sábado, 19 de septiembre de 2015

México lleva en su corazón esa grieta que dejó el terremoto del 19 de septiembre


Por Adalberto Villasana*

Hoy hace tres décadas los mexicanos vivieron la peor tragedia natural de la historia moderna, los terremotos dejaron miles de muertos y una destrucción incalculable. Pero dentro de la tragedia floreció la solidaridad que los caracteriza, en cada hombre y mujer despertó un héroe que ayudó de inmediato a quién tenía a lado y lo necesitaba.
En medio de la devastación se vivió uno de los pasajes más emotivos de unidad entre los mexicanos, cuando aún la tierra se movía, ya filas de hombres que parecían “hormigas” quitaban pierdas y liberaban a quienes se encontraban bajo los escombros.
Aparecieron los héroes, Los Topos, La Pulga y muchos miles más que de manera anónima trabajaron sin descanso en el rescate, y el “ejército de adelitas”, mujeres que se organizaron para llevar comida a quienes estaban día y noche en el retiro de escombros, además de que atendieron heridos.
Así, el reloj de la Torre Latinoamericana quedó como mudo testigo de las escenas al quedar detenido a las 07:19:49 horas, de ese tristemente recordado 19 de septiembre, el cual dejó heridas que jamás cerrarán.
El movimiento telúrico del 19 de septiembre, en el DF alcanzó los 8.1 grados en la escala de Richter, sacudió las entrañas de la Tierra por alrededor de dos minutos. Su epicentro se localizó frente a las costas michoacanas y tuvo su mayor réplica al día siguiente, 20 de septiembre, a las 19:38 horas, con una magnitud de 7.9 grados.
La cifra oficial quedó en 4,564 muertos, pero la gente no lo cree, habla de por lo menos ocho mil y los cálculos mayores de 20 mil. A 30 años de la tragedia los mexicanos consideran que no hay una cifra creíble de defunciones, más aún porque recuerda una ciudad en ruinas.
“Los día del terremoto” como los conocemos al paso de los años, marcaron la vida de varias generaciones de mexicanos. Principalmente de quienes renacieron de entre los escombros, como “los niños milagro”, en los hospitales de maternidad; los sobrevivientes de Tlatelolco, de Televisa. Los hoteles Regis y Del Padro; luego los días del rescate del mural de Diego Rivera “Un paseo por la Alameda”, tantas cosas que hay que recordar de ese 1985.
Recordamos al tenor Plácido Domingo y su ejemplar solidaridad con el pueblo de México, quien acudió a Tlatelolco. “Fue una tragedia que nos hermanó”, expresaron condóminos de Tlatelolco.
La ciudad se colapsó, pero su gente no, así fue, mexicanos que nunca se rindieron, qué mantuvieron la esperanza de rescatar con vida a quienes se quedaron debajo de los escombros del edificio de Súper Leche en el Eje Central, o en el las costureras de la Calzada San Antonio Abad, o bien los empleados Federales de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, así como de Televisa Chapultepec.
Esos días que parecieron eternos estuvieron formados de minutos y horas de angustiosas tareas de rescate. Muchos pasaron días bajos los escombros y cada rescate de un compañero vivo era motivo de júbilo, que le daba energía a la gente de seguir retirando piedras de montañas que parecía que no perdían tamaño. También quedó un gran dolor, fosas comunes de restos humanos irreconocibles, los desaparecidos. México lleva en su corazón esa grieta que dejó el terremoto del 19 de septiembre.

*Publicado en LAPRENSA 19-SEP-2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario