domingo, 29 de octubre de 2017

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Inseguridad galopante

El Semáforo Delictivo confirma lo que ya sabíamos: El 2017 es el “peor” año en inseguridad en la historia reciente del país. Y como consignamos antes, la población siente que viene lo peor.
Además del homicidio, la extorsión y el robo de auto incrementaron 16% en lo que va de este año, las lesiones dolosas 14%; el secuestro, 9%; y el robo a casa habitación 3%, la ciudadanía padece el terrorismo del crimen, sabe que sus barrios son inseguros.
La inseguridad crece en México como bola de nieve cuesta abajo. Todos los días nos enteramos de ejecuciones, de cómo opera el crimen organizado, o desorganizado. Se desenvuelven con total impunidad, porque las instituciones encargadas de la protección de la ciudadanía fracasaron, entiéndase las policías preventivas.
Las fiscalías no han estado a la altura del reto, tampoco los jueces. Con tristeza vemos como los delincuentes entra y salen de los ministerios públicos, juzgados y prisiones.
Hay impunidad, por ello cada vez menos se denuncia, y sí las cifras consignadas son escalofriantes, imagínense la “cifra negra”, estudios en el tema dicen que sólo cuatro de cada cien delitos son denunciados.
Como ejemplo está el asalto y robo en el transporte público de la Ciudad de México, donde la gente es despojada de su teléfono móvil, dinero y demás objetos de valor, pero ya no denuncia, porque hacerlo implica alrededor de cuatro horas perdidas, y literalmente lo son, porque nunca se resuelve nada.
Luego vemos los teléfonos móviles de venta en el ambulantaje y hasta en plazas, donde se venden muy por debajo de su precio comercial, a la luz del día y ante presencia de autoridades.
Así, a nivel nacional, las cifras aportadas por la organización Semáforo Delictivo, indican que, hasta septiembre de este año, el registro marcaba 13 mil 513 ejecuciones a cargo del crimen organizado, lo que representa un incremento de 53% con respecto al mismo periodo del año pasado.
Se estima que, de conservarse la tendencia, este año cerrará con más de 24 mil homicidios y 18 mil ejecuciones, casi el doble de los registrados en 2011 cuando hubo 17 mil ejecutados por el crimen organizado.
En 27 de los 32 estados de la República aumentaron los asesinatos intencionales. El caso más alarmante es Nayarit, con un incremento del 346%; le siguen Baja California Sur, con 153%; Aguascalientes, con 121%; Quintana Roo, con 101%, y Baja California, con 72%.
Textualmente hay que decirlo: México está teñido de rojo, las luces ámbar se encendieron hace tiempo, pero no se implementaron las medidas adecuadas, todas las “estrategias de combate al crimen” fallaron.
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Megaofrenda UNAM 2017, dedicada a Diego Rivera


La Megaofrenda de la UNAM está dedicada al célebre pintor y muralista guanajuatense, Diego Rivera, con motivo de su 60 aniversario luctuoso (murió el 24 de noviembre de 1957). Ubicada en la Plaza de Santo Domingo, en el Antiguo Barrio Universitario de la Ciudad de México.


Niños, jóvenes, adultos, ancianos, familias enteras se dieron cita en ese lugar emblemático de la capital del país, para admirar las 38 ofrendas que integran esta Megaofrenda y, también, para escuchar algunos sones huastecos que fueron interpretados por un grupo musical antes y después de la ceremonia de inauguración.
Durante la inauguración, presidida por Javier de la Fuente, secretario de Atención a la Comunidad Universitaria, Mireya Imaz Gispert, directora general de esta dependencia puma, dijo que la Megaofrenda de la UNAM, que ahora cumple 20 años, es una de las festividades más importantes que ofrece la Ciudad de México en estos días en que se recuerda a los muertos.


“Ésta es la segunda vez que se monta en la Plaza de Santo Domingo, en esta plaza del Antiguo Barrio Universitario; por lo tanto, los universitarios nos sentimos en casa”, añadió.
Cerca de uno de los extremos de la plaza se levanta la ofrenda central, diseñada por profesores y alumnos de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Mide tres metros de altura y está formada por un andamio en el que se muestran algunas de las obras más representativas de Rivera.
Las otras ofrendas fueron creadas por las facultades de Ciencias, Ingeniería, Ciencias Políticas, Arquitectura, Contaduría y Administración, Psicología, Derecho, Química y Filosofía y Letras, así como por las cinco facultades de Estudios Superiores, por los nueve planteles de la Escuela Nacional Preparatoria y por los cinco del Colegio de Ciencias y Humanidades.


Asimismo, cuatro escuelas incorporadas a la UNAM (Amado Nervo, La Salle, San Carlos y Tomás Alba Edison) se sumaron, con sus trabajos, al homenaje que se le brinda al creador del mural "La Universidad, la Familia Mexicana, la Paz y la Juventud Deportista" en el costado oriente del Estadio Olímpico Universitario, en CU.
Además, hay una ofrenda que recuerda a las víctimas de los sismos de septiembre pasado y que al mismo tiempo enaltece la solidaridad mostrada por la sociedad mexicana ante la devastación y el dolor que causaron.
La Megaofrenda de la UNAM 2017 permanecerá abierta al público hasta el próximo jueves 2 de noviembre, de 9 de la mañana a 10 de la noche.

