sábado, 24 de enero de 2015

Ciudad de México, de islote en medio del lago a metrópoli




Con el objetivo de acercar al público al proceso de cambio que la Ciudad de México experimenta al paso del tiempo: y de ser un islote en medio de un lago a la metrópoli que es hoy, se presentan la exposición El patrimonio arqueológico de la Ciudad de México, montada en las Rejas de Catedral (República de Guatemala), en el Centro Histórico.
La exhibición, que da cuenta de la labor que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realiza en la salvaguardia de los vestigios arqueológicos, es organizada en colaboración con el Centro Cultural de España en México (Ccemx). Se compone de 24 fotografías acompañadas con infografías y mapas temáticos.
Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), refirió que la arqueología hace posible ver el interior de la ciudad.
Nuestro país, dijo, de frontera a frontera, cuenta con un pasado histórico muy importante, algo que es palpable en sus vestigios. Por tal razón, para los arqueólogos es un reto el poder conciliar el desarrollo de las grandes urbes con la protección de este patrimonio cultural que yace en el subsuelo.
Acompañado de Carlos Ruiz González, director del Ccemx, Francisco Sánchez Nava destacó que para el rescate del patrimonio arqueológico, las obras de infraestructura son una oportunidad única e irrepetible para recuperar información, ejemplo de ello han sido las realizadas para la construcción de las líneas que integran el Sistema de Transporte Colectivo (SCT) Metro.
Tras la apertura de la exposición, el arqueólogo dictó la conferencia El pasado prehispánico de la Ciudad de México y la investigación arqueológica a 75 años del INAH, en la que rememoró que la experiencia en materia de salvamento arqueológico “data de 1967, al iniciarse las obras de construcción de las primeras tres líneas de dicho sistema. Aunque los hallazgos fueron numerosos (monolitos, restos óseos, cimentaciones prehispánicas y coloniales, entre otros), no fue fácil articular los trabajos arqueológicos a los ritmos de la obra. No obstante, el aprendizaje acumulado fue posible verterlo en la planeación de las etapas subsecuentes de construcción del Metro”.
Mencionó que tales labores se llevaron a cabo entre 1967 y 1968, siendo hasta cuatro años después, en enero de 1972, cuando se promulgó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, que da a los vestigios arqueológicos muebles e inmuebles el carácter de bienes propiedad de la nación.
A partir de ello, puntualizó, al reiniciarse los trabajos de construcción de esta red de transporte, en 1977, las investigaciones de salvamento arqueológico se plantearon con mayor claridad jurídica, estratégica y metodológica.

(Información INAH / Fotografía Melitón Tapia-INAH)

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