Problema
vigente
En unos días empezarán a
publicarse las convocatorias de ingreso a los niveles medio superior y
superior, y una vez más veremos que se carece de opciones reales de estudio
para millones de jóvenes, a quienes las autoridades pretenden ofrecerles
lugares en instituciones que no cubren ni las expectativas de los aspirantes ni
los requerimientos del mercado laboral.
Una vez más vemos una clara
tendencia a administrar la crisis, y esperar a que termine el sexenio. Es claro
que se requieren instituciones con la calidad de la UNAM, IPN y UAM, está
última, el último esfuerzo serio en la materia, y de eso ya pasaron décadas.
En la actualidad persiste el
escenario para los jóvenes de desempleo, subempleo, bajos salarios, sin acceso
a la educación.
Y cuando se logra un lugar
es expulsado por diversos factores sociales, hay que preguntarlo claramente,
qué hicimos, o que dejamos de hacer como sociedad, para que nuestros jóvenes
enfrenten está realidad.
La llamada reforma laboral
que crearía 250 mil empleos en 2013 no cubrió esa expectativa y por el contario
se perdieron.
Con base en el Censo de
Población y Vivienda 2010, en el país existen 29 millones 706 mil 560 jóvenes
de 15 a 29 años, y la cantidad se incrementa a 40 millones 646 mil 497 al
considerarse el rango de edad de entre los 12 y 29.
Mucho se ha dicho que son
siete millones 337 mil personas entre 15 y 20 años que ni estudian ni trabajan.
Por ello crece la informalidad y el crimen organizado se convierte en lugar
común para algunos, porque ante la falta de empleos y de acceso a la educación,
se van por otros caminos.
Pero no significa que todos
opten por delinquir toda vez que aún quedan principios y valores en muchas
familias, pero la informalidad sí está llena de jóvenes.
Como sociedad no sentamos
las bases para ofrecerles oportunidades suficientes de empleo y educación,
además de que no les brindamos las herramientas que les permitan decidir sobre
su futuro.
Y el Estado no se queda
atrás pues es su obligación generar las políticas para incorporarlos a las
instituciones educativas y al mercado laboral, de manera adecuada.
Textualmente hay que
decirlo: Son adversas las condiciones que enfrenta la juventud en México, una
población cercana a los 30 millones, es decir un tercio del total de mexicanos,
que sufre desempleo, carencia educativa y seguridad social. Existe talento pero
faltan oportunidades para aprovecharlo, es justo decirlo.
Sanción a responsables
El quebranto al erario
público por las fallas en los libros de texto gratuitos requiere una sanción a
los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública (SEP) responsables de
dichas fallas.
Decir que los libros serán
sustituidos es una falacia, toda vez que ya no hay tiempo, y los niños se
llevarán a casa esos libros con errores, salvo que la autoridad los asegure y
los destruya para que no quede evidencia.
Por ello el titular de la
SEP, Emilio Chuayffet debe comparecer ante la Comisión de Educación de la
Cámara de Diputados.
Es necesario sancionar
conforme a la ley a los responsables de los incuantificables errores en los
libros de texto gratuitos de primaria, por lo
que se dicen serán, causándole un daño al erario público por más de 14 millones
de pesos, que se pagaron a instituciones que apoyaron en la redacción de los
mismos.
Y aún falta por saber el
monto de los recursos que se destinaron para la reimpresión de los libros, a cuántos niños se les sustituirá y en qué
tiempo.
A seis meses de revelarse
que había fallas en los textos aún no hay responsables, por tanto urgió a las
autoridades federales a llevar a cabo una investigación a fondo, para castigar
a quienes sean los culpables de este lamentable episodio, en el que los más afectados son los niños.
Es lamentable que se tiren a
la basura los libros de texto gratuitos, más por errores ortográficos, toda vez
que antes de imprimirlos debieron pasar por un riguroso proceso de revisión, lo
cual no sucedió.
Textualmente hay que
decirlo: El libro de texto gratuito siempre ha sido un orgullo para el pueblo
mexicano, y deben ser de calidad, para demandar al maestro calidad en la
enseñanza, hay que darle herramientas de calidad.
*Adalberto Villasana, Premio
Nacional de Periodismo 2005, otorgado por
el Club de Periodistas de México, en la categoría de Divulgación de la
Educación, Ciencia y Tecnología. En twiiter: @Villasana10.