Museo de El Carmen dedica su altar de muertos al arquitecto Manuel Parra


El Museo de El Carmen dedica este año su tradicional altar de muertos al arquitecto, escultor, pintor, escenógrafo y vecino de San Ángel, Manuel Parra (1911-1997), quien desarrolló una arquitectura vinculada con reminiscencias de las edificaciones coloniales de amplios patios, hermosos pórticos y uso de viguerías expuestas.
Carmen Parra y Emiliano Gironella, hija y nieto del homenajeado, fueron los encargados de inaugurar el altar de muertos, junto con el restaurador Alfredo Marín, director del Museo de El Carmen.


Al hacer uso de la palabra, Carmen Parra celebró que este recinto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) distinga a un gran arquitecto como fue su padre, al tiempo que mantiene una tradición tan importante como es la celebración de Día de Muertos.
“Manuel Parra, hijo pródigo de su arquitectura atemporal, atrapó lo que él más quería de su mundo para preservar aquello que amaba y admiraba a la manera de un mago o un chamán. Era un creador, un artista; iba armando sus casas, en su imaginación y en su vida fue un personaje romántico”.
Asimismo, dijo que su padre construyó una poética del espacio, donde estaba presente su enorme reconocimiento a la arquitectura vernácula.
Alfredo Marín, titular del Museo de El Carmen, relató que la arquitectura que desarrolló Parra en los años cuarenta del siglo pasado estuvo alejada de la corriente funcionalista, “reutilizaba materiales de otras edificaciones y generaba un nuevo método constructivo con un estilo particular. Sin embargo, fue un arquitecto poco conocido, por lo que a través del altar de muertos se busca conservar una tradición y dar a conocer a un distinguido habitante de San Ángel”.


Asimismo, dijo que en días tan especiales como éstos, “llenos de recuerdos, misticismo y nostalgia, recibimos a las almas de nuestros seres queridos que ya se han ido y que vienen desde muy lejos para festejar con nosotros el primero y dos de noviembre. La celebración de la fiesta a los muertos es una tradición ya muy antigua en México en la que se mezclan elementos prehispánicos, virreinales y contemporáneos”.
Durante la ceremonia de inauguración, la escritora María Luisa “La China Mendoza”, gran amiga de la familia Parra, recordó al arquitecto como un hombre distinguido, culto, que tenía un encanto que abrigaba con sus casas y con el corazón. Manuel Parra hizo la arquitectura más extraordinaria del mundo”.
El arquitecto Parra construyó muchas residencias en esa zona de la Ciudad de México, al igual que en Coyoacán, San Jerónimo, Chimalistac y en Lomas de Chapultepec, así como en las ciudades de León y San Miguel de Allende, en Guanajuato; en Acapulco, Guerrero, y en algunos lugares de Estados Unidos, España e Italia.


Una de las casas más representativas de su estilo arquitectónico es la del desaparecido cineasta Emilio “Indio” Fernández, en Coyoacán, donde descansan sus cenizas.
En la ofrenda instalada en el Refectorio del recinto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se pueden apreciar flores de cempasúchil, pan, dulces, tamales, papel picado, figuras de alfeñique e imágenes religiosas, un retrato del personaje con un marco de madera dorada del siglo XIX, así como objetos que le gustaban al arquitecto. Asimismo, se recrea parte de su estudio, con su restirador, algunos planos, pinturas, esculturas y fotografías de sus proyectos.
También se incluye el fragmento de un retablo del siglo XVIII de madera tallada, dorada y policromada; dos pinturas de arcángeles del mismo periodo, portaciriales de madera tallada y dorada, y cuatro columnas salomónicas.
“La idea de este montaje es recibirlo no sólo con sus platillos favoritos, sino con las cosas que apreciaba; algunos objetos fueron prestados por su hija Carmen Parra, su nieto Emilio Gironella y su viuda Leonor Lascuráin”.
Alfredo Marín dijo que para el Museo de El Carmen es muy importante difundir lo que es un altar de muertos tradicional, por tratarse de una festividad que existe desde la época prehispánica, y que con la llegada de los españoles se sumaron nuevos elementos que la enriquecieron.
Explicó que se tiene documentado que los altares de muertos en San Ángel se colocaban desde el siglo XVII, especialmente en los conventos y después en las grandes casonas, donde se instalaban ofrendas el 1 y 2 de noviembre y se abrían las puertas a los visitantes.
En algunas comunidades se tiene la creencia de que el 31 de octubre, el arcángel san Miguel abre las puertas del cielo para que todas las ánimas regresen a festejar con su familia el 1 y 2 de noviembre, y el 30 de noviembre, día de san Andrés, se cierran las puertas y se asegura que no se quede nadie en la Tierra.
Además del altar, el museo presentó Calaveras en El Carmen, exposición de cartonería tradicional mexicana realizada por los artesanos Sandra Rodríguez y Martín Alberto Rodríguez Vivas, integrada por 20 calacas y catrinas; también ofrecerá una serie de actividades alusivas: el sábado 28 se llevará a cabo el taller Viste tu calaverita, a las 12:00 horas, y a las 13:00 horas se contarán leyendas virreinales.
El domingo 29, a las 11 de la mañana se presentará el libro Las almas de la fiesta; a las 13:30 horas, se impartirá la conferencia Día de Muertos, y a las tres de la tarde habrá otra narración de leyendas virreinales.
El sábado 4 de noviembre, a las 11:00 horas, se dará un taller de acuarelas; el 5 de noviembre habrá un concierto especial a las 15:00 horas y el domingo 12 se impartirá el taller Calaveritas de amaranto, a las 12:00 horas. Todas las actividades son gratuitas.
El altar de muertos dedicado a Manuel Parra permanecerá hasta el 19 de noviembre en el Museo de El Carmen, ubicado en Avenida Revolución 4 y 6, San Ángel, de 10:00 a 17:00 horas.

