domingo, 19 de noviembre de 2017

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Salario mínimo, un crimen

De verdad, como decía las abuelas: “no hay dinero que alcance”, y ahora menos. El deterioro económico que padece el pueblo de México es evidente. El salario mínimo es un crimen contra la clase trabajadora, porque con él no se puede adquirir ni siquiera lo mínimo indispensable.
Tan sólo hay que citar la cifra del incremento en el precio de las gasolinas, el cual repercute en casi todos los elementos de la canasta básica. Pues bueno, en el mes de julio del 2012 el precio del litro de la Magna era de 10.36 pesos, y ayer era de 16.37, lo que representa un incremento del 58.01 %; en el caso de la Premium pasó en el mismo periodo de 10.95 pesos a 18.30, un aumento del 67.12 % y finalmente el diésel está 63.44% más caro al pasar de 10.45 pesos a 17.08 pesos.
En ese mismo lapso el pasaje del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, pasó de tres pesos a cinco, es decir 66.66 %.
Así se las gastan los gobernantes, en los últimos cinco años incrementaron energéticos por arriba del 60 por ciento, al igual que el transporte más usado en la Ciudad de México. Los resultados no han sido los esperados.
Son los mismos servidores públicos que argumenta que el incremento al salario de la clase trabajadora es inflacionario, por lo que autorizan alrededor del 3 % anual.
El Centro de Análisis Multidisciplinario, de la Facultad de Economía de la UNAM, señala: “Gobernantes, empresarios y políticos oportunistas han expresado en diversos foros y medios de difusión su postura sobre el salario mínimo. Unos y otros apoyándose en criterios falsos, asesores caros pagados con dineros públicos y teorías alejadas de la cotidianidad de la vida de las familias trabajadoras, lo único que han podido mostrar con su ignorancia y omisiones sobre la situación real de los salarios en México es su desprecio por las clases trabajadoras y su complicidad con el crimen que ha sido el imponer durante décadas salarios que año tras año alcanzan para menos”.
La realidad que padece la clase trabajadora mexicana es muy diferente a la pregonan los administradores del país, basta con asomarse a los mercados populares, para constatar la difícil situación que enfrentan los trabajadores.
Textualmente hay que decirlo: Urge reactivar la economía interna, ante la amenaza de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se cancele o se vea reducido. Un salario digno para la clase trabajadora repercutiría en la reactivación del mercado interno, con un impacto, seguramente positivo para todos los mexicanos.

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