lunes, 13 de abril de 2015

#TEXTUALes


Razones para votar

El día que los jóvenes descubran el poder de su voto este país cambiará. Al sufragar tienen la capacidad de colapsar el sistema de partidos, el cual es señalado de corrupto y perverso, razón por la cual el 75 por ciento de éste sector de la población se niega a participar en las elecciones.
Y es que en las tres jornadas electorales anteriores los ciudadanos dejaron de votar y todo continúo igual; anularon su voto y nada cambio.
Hoy puede ser el momento de colapsar el sistema de partidos en México al salir a votar. Qué pasaría al cambiar el voto radicalmente ante la falta de credibilidad de los partidos políticos.
Qué pasa sí el PRI se convierte en una minoría en el Congreso que sirva de contrapeso a la Presidencia de la República; qué pasaría al perder el PRD en el Distrito Federal la mayoría en la Asamblea Legislativa, además de perderlas jefaturas delegacionales.
Así, el voto de castigo se puede convertir en el voto útil, que represente un golpe sobre la mesa de los ciudadanos cansados de  promesas incumplidas. Una llamada de atención a una administración que tiene paralizado el mercado interno donde la clase trabajadora paga desde los salarios de funcionarios que no funcionan, hasta las frivolidades de sus familias.
Los jóvenes pueden hacer valer sus casi 25 millones de votos y cambiar todo el panorama, acabar con un sistema de partidos caduco, enseñarles que en tres años pueden hacer lo mismo, por lo que los que llegan se verán obligados a cumplir, a dar resultados o se irán al basurero de la historia.
Por ejemplo: en el 2006, cuando Felipe Calderón del PAN fue designado Presidente de la República, de acuerdo con las estadísticas del Instituto Nacional Electoral (INE), la lista nominal estuvo conformada por 71.374,373, la participación ciudadana en esa jornada electoral fue de 57.72 %, es decir casi 40 % de abstencionismo y fueron anulados 1.033,665 sufragios, lo que representó el 1.44 %del total.
Para el 2009, las elecciones intermedias la lista nominal fue de 77.470,785 ciudadanos, con una participación del 44.61 %, es decir 55.39 %, más de la mitad, mientras que los votos nulos sumaron 1,867,729, lo que representó el 2.41 % del total.
En el proceso anterior, 2012, cuando llegó Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, la lista nominal se conformó por 70,49,286  ciudadanos, con una participación en la jornada electoral del 63.08 %, es decir 36.92 % de abstencionismo y 1,236,857 votos anulados, lo que representa 1.75 % del total.
Desde mi punto de vista la conclusión es muy simple: Al dejar de votar nada cambiamos, de anular el sufragio las cosas siguen igual.
Hay que hacer lo que los partidos políticos no esperan, el voto de castigo al que no cumple, sacar del poder cada tres años a los que no sirven y no dejarlos regresar jamás.
Los jóvenes con el poder de su voto tienen  la posibilidad de demandar educación de calidad, empleos con salarios justamente remunerados, dar un golpe sobre la mesa y decir que están cansados de funcionarios que se enriquecen en tres años, que justo es decirlo son de todos los partidos.
Textualmente hay que decirlo: Es momento de hacer del voto un arma de la democracia, darle garras y dientes, castigar al que no cumplió, colapsar un sistema de partidos anquilosado que sólo sirvió para enriquecimiento de unos cuántos, como los nuevos ricos que vivían en Iztapalapa y salieron con residencia en Jardines del Pedregal de San Angel.


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