domingo, 22 de octubre de 2017

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Cada vez peor

La deuda pendiente en materia de seguridad, que tiene el Estado, crece cada día. Los jóvenes, principalmente, consideran que la situación no sólo no mejorará, sino que va a empeorar en los siguientes doce meses.
Gobiernos van y vienen, en todos los niveles, pero ninguno resuelve el problema que representan los asaltos y homicidios; ya no hay un lugar seguro, vemos crímenes despiadados aún dentro de los propios hogares. La impunidad con la que operan los delincuentes va al alza. La ciudadanía no confía en las instituciones encargadas de la procuración e impartición de “justicia”.
Con base en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI se sabe que en septiembre pasado, el 35.5% de la población de 18 años y más residente en las ciudades de interés consideró que en los próximos 12 meses la situación de la delincuencia en su ciudad seguirá igual de mal.
Pero, por otra parte, el 37.4 % de la población mencionó que la situación empeorará en los próximos 12 meses, lo que representa un aumento en este indicador de 3.3 puntos porcentuales respecto a septiembre de 2016.
Es de resaltarse que, dentro del periodo del que se habla se desarrollarán elecciones federales, por lo que el ánimo del ciudadano estaría condicionado con los resultados que se dieran en la materia. Sin embargo, con asombro vemos que en las entidades de mayor índice delictivo es ratificado en el poder el partido que no dio los resultados esperados.
Por lo que se deduce que los jóvenes no descubren aún el poder de su voto; de decidirlo, ellos cambiarán el mapa político del país y con ello levantarían la voz para que sean atendidas sus necesidades de seguridad, empleo con un salario justo, acceso a una educación de calidad, servicios médicos de calidad, etc.
Porque la situación es delicada y ellos lo saben, toda vez que el 76% de la población de 18 años y más, considera que vivir en su ciudad es peligroso. Mientras que las ciudades con mayor percepción de inseguridad fueron: Villahermosa, Coatzacoalcos, la Región Norte de la Ciudad de México, Reynosa, Ecatepec de Morelos y la Región Oriente de la ciudad de México.
Dicho porcentaje no representa un cambio significativo respecto a junio de 2017, pero sí es estadísticamente mayor al registrado en septiembre de 2016. La percepción de inseguridad siguió siendo mayor en el caso de las mujeres con 80.3%, mientras que los hombres se ubicaron en 71.1 por ciento.
Textualmente ay que decirlo: la seguridad es el gran reto para quien quiera gobernar México, porque es la enorme deuda con la ciudadanía.
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miércoles, 18 de octubre de 2017

He vivido


Un día como hoy, hace 23 años fue mi primer día de reportero en LA PRENSA. En más de dos décadas he vivido muchas historias en la gran historia de este rotativo. Tengo el privilegio de trabajar con grandes compañeros que me han acompañado en este andar.
Agradezco a mi familia, amigos y compañeros, el apoyo, cariño y comprensión en este tiempo; de igual forma a los directivos y jefes las oportunidades que me brindan.

Gracias totales.
Con el afecto de siempre.
Adalberto Villasana

PD. Y cumplí 28 años en este oficio de reportero.

Estudio desmitifica sacrificio humano entre mexicas


La práctica del sacrificio humano entre el pueblo mexica es una verdad irrefutable, remacha la arqueóloga Ximena Chávez Balderas ante las posturas aún escépticas sobre un hecho amparado no sólo en las fuentes históricas, sino en la evidencia arqueológica; sin embargo, los descubrimientos realizados desde hace poco más de un siglo matizan en mucho cantidades, significados y técnicas empleadas, lo descrito por conquistadores y frailes españoles en sus crónicas.


“En esencia y como la propia etimología señala, el acto de sacrificar significa hacer sagrado, convertir un ser humano o un animal en un medio de comunicación con lo sagrado, a partir de su destrucción”, menciona como una nota al margen, pero esencial, antes de abordar su nueva publicación, basada en la investigación por la que obtuvo en 2013 el Premio INAH Javier Romero Molina, a la Mejor Tesis de Maestría en Antropología Física.
Porque la negación del sacrificio entre los mexicas radica en el equívoco de tomarlo como una medida del grado de civilización, siendo que ésta fue una práctica religiosa común para las culturas mesoamericanas, y del mundo en general, aduce la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien agrega que la exacerbación de los relatos de la Conquista permitía a los colonizadores justificar la encomienda, es decir, que les fuera concedido un grupo de indígenas con fines de explotación, algo que en su momento denunció el propio fray Bartolomé de las Casas.


Mediante el análisis pormenorizado de los materiales óseos recuperados en el Templo Mayor de la antigua Tenochtitlan, Chávez Balderas se ha convertido en una de las principales especialistas sobre el fenómeno sacrificial en la cultura mexica. Tras publicar un libro sobre las exequias que tenían lugar en este recinto para despedir a los difuntos de alto rango, de los que sólo se han registrado cinco individuos cremados, Ximena Chávez Balderas se dio a la tarea de abordar la otra cara de la moneda: las víctimas ofrendadas.
El objeto de análisis del libro Sacrificio humano y tratamientos postsacrificiales en el Templo Mayor de Tenochtitlan, editado por el INAH, son 99 individuos decapitados y dos infantes recuperados en 26 ofrendas y en el relleno constructivo de esta edificación, principalmente en la plataforma que correspondía al adoratorio del dios de la guerra, Huitzilopochtli, y algunos procedentes de la plaza principal frente a éste.
Este centenar de individuos fue recuperado de las etapas constructivas del Templo Mayor que datan de los periodos de mayor expansión del imperio mexica, los de Axayácatl, Tízoc y Ahuízotl, entre 1469 y 1502. La mayoría de estos contextos arqueológicos salieron al descubierto en la segunda mitad del siglo XX, y se intensificaron a partir de 1978 con la instauración del Proyecto Templo Mayor.


La arqueología ha confirmado lo mencionado en fuentes escritas. Luego del sacrificio, mientras los cuerpos de los inmolados iban a parar probablemente al remolino de Pantitlán o al calpulli (barrio), sus cabezas permanecían en el recinto sagrado de Tenochtitlan. Este segmento anatómico se convertía entonces en un elemento transmutable en significados, como explica la maestra Ximena Chávez Balderas.
“En realidad tenemos los restos de pocas victimas sacrificiales porque el Templo Mayor no fue concebido como el lugar de enterramiento para todas las víctimas, sólo algunas eran llevadas al edificio durante ceremonias específicas; por ejemplo, para consagrarlo durante su inauguración o alguna ampliación. Las cabezas cercenadas se enterraban casi de inmediato a la decapitación, aún con las vértebras cervicales articuladas.
“Otra categoría corresponde a lo que llamamos efigies de deidades. En estos casos los cráneos que estuvieron expuestos previamente en el tzompantli (lo cual se sabe por las fracturas laterales que presentan) o que presentaban perforación basal se sometían a tratamientos de desuello, desarme, algunos eran hervidos o fracturados, para luego pintarlos y decorarlos con atributos asociados a ciertas deidades, principalmente Mictlantecuhtli, dios de la muerte”.


Así, mientras en un primer momento los cráneos expuestos en el tzompantli aludían al carácter intimidatorio del Estado expansionista mexica, o al Árbol de calabazas, símbolo de la fertilidad, tiempo después eran divinizados.
Chávez Balderas abunda que huellas observadas en algunas de las llamadas máscaras-cráneo, indican un uso anterior posiblemente como pectorales o para ser exhibidos en otros edificios. Una vez convertidas en representaciones de los dioses mexicas, estos cráneos se colocaban como parte de ofrendas que en sí mismas simbolizan cosmogramas. En estas oblaciones se reproducen los planos del universo: inframundo, tierra y cielo; y los dioses representados por las máscaras-cráneo aparecen dentro de ellas como protagonistas de historias míticas.
Hay evidencias que permiten proponer que al menos, las cabezas cercenadas de diversas ofrendas se obtuvieron en un mismo ritual y fueron enterradas de forma simultánea. “También es factible que más depósitos sean contemporáneos, en cuyo caso la cantidad de víctimas dista mucha de aquella registrada en las fuentes históricas”, señala la experta.
Destaca el conocimiento de la anatomía humana que tenían los especialistas rituales mexicas, saberes que probablemente pasaron de una generación a otra, incluso antes de arribar a la Cuenca de México. La estandarización de las técnicas de decapitación -—que es un tratamiento póstumo, no  la forma de sacrificio-— así lo confirma.


“Alguna vez se hizo un estudio comparativo entre los individuos decapitados hallados en la Pirámide de la Luna, en Teotihuacan, y los recuperados en el Templo Mayor de Tenochtitlan, éstos por parte del doctor Gregory Pereira y una servidora. Entre los teotihuacanos, el individuo era dispuesto bocabajo, lo cual dificulta el acto en términos anatómicos por la conformación de la columna vertebral. Sin embargo, los mexicas colocaban al sacrificado bocarriba buscando el disco intervertebral, es decir, conocían perfectamente las articulaciones de las vértebras cervicales, y cuál era la manera más expedita de separarlas; no cortaban hueso (algo complejo con las herramientas líticas de que disponían) y preferían seccionar el tejido cartilaginoso que es suave”.
En cuanto a la preparación de cráneos para el tzompantli, utilizaban herramientas puntiagudas para golpear la parte lateral del cráneo donde el hueso es más delgado. Una vez lograda la perforación, se percutía la orilla hasta lograr el orificio donde atravesaría el madero. “De realizar esta acción con un objeto más contundente, pesado o grande, no hubieran logrado ese efecto, hubieran obtenido una fractura irradiada y el cráneo habría sido obsoleto”, anota la investigadora del Proyecto Templo Mayor.
Otro aspecto interesante que aborda la antropóloga en su nueva publicación, es el relativo a la práctica del sacrificio por extracción del corazón, del que sólo se tienen reportados cuatro casos, dos de ellos humanos y un par de felinos. Por códices de la región Mixteca-Puebla y otros procedentes del área oaxaqueña, se sabía que el sacrificio de animales era una práctica común en las culturas mesoamericanas.
Lejos de las representaciones que aparecen incluso en fuentes documentales prehispánicas como el Códice Laud, donde se observa a un sacerdote blandir un gran cuchillo de pedernal sobre el tórax de una víctima para extraer su corazón, la evidencia arqueológica apunta a un método mucho más certero: el acceso a la cavidad torácica desde el abdomen.
“La separación del músculo cardíaco se habría llevado a cabo empleando instrumentos de bordes finos y seguramente de tamaño pequeño, los cuales dejaron numerosas huellas en la cara interna de las costillas. Esto contrasta con las narraciones donde se dice que el corazón se extraía de un solo paso; por el contrario, las marcas muestran que era un proceso más elaborado cuya duración dependía de la pericia del sacerdote”, detalla Ximena Chávez.
Tal vez lo más estandarizado sea lo que corresponde a las edades de los individuos sacrificados, la mayor parte de ellos, 90 %, se hallaban en una edad productiva, entre los 15 y los 40 años, correspondiendo la mayoría al intervalo entre los 20 y 30 años. En cuanto al sexo de las víctimas sacrificiales y sus orígenes, hay una variabilidad que también rompe con los prejuicios.
“A lo largo del siglo XX se fue forjando la idea de que las víctimas sacrificadas entre los mexicas correspondían sobre todo a guerreros cautivos. En ese sentido, lo que nos dicen las fuentes coloniales sí tiene correlación con lo que hallamos en el contexto arqueológico, se sacrificaba en su mayoría a hombres, pero también encontramos mujeres y muchos niños, aunque éstos eran ofrendados principalmente en el Templo Mayor del lado correspondiente al dios de la fertilidad, Tláloc.
“Estudios de isotopía y de genética que han realizado colegas, como Alan Barrera, Diana Bustos y Diana Moreiras, dejan ver un panorama que apunta a que varios de los sacrificados, aunque procedían de otros lugares (como los actuales territorios de Hidalgo, Guanajuato y Zacatecas), vivieron un buen tiempo en Tenochtitlan, lo cual ya no resulta tan compatible con el ‘patrón’ del guerrero capturado en batalla y sacrificado poco después en la ciudad de los mexicas. Eso nos hace pensar en lo que dicen las fuentes históricas, sobre todo fray Diego de Durán, respecto a que los esclavos comprados eran un componente muy importante de los rituales sacrificiales”, abunda.
La candidata al doctorado por la Universidad de Tulane, trabaja actualmente en un estudio comparativo entre las prácticas sacrificiales y los tratamientos póstumos en humanos y en animales. Para ello ha incorporado a su análisis a los individuos recuperados durante la séptima temporada del Proyecto Templo Mayor en la Plaza Oeste, incluidos más de tres mil fragmentos óseos; y una gran cantidad de restos de animales (caso de la Ofrenda 126 hallada bajo el monolito de Tlaltecuhtli).

