fue el primero en Latinoamérica en trabajar con sismógrafos mecánicos “Wiechert”, de fabricación alemana, y ahora innova con instrumentos digitales de vanguardia.

Pérez Campos explica que la instancia a su cargo opera 63 estaciones de banda ancha en todo el territorio, cuentan con un sismómetro que mide la velocidad con que se mueve el suelo, un acelerómetro que registra la aceleración y un receptor GPS/GNSS que mide el desplazamiento.

Esos datos son transmitidos vía satelital, por Internet y radio, hasta el Centro de Monitoreo, en Ciudad Universitaria, donde son recibidos por sistemas de cómputo que los analizan y procesan de forma automática, y los almacenan.

También reciben información de estaciones pertenecientes a otras instituciones como el Centro de Investigación Científica y Estudios Superiores de Ensenada, la Universidad de Colima, el Centro Nacional de Prevención de Desastres del gobierno mexicano, la Red Sismológica del Estado de Texas, y el Instituto de Sismología, Vulcanología e Hidrología de Guatemala.

Espíndola refiere que cuando los instrumentos en CU identifican que ha ocurrido un temblor de magnitud considerable, tardan entre tres y siete minutos en hacer un cálculo de su localización y magnitud.

Luego, en la página del SSN y sus redes sociales se da a conocer información esencial: epicentro (longitud y latitud), profundidad y magnitud estimada, así como la localidad de más de 10 mil habitantes más cercana. “En promedio se reportan de 50 a 60 sismos diarios, la mayoría de pequeños a moderados”, precisa el experto.

Para complementar esta labor, se cuenta con otros dos pilares: el de Instrumentación y mantenimiento de estaciones sismológicas, y el de Sistemas y telecomunicaciones.

Primeros pasos

Aunque se inauguró en 1910, los antecedentes del Sismológico Nacional datan de unos años atrás. A finales del periodo decimonónico (siglo XIX) se habían comenzado a fabricar los primeros instrumentos y a comienzos del siglo XX empezaron a instalarse diversos aparatos que permitieron medir cuantitativamente la ocurrencia de los fenómenos telúricos.

Era claro que de forma aislada “se podía hacer muy poco, pues se necesitaban los registros de otros observatorios sismológicos, como el de Berkeley, California; Upsala, Suecia; Gotinga, Alemania; o La Paz, Bolivia, algunos de los primeros. “Sólo de esa manera se puede entender la propagación de las ondas sísmicas al interior de la Tierra”, indica Gerardo Suárez.

México asistió a la primera conferencia internacional de sismología en la ciudad de Estrasburgo, que hoy está en Francia, pero en aquella época era territorio alemán. La idea era conjuntar la Asociación Sismológica Internacional, y que cada miembro tomara dos responsabilidades: instalar más instrumentos en su territorio y compartir su información.

Nuestro país asumió el compromiso, rememora el excoordinador de la Investigación Científica de la UNAM, e instaló una red que fue pionera en su momento. Se decidió usar los mejores instrumentos y se colocaron aparatos en todo el país. Entre 1910 y 1923 se construyeron nueve estaciones sismológicas mecánicas autónomas. La central se ubicó en Tacubaya, en la capital del país, y las foráneas en ciudades como Oaxaca y Chihuahua.

En su nacimiento, el Servicio, dependiente del Instituto Geológico Nacional de la Secretaría de Minería y Fomento, enfrentó grandes retos; uno de ellos, la Revolución Mexicana y los cambios de gobierno. “Debemos estar muy orgullosos de lo que hizo ese grupo de fundadores, un logro de vanguardia, una red homogénea con aparatos en lugares donde pensaron que se podía hacer una mejor localización y valoración del fenómeno sísmico”.

El SSN pasó a ser parte de la Universidad Nacional en 1929, cuando esta casa de estudios adquirió su autonomía, y desde 1948 quedó adscrito al IGf. “Esto es sui generis. En la mayor parte de los países los institutos geográficos o los servicios geológicos, como el Geological Survey de Estados Unidos, se encargan de ese servicio”, resalta el científico.

“¿Debe nuestra Universidad hacer esta labor? He llegado a la conclusión de que es afortunado que el Servicio -que el 5 de septiembre cumple 110 años- forme parte de la UNAM, porque se ha mantenido científica y tecnológicamente vigente, y cercano a uno de los grupos más importantes de sismólogos mexicanos que lo ayudan y enriquecen”.

Al respecto, Xyoli Pérez recuerda que luego del impacto del terremoto de 1985 comenzó la modernización del SSN, en la década de 1990, cuando se cambiaron los instrumentos mecánicos y electromagnéticos por equipos digitales. Llegaron los sensores de banda ancha y comenzó la transmisión de datos en tiempo real. Hoy, “en las estaciones se cuenta con instrumentos de última tecnología”.

Otra modernización ocurrió en el Centro de Monitoreo, hace un lustro. En el nuevo edificio se actualizaron todos los servidores, equipo de cómputo y forma de visualización: en pantallas, donde los analistas tienen un mejor panorama de lo que sucede. El Servicio es uno de los dos más avanzados de toda la región latinoamericana y está a la par de otros en el mundo en la búsqueda de nuevas tecnologías, mejora de procesos y capacidad de respuesta.

Tenemos un Servicio a la altura, pero no sólo en instrumentos y telecomunicaciones, sino en lo que se hace con la información, opina Gerardo Suárez.

Predicción y alerta sísmica

Xyoli Pérez reitera que los sismos no se pueden predecir. Aún no existe la metodología, técnica o instrumento que nos posibilite saber que va a temblar. Los ciclos sísmicos (el tiempo que ocurre entre un movimiento telúrico y otro en un sitio determinado) pueden tardar entre cientos y miles de años, de tal manera que 110 años es muy poco tiempo para, siquiera, tener estadísticas. Se trata de un fenómeno sumamente complejo.

Para Suárez Reynoso la predicción no es la panacea. “Lo más importante para prevenir daños durante un temblor es tener un buen reglamento de construcción, adecuado al sitio, a los suelos”. Por eso es tan relevante la labor del SSN.

El Servicio no opera ningún sistema de alerta por sismos, aunque sí tiene colaboración con el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico que está a cargo del Sistema de Alerta Sísmica Mexicano, aclara la doctora en geofísica por la Universidad de Stanford con posdoctorado en el Instituto Tecnológico de California.

Para prevenir desastres, son importantes los simulacros. “Nos ayudan a darnos cuenta de lo que debemos hacer cuando se presente un evento; nos llevan a tomar mejores decisiones y más rápidas. Es recomendable hacerlos tanto como se pueda”.

A corto y mediano plazos, el SSN tiene planes como instalar más estaciones en zonas donde falta cobertura, sobre todo en el centro-norte y la península de Yucatán. De igual modo, se trabaja en un centro alterno de monitoreo para que en caso de que fallen sistemas críticos que hoy son únicos, no se produzca un momento de “oscuridad” o “silencio”.

(Información e imágenes DGCS-UNAM)