sábado, 17 de enero de 2015

Magnificat, exposición para ver y oír en el Museo Nacional del Virreinato



El público tiene la oportunidad de admirar los espléndidos ejemplares de la época colonial y de escuchar piezas en una sala donde se reproduce el contenido de las obras.
Es así una exposición para ver y oír. Magnificat. Los secretos de los libros de coro, está integrada por 19 de los 92 volúmenes que forman parte de la colección del Museo Nacional del Virreinato. Se trata de obras de gran tamaño y belleza, creadas en España y Nueva España durante la época colonial, que se utilizaban en las ceremonias litúrgicas de catedrales, iglesias y conventos.
Además de admirar los espléndidos ejemplares y poder adentrarse en la vida de los libros, desde su creación, usos y desusos, hasta los procesos de conservación, el público también tiene la oportunidad de escuchar algunas piezas en una sala donde se reproduce el contenido de las obras.
Inaugurada hace un par de meses, con motivo de la celebración del 50 aniversario del museo, la muestra organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) permite descubrir la historia, la época, la manufactura, el arte musical y los trabajos de preservación que encierra cada volumen.
A través de seis unidades temáticas, se ofrece un amplio panorama de los libros y la importancia de conservar las obras por su valor artístico, técnico, simbólico e histórico. En la sala introductoria el público puede escuchar fragmentos de dos composiciones representativas del canto llano y del canto polifónico, con el fin de que identifique sus principales características y las diferencias que existen entre ambos estilos.
Los siguientes apartados conducen al espectador por la historia, el uso, la elaboración, los agentes de deterioro y la restauración de los libros (similares a los manuscritos medievales y renacentistas).
Hechas en pergamino y con bellos decorados e iluminaciones lo suficientemente grandes para que el coro de una iglesia pudiera leerlas, estas piezas fueron creadas como instrumentos litúrgicos que propiciaran la alabanza y la adoración solemne a Dios. Por ello, su contenido responde a las festividades del calendario litúrgico: Natividad, Pascua, tiempo cristológico y santoral de la Virgen María, mártires y santos.
En la Nueva España tuvieron también una función catequística, ya que al entonar los salmos o las lecturas del cabildo, los cantores y oyentes, que sabían latín, aprendían y reiteraban los dogmas católicos, la vida de Jesús, sus acciones y enseñanzas. Además, estos ejemplares eran utilizados como libros de estudio para los niños que integraban el coro.
Una de las primeras selecciones de los cantos que se entonarían en las iglesias, según el año litúrgico, fue realizada por San Gregorio Magno (540-604 d.C.), por lo que son conocidos desde entonces como cantos gregorianos. Su interpretación podía ser a un solo ritmo o al de varias melodías entonadas en un mismo tiempo; al primero se le denomina canto llano y al segundo, polifónico.
Una característica de las páginas de los libros de coro son sus colores, pues las notas y los textos en latín están iluminadas principalmente de color negro, en tanto que el rojo se utilizaba para rúbricas, epígrafes, abreviaturas y asteriscos para indicar la respiración a los cantores.
(Información y Fotografías INAH)

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