domingo, 15 de octubre de 2017

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Voto joven

El día que los jóvenes descubran el poder de su voto México cambiará. Al sufragar tienen la capacidad de colapsar el sistema de partidos, el cual es señalado de corrupto y perverso, razón por la cual el 75 % de este sector de la población se niega a participar en las elecciones.
Hoy están de moda los candidatos independientes y el voto juvenil puede ser un factor determinante para sacudir un sistema de partidos que hunde los esfuerzos por alcanzar la democracia y la justicia social.
Y es que en tres jornadas electorales anteriores los ciudadanos dejaron de votar y todo continúo igual; anularon su voto y nada cambio.
Qué pasaría al cambiar el voto radicalmente ante la falta de credibilidad de los partidos políticos.
Así, el voto de castigo se puede convertir en el voto útil, que represente un golpe sobre la mesa de los ciudadanos cansados de promesas incumplidas. Una llamada de atención a una administración que tiene paralizado el mercado interno donde la clase trabajadora paga desde los salarios de funcionarios que no funcionan, hasta las frivolidades de sus familias.
Los jóvenes pueden hacer valer sus casi 25 millones de votos y cambiar todo el panorama, acabar con un sistema de partidos caduco, enseñarles que en tres años pueden hacer lo mismo, por lo que los que llegan se verán obligados a cumplir, a dar resultados o se irán al basurero de la historia.
Para el 2009, las elecciones intermedias la lista nominal fue de 77.470,785 ciudadanos, con una participación del 44.61 %, es decir 55.39 %, más de la mitad, mientras que los votos nulos sumaron 1,867,729, lo que representó el 2.41 % del total.
En el proceso anterior, 2012, cuando llegó Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, la lista nominal se conformó por 70,49,286 ciudadanos, con una participación en la jornada electoral del 63.08 %, es decir 36.92 % de abstencionismo y 1,236,857 votos anulados, lo que representa 1.75 % del total.
Desde mi punto de vista la conclusión es muy simple: Al dejar de votar nada cambiamos, de anular el sufragio las cosas siguen igual.
Hay que hacer lo que los partidos políticos no esperan, el voto de castigo al que no cumple, sacar del poder cada tres años a los que no sirven y no dejarlos regresar jamás.
Textualmente hay que decirlo: Es momento de hacer del voto un arma de la democracia, darle garras y dientes, castigar al que no cumplió, colapsar un sistema de partidos anquilosado que sólo sirvió para enriquecimiento de unos cuántos.

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La construcción del Colegio Enrique Rébsamen no era segura

