lunes, 4 de abril de 2016

TEXTUAL-es




Falla estructural

El Sistema Educativo Nacional presenta severas fallas estructurales que no se solucionarán con reformas administrativas y programas cosméticos; se requiere de acciones de fondo. ¿Estudiar para qué?
Como ya se ve el maestro es tratado deshumanizadamente, de hecho todos los trabajadores de la educación. Son evaluados, sancionados y algunas veces premiados, por hacer lo mismo que se hace desde hace mucho tiempo y bueno, ya conocemos los resultados: baja comprensión de la lectura y mal razonamiento matemático.
Uno de los principales factores es que la Secretaría de Educación Pública (SEP) desde hace mucho tiempo tiene un administrador público al frente, un burócrata con aspiraciones y deseos de hacer, lo que llaman, “carrera política”, pero los grandes educadores, los que saben de procesos de enseñanza-aprendizaje, los que conocen la realidad de las escuelas, esos no son tomados en cuenta al hacer reformas “educativas”.
Hay que reconocer que el Sistema Educativo Nacional es uno de los más grandes y complejos de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); tiene sus carencias, pero también sus aciertos, toda vez que atiende a más de 30 millones de alumnos en todos los niveles, una cuarta parte de la población en el país va a la escuela. Ahora el reto es que sea una enseñanza de calidad, útil para la vida y el trabajo del individuo.
Sin embargo, persisten las desigualdades estructurales, lo cual polariza de manera significativa a la población escolar, en la que se puede encontrar alumnos de excelencia y también muchos con marcadas deficiencias.
Ello implica escuelas en malas condiciones y profesores menos capacitados o con pocos recursos didácticos y humanos, quizás alumnos mal alimentados, que llegan cansados a la escuela, el problema es multifactorial. Disparidades que tienden a replicarse en todos los niveles escolares, pero son remarcadas en las zonas más  pobres, cuya población usualmente accede a una instrucción que no cubre los parámetros mínimos de calidad.
Hay estimaciones del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) del 2014 que indican: cerca de 4.5 millones de niños y jóvenes de entre tres y 17 años no acudieron a la escuela, lo que representó 13.2 por ciento de la población total en este rango de edad.
En el país la población en edad escolar seguirá creciendo y que se cuenta con capacidad de acceso para los alumnos de primaria y secundaria, pero no para los de preescolar. En cuanto a la educación media superior, en algunas localidades de México no hay planteles para atender la demanda.
Textualmente hay que decirlo: La capacitación y actualización constante al docente es el camino. No es cesando un profesor como se resuelve el reto de la calidad de la educación en el país. No podemos esperar un mejor desempeño escolar si no hacemos nada por la formación académica de los profesores. Pero no es un tema de premios y castigos, sino de compromisos de la autoridad, de los docentes, padres de familia y alumnos, porque la solución es global.


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