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Otro
México, otra educación
Cada año 1.2 millones de niños
y jóvenes abandonan la educación obligatoria en México, 6 mil al día, y que de
ese total 700 mil dejan la educación media superior; es decir, 3 mil 500 cada
día del calendario escolar.
El país no es homogéneo como
tampoco lo es el proceso de aprendizaje en los estudiantes, porque cada uno
vive una realidad y, en cada región de la nación otra.
Además, en la actualidad el
promedio de escolaridad es más alto que en años pasados, pero en una de las
cifras negras de las evaluaciones habrá que ver si ahora es de mejore calidad.
En la población mexicana con
rango de edad entre los 20 y 24 años, el 86% tiene al menos la educación básica
completa, es decir tiene certificado de secundaria, pero de acuerdo con las
evaluaciones internacionales más de la mitad tiene deficiencias en compresión
de la lectura, razonamiento matemático y de ciencias ni hablar.
Lo anterior, creo yo, es como
resultado de que se trabajo para las estadísticas, pero se olvidaron de dotar
al alumno de los conocimientos, destrezas y competencias que conforman una
enseñanza de calidad, que da las herramientas para el desempeño profesional y
laboral.
Del rango de edad de 25 a 34
años, el 45% tiene la educación media superior completa; en tanto que de los 55
a los 64 años 42.2% tiene enseñanza básica; el 23.5% la media superior y sólo
el 16 la licenciatura, en todos los casos con certificado y/o título en mano.
Me queda claro que la
educación no se da por decreto presidencial ni por una ley aprobada en los
congresos, es resultado del trabajo y el esfuerzo del maestro y el compromiso
del alumno; la fórmula no ha cambiado. Sin embargo, la reforma educativa, los
decretos y las leyes en la materia suben y bajan de los poderes legislativo y
ejecutivo en turno, pero en los últimos 30 años son pocos los cambios.
Textualmente hay que decirlo:
en medio de la pobreza y la necesidad muchos jóvenes aprovechan la oportunidad
de la educación pública, aprenden y destacan; otros tienen otras metas y otros
intereses. La reforma educativa esta en la actitud dentro del aula, no en la
tribuna del congreso o en una oficina pública, en la que se toman las
decisiones de destinarles recursos o no.
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