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Conocer zonas de riesgo y tipos de construcción evita que un fenómeno natural sea desastre social, señaló Carlos Valdés González, director general del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Tampoco son seguras las construcciones a las que, sin una cimentación adecuada, se les agregan pisos como ocurrió con el colegio Enrique Rébsamen, añadió.
“En México hay muchas construcciones antiguas con columnas muy delgadas para el peso que soportan, y otras que en vez de columnas utilizan doble ladrillo”, alertó Valdés González, quien también es investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM
Es posible evitar que un fenómeno natural se convierta en desastre social si autoridades, expertos y ciudadanos reducimos la vulnerabilidad con conocimiento sobre un evento sísmico y los materiales e ingeniería de construcción, e implementamos proyectos de prevención en viviendas y planes familiares y laborales de protección civil, subrayó.
En el auditorio B de la Facultad de Química (FQ), en donde impartió la conferencia “Los sismos en México y las construcciones sismorresistentes: ¿Qué hacer?”, sostuvo que como ciudadanos debemos usar el sentido común y observar cómo están construidas nuestras casas, departamentos, oficinas y escuelas.
También, en todos los lugares a los que acudimos hay que saber en dónde están las salidas de emergencia, que no siempre saltan a la vista.
“Debemos saber si la zona en la que estamos es de más riesgo (en general es más peligrosa en el centro de la ciudad, pues hay más sedimentos blandos del antiguo lago donde se fundó la urbe), el año de construcción de nuestra vivienda y conocer los planos y materiales de la misma”, recomendó.
Elementos a observar
Entre los factores que hay que observar destaca la presencia de columnas gruesas que sostengan el edificio. “En México hay muchas construcciones antiguas con columnas muy delgadas para el peso que soportan, y otras que en vez de columnas utilizan doble ladrillo, lo que no tiene resistencia”, alertó.
Tampoco son seguras las construcciones a las que, sin una cimentación adecuada, se les agregan pisos arriba, como ocurrió con el colegio Enrique Rébsamen.
En casos de que sean endebles por dentro, las viviendas se pueden reforzar por fuera (como varios edificios tras el sismo de 1985) con un sistema de contraventeo, elemento estructural (muchas veces en forma de X) que hace rígida la estructura, distribuye los esfuerzos producidos por los diferentes tipos de carga y los transmite a la cimentación. El contraventeo evita el pandeo de las estructuras bajo cargas verticales y conserva la estabilidad lateral de las mismas, explicó.
De acuerdo con el reglamento de construcción vigente en nuestra metrópoli, debe haber una separación entre dos construcciones, para evitar el golpeteo en caso de sismo.
Otro factor a considerar es el peso (muchas veces toneladas extra) de cisternas y “salchichas” de gas estacionario en las azoteas de edificios, muy peligrosas en caso de colapsarse la construcción.
Valdés González recomendó establecer planes familiares y laborales de protección civil.
“Es importante tener una mochila de emergencia con latas que se abran fácilmente, agua, un botiquín, una linterna, un impermeable y una USB con los documentos principales escaneados (actas de nacimiento, pasaportes, credenciales y escrituras de la vivienda, por ejemplo)”.
De igual manera, sugirió incluir en esa memoria externa fotografías recientes de cada integrante de la familia, incluidas las mascotas, para usarse en caso de que haya algún desaparecido.
Finalmente, propuso replicar este ejercicio entre los grupos de las oficinas y repetir los simulacros con mayor frecuencia en todos los ámbitos.

Expresar emociones, indispensable para niños afectados por sismos


Expresar emociones y acompañamiento familiar, indispensables para niños afectados por sismos, aseguró Carmen Gabriela Ruiz Serrano, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Deben tener contextos de seguridad, en donde haya gente disponible y dispuesta a escucharlos, sugirió.
Lo anterior, ante las repercusiones psicológicas de los sismos, es preciso que los adultos acompañen a los niños, respondan sus preguntas, promuevan la expresión de sus emociones y los provean de contextos de seguridad en donde haya gente disponible y dispuesta a escucharlos, dijo.
En la medida en que la familia y la comunidad en general se encuentren más receptivas y tranquilas, el pequeño podrá procesar la situación de manera más fácil, indicó.
Además, es importante que el adulto tenga acciones de autocuidado y sea capaz de tranquilizarse, porque esto impactará en los infantes y ellos, a su vez, tendrán más herramientas y habilidades para afrontar los efectos del suceso catastrófico.
De acuerdo con la organización Save the children, hay ciertas actitudes y acciones que pueden favorecer la expresión de los niños para procesar este tipo de eventos: abrir la conversación con ellos, es decir, no ocultar, no pensar que no entienden, mantener la calma, hablarles de manera sencilla y sin rodeos, con un lenguaje claro, y propiciar que expongan su propia experiencia, refirió.
Es trascendental responder a sus cuestionamientos y explicarles que se trata de un fenómeno natural, en donde no interviene la voluntad del hombre y por lo tanto no se puede controlar.
De igual manera, se les debe dejar en claro la importancia de regresar a la normalidad. “No se trata de ignorar lo que pasó, sino de hacerle entender que, por ejemplo, la escuela es segura. No podemos permanecer hipervigilantes, el miedo es necesario porque nos mantiene alertas, pero no debemos estar así todo el tiempo, porque se inhibe nuestra capacidad de acción”.
Ruiz Serrano resaltó que también es adecuado aclararles que un sismo no es castigo divino, ni que ocurrió porque se portaron mal. “Al decirles que es parte de la vida podrán afrontarlo mejor”.
Si el pequeño tiene trastornos del sueño, le cuesta trabajo concentrarse o le pide a sus padres o cuidadores dormir con ellos, hay que aceptar la petición porque se siente inseguro, aconsejó.
“Más adelante llegará la estabilidad, pero por el momento hay que entender las emociones que los invaden y hacerlos sentir que siempre estaremos con ellos”.
La universitaria expuso que hay acciones que se deben definir, como establecer rutas de salida y puntos de reunión. Si como familia deciden llevar ayuda a un centro de acopio o a un sitio específico, se debe permitir a los niños involucrarse, porque de esa manera se sentirán útiles y aliviarán la desesperanza y el dolor que pudieran sentir.
De esta experiencia los menores de edad pueden aprender aspectos como el sentido de la pérdida –si es el caso–, estar atentos, ser solidarios y empáticos, concluyó.

