sábado, 20 de febrero de 2016

Tiene el INAH amplia experiencia en el estudio de la diversidad lingüística de México




“El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cuenta con más de 200 investigadores en el ámbito de la antropología social, la historia y la lingüística, quienes llevan décadas de trabajo y experiencia acumulada en torno al estudio de las lenguas maternas, cuyo día internacional se conmemora el 21 de febrero”, dijo el antropólogo José Antonio Machuca Ramírez, quien impartió la conferencia Patrimonio Cultural Inmaterial en México, en la XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
“La lengua es un modo de conceptualizar el mundo, de entenderlo, interpretarlo y sentirlo; es conceptual, pero también implica la comprensión en un sentido múltiple, por ello decimos que con la muerte de un idioma también muere una cultura. Con relación a la diversidad de lenguas indígenas, se ha trabajado para vincular los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas con el plano constitucional”.
El INAH estudia las lenguas en un contexto cultural que abarca diversos rubros, desde el trabajo etnográfico e histórico hasta el relacionado con la cuestión simbólica de las mismas.
“El Seminario Permanente de Lenguas Indígenas de la Dirección de Lingüística del INAH analiza las variantes de cada lengua con el fin de saber abordar las modalidades, por ejemplo, del náhuatl o del maya, en la publicación de la lengua o en su traducción al español”.
Es un foro que busca difundir las investigaciones hechas por el INAH y otras instituciones y universidades nacionales, así como extranjeras, sobre distintos aspectos de las lenguas y culturas de los pueblos originarios, y desde diferentes perspectivas: fonética-fonología, etnosemántica, sociolingüística, morfología, sintaxis, lexicografía, filología.
Sobre el patrimonio cultural inmaterial, Antonio Machuca comentó: “Para algunos especialistas en el tema, el patrimonio cultural debe revestirse de antigüedad, de una solemnidad y de un prestigio atribuido a su relación con los acontecimientos históricos sobresalientes en un país y, principalmente, por su relación con el Estado, con las formas de poder político”.
Otros abogan por el reconocimiento de las expresiones vivas de la cultura y sus formas subjetivadas. Explican que, si no tuviesen esos revestimientos, se les debería considerar a partir de la legitimidad de las luchas de algunos pueblos o grupos en los ámbitos cultural y sociopolítico.
“En los últimos años, ha proliferado la demanda por el reconocimiento de diversas expresiones, no sólo porque expresan la identidad de los grupos indígenas, sino porque para algunos representan la posibilidad de generar ingresos económicos a través del turismo”.
En la evaluación de 2003 de la Convención de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Janet Blake, especialista en el tema, planteó retos importantes para las políticas patrimