lunes, 15 de mayo de 2017

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Doble discurso con el magisterio en México

Existen un doble discurso de los gobiernos Federal y estatales hacia el magisterio mexicano; cuando son evaluados los tratan con parámetros del primer mundo y la mal llamada “reforma educativa” que se centra en lo administrativo, con evaluaciones que les demanda el máximo, pero cuando se trata de las remuneraciones por su gran labor, se apela a su sensibilidad y “la difícil situación por la que atraviesa el país”.
Hoy el doble discurso oficial está exhibido, la demagogia con la que se trata el tema del Día del Maestro es palabrería, porque en los hechos, además y principalmente, el apostolado del magisterio se vive cada día, con escuelas que presentan carencias, alumnos desnutridos y ni hablar de la inseguridad que se padece en gran parte del país, cuando los niños salen a la escuela la madre se queda con el rosario en la mano.
El progreso del Sistema Educativo Nacional tiene dos piedras enfrente: Los políticos de siempre y el sindicato de costumbre. Un país que cambia para no cambiar, los mismos personajes en el poder y los maestros de siempre que reman contra corriente.
Acaba el sexenio y los funcionarios que “vinieron a reinventar la educación”, se van; los alumnos egresan, pero los trabajadores de la educación permanecen en las escuelas, en espera de nuevas generaciones y con la esperanza de formar a los hombres y las mujeres que lleven a México a los primeros planos en ciencias, arte, industria, arte, humanidades, en todas las áreas y todos los oficios.
En los últimos años se busca crucificar al magisterio, pero: quién a formado las generaciones de las últimas nueve décadas en este país, desde aquel lejano 1921 que se fundó la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Pero, en lo que va de la presente administración federal, los más de 1.2 millones de trabajadores de la educación, tanto de formación básica como de educación media superior y superior, afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), no han siquiera alcanzando un incremento directo salarial superior al tope establecido, ni han superado el 3.5 por ciento desde 2014.
Hay que recordar que fue en 2013 cuando se otorgó un incremento directo al salario de 3.9 por ciento para maestros y trabajadores de educación básica, mientras que en prestaciones fue de 1.7 por ciento y de 0.35 por ciento para el fortalecimiento del salario.
En el caso del personal homologado –de educación media superior y superior– la mejora en el ingreso fue de 3.9 por ciento directo al salario y de 2.4 por ciento en prestaciones que incluyó apoyo para despensa, adquisición de material didáctico, servicio de guardería, ayuda para la adquisición de libros y vales de fin de año, y 90 millones para el Sistema de Desarrollo Profesional de Carrera.
Y el año pasado el aumento directo al salario para el magisterio de educación básica fue de apenas 3.15 por ciento, 1.9 en prestaciones y de 0.35 por ciento para el fortalecimiento al salario.
Textualmente hay que decirlo: Hay un doble discurso de la clase política hacia el magisterio, que sólo es visto como botín político electoral, pero ni sus condiciones laborales ni profesionales son mejoradas. Aún prevalecen rezagos importantes en la infraestructura de las escuelas y la pobreza y la violencia que padece el país repercute en los resultados. Pero el profesor siempre está en su aula y en l marcha en demanda de una mejor educación pública por el bien de la nación. Feliz Día del Maestro.

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