jueves, 12 de octubre de 2017

Mapeo de suelo de la CDMX identifica fracturas


Las delegaciones que tienen un mayor número fracturas son Benito Juárez, Cuauhtémoc, Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco, reveló el mapeo de suelo de la Ciudad de México, elaborado por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esta información es valiosa para la planeación de la reconstrucción de la urbe luego del sismo del pasado 19 de septiembre, dijo Dora Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias (CGeo).
Acusó que la extracción del agua es el factor que detona y pone en evidencia las debilidades que ya existían en el suelo, pues por el estrés hídrico el subsuelo se consolida y compacta, y las irregularidades y discontinuidades comienzan a manifestarse o propagarse hacia la superficie.
Al hablar del avance que se tiene en el mapeo, cuyo reporte final será presentado la próxima semana, resaltó que el mapa permite conocer en dónde se ubican las principales fracturas que afectan la infraestructura de la Ciudad de México; información altamente valiosa, sobre todo ahora para la planeación de la reconstrucción de la urbe luego del sismo del pasado 19 de septiembre.
El mapa fue terminado por expertos del Centro de Geociencias (CGeo). Al respecto Carreón Freyre, responsable académica del Centro de Evaluación de Riesgo Geológico (CERG) de la Delegación Iztapalapa, recordó que este trabajo inició a finales de 2016, como parte de un proyecto impulsado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y la UNAM.
Además este proyecto ha permitido identificar la vulnerabilidad física del suelo de la Ciudad de México (susceptible a fracturarse) y estimar la fragilidad social en zonas de fracturamiento, pues este problema afecta de diferente manera a la población, dependiendo del nivel socioeconómico.
Hay gente que dedica una parte importante de sus ingresos para levantar una barda o construir un cuarto, así que su resiliencia ante una contingencia es distinta a la de la población económicamente más estable, detalló.
La universitaria ha trabajado en estos temas en la Ciudad de México desde 2007, cuando una fractura que se abrió repentinamente en la Delegación Iztapalapa llevó al establecimiento del CERG. “Se realizó el mapa de fracturas en esa demarcación entre 2008 y 2012, años en los que se laboró con los delegados en turno para contribuir a disminuir el riesgo asociado para la población mediante una zonificación adecuada y el diseño de distintas medidas de mitigación”.
Esto fue lo que llevó al Cenapred a buscar al equipo de Carreón Freyre, con el objetivo de ampliar la búsqueda y cartografía de dichas fracturas que, se encontró, afectan a 15 de las 16 delegaciones de la CDMX, aunque las que tienen mayor número son Benito Juárez, Cuauhtémoc, Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco.
“La distribución de las fracturas en la base de la ladera de la Sierra de Santa Catarina, en Iztapalapa, es muy similar del otro lado, en Tláhuac, y también en Xochimilco, en la base de la ladera de la Sierra Chichinautzin. Existe una relación directa entre la aparición de las fracturas y las áreas de contraste entre las zonas del lago y los edificios volcánicos”, explicó.
Al comparar los mapas de fracturas con los sitios dañados por los sismos de 1985 y 2017, se identificó que los edificios colapsados se sitúan en las zonas con más fracturas, especialmente en las delegaciones Benito Juárez y Cuauhtémoc. “Ambas se ubican en una especie de fosa delimitada por dos fallas, que atraviesan la ciudad de norte a sur”.
En el caso del área de gran afectación al sur de Iztapalapa, limitando con Tláhuac, señaló que se trata de fracturas que ya estaban reportadas y que en el último sismo se manifestaron como desplazamientos verticales del suelo, de casi un metro.
Sobre el origen de estas fracturas en nuestra metrópoli, la investigadora precisó que el principal motivo es el contraste entre los materiales volcánicos y los de relleno del lago.
“Se debe estudiar cada zona, porque los contactos litológicos son planos de debilidad, con una distribución distinta en las zonas de transición o de pie de monte, montañosas o lacustres. Por ello, además de conocer los efectos de los sismos en estos tipos de suelo, es importante saber qué tan susceptibles son de fracturarse”.
La extracción del agua es el factor que detona y pone en evidencia las debilidades que ya existían en el suelo, pues por el estrés hídrico el subsuelo se consolida y se compacta, y las irregularidades y discontinuidades que ya estaban comienzan a manifestarse o propagarse hacia la superficie, explicó.
La universitaria reconoció que el agua es un recurso indispensable, por lo que es fundamental mejorar la gestión del recurso subterráneo en zonas urbanas; además, resaltó, las fracturas no son aleatorias, se pueden cartografiar y predecir hacia dónde se propagarán, que es el objeto de este trabajo.
Asimismo recordó que la CDMX se hunde en promedio de 20 a 30 centímetros al año, por lo que esos desplazamientos deben ser considerados en un plan de reconstrucción a corto y mediano plazos.
Para este trabajo, además de los recorridos por la Ciudad de México, Carreón Freyre y su equipo buscaron material bibliográfico y los mapas de riesgo en cada una de las delegaciones políticas. Sin embargo, sólo cuatro demarcaciones cuentan con esta herramienta y ninguna está actualizada.
“Esta investigación fue hecha para la metrópoli y no sólo para un grupo reducido de personas. Lo ideal es que la información sea aprovechada como base para definir cualquier plan de desarrollo urbano encaminado a implementar sistemas de monitoreo y prevención, así como medidas de mitigación adecuadas para cada tipo de fracturamiento”, finalizó.

Congreso Nacional de Paleontología

El director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, abrió las sesiones del XV Congreso Nacional de Paleontología en el Centro Cultural Universitario Bicentenario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con la conferencia magistral El desarrollo de la paleontología en el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el marco jurídico actual.


Desde tiempos remotos y a lo largo de la historia, los fósiles han llamado poderosamente la atención de las personas, quizá por el misterio que los envuelve sobre el origen de la extraña asociación entre lo que fue un ser vivo y en lo que se ha convertido: una piedra. Sin embargo, en México aún falta “humanizar” los resultados de la investigación y acercarlos a la gente, dijo el titular de la institución que, por mandato de ley, desde 1986 se encarga de la investigación, conservación, restauración, recuperación o utilización del patrimonio fósil del país.
El antropólogo resaltó en primer lugar, el interés de la sociedad, a la que muchas veces desde el ámbito académico no se le presta mucha atención, y consideró que la labor pedagógica y divulgativa que tiene que hacer la paleontología para saciar ese interés es fundamental para establecer y fortalecer el vínculo entre la sociedad y la ciencia, tan necesario en estos días.
Por otro lado, dijo que la realidad paleontológica es muchos más rica y compleja pues tenemos en el país verdaderos conjuntos paleontológicos cuya protección no es posible desde el estudio o una perspectiva particular, sino desde una concepción global, integral e integrada, entendiéndolos como espacios patrimoniales que aúnen los propios fósiles con su entorno, señaló.
Así, la creación de estos espacios, la implementación de medidas de protección legal (como espacios protegidos, zonas de amortiguación, entre otras) y su integración en la dinámica socioeconómica es la única posibilidad que realmente tienen los fósiles para sobrevivir y para que sigan proporcionándonos información sobre nuestro pasado.


La experiencia ha demostrado que la única herramienta práctica que realmente ha ofrecido resultados positivos de cara a su conservación ha sido su conceptualización como recurso; su puesta en valor por medio de un proceso de gestión, y su vinculación efectiva y afectiva con la comunidad, a través de la adecuada difusión y un uso público racional y sustentable.
El titular del INAH señaló que a nivel legal eso es posible de la misma manera como se ha hecho con los bienes arqueológicos, aunque en este caso la figura pueda ser de “Área Natural Protegida”. Al respecto existen diferentes prácticas implementadas tanto a nivel arqueológico como paleontológico, están los geoparques o los parques paleontológicos, con suficientes experiencias realizadas en todo el mundo, que pueden ser estudiadas y adaptadas a la realidad mexicana.
Recordó que hasta hace escasas fechas, las administraciones e instituciones encargadas de proteger el patrimonio en la mayor parte de los países, se han centrado en la protección y gestión del patrimonio natural y cultural, que incluye la flora, fauna, los paisajes naturales y las producciones realizadas por el ser humano: históricas, arqueológicas o artísticas, quedando al margen la paleontología al no encajar con claridad en ninguna de esas categorías.
Lentamente esa situación ha cambiado, al incluir normalmente a la paleontología en el marco del patrimonio cultural. Sin embargo, dijo Diego Prieto, esa separación en dos bloques y el hecho de que en el diseño de los sistemas de gestión no se suela contar con paleontólogos, sigue produciendo una gran dificultad para establecer un marco adecuado para desarrollar actividades y proteger yacimientos.
El INAH trabaja en ese sentido pero es en la medida que el peso de la paleontología crezca que se irá reduciendo esa marginalidad. Un ejemplo de éxito actual del trabajo interinstitucional y multidisciplinario, que citó el director general del INAH, han sido los aportes de la arqueología subacuática del instituto a la paleontología mexicana, entre los que destaca el Proyecto Hoyo Negro, en Tulum, Quintana Roo, llevado a cabo desde 2011.
Una inmensa cámara colapsada dentro del sistema Sac Aktun que antes de quedar sumergido por los cambios en el nivel del mar, hace 10 mil años, fue una trampa natural para animales y humanos del periodo del Pleistoceno Tardío: en el sitio se han descubierto restos de 26 mamíferos pertenecientes a 13 especies, cinco de ellas extintas, como al gonfoterio de tierras altas. Asimismo, el tigre dientes de sable, cánido, osos y dos tipos de perezoso gigante de tierra. Estudios preliminares indican que estos dos últimos podrían ser un género y especie nuevos para la ciencia, en tanto los restos del cánido podrían corresponder a un tipo de carnívoro sudamericano extinto.
Otro tema que tocó el antropólogo Diego Prieto en su ponencia magistral fue el turismo paleontológico que viene produciéndose desde hace varias décadas con gran éxito de público en diferentes lugares del mundo, como Estados Unidos, Argentina y España, lo que supone una fuente de ingresos para las regiones, normalmente rurales, en las que se hallan los yacimientos.
Existen ejemplos que avalan este tipo de actividades y que nos fuerzan a profesionales y administraciones a establecer criterios de actuación, gestión y evaluación que aseguren la viabilidad y sustentabilidad de estos proyectos, señaló.
Consideró que en un mundo cada vez más interconectado, tecnificado, materialista y competitivo, el gran reto al que se enfrenta la paleontología de cara al futuro es conseguir que su trabajo sea reconocido socialmente, que no quede enclaustrado en un círculo cerrado de sus propios investigadores y alcance una función social realmente significativa.
“El futuro pasa por ‘humanizar’ esos trabajos y realizar una amplia tarea de difusión y divulgación, creando una narrativa que permita hacerlos accesibles y comprensibles al gran público, en una asociación de museos, asociaciones civiles y académicas. De este modo la vida de los fósiles no quedará solamente en las piedras, sino también en nuestra memoria”.
El Congreso Nacional de Paleontología es organizado por la Sociedad Mexicana de Paleontología, con el objetivo de difundir y enriquecer las investigaciones en las diferentes áreas de esta ciencia. La presente edición tiene lugar del 26 al 30 de junio en la histórica ciudad de San Luis Potosí, que para el siglo XVII asumió el rol como la metrópoli más importante del norte de México y su dominio se extendió hasta Nuevo México (hoy Estados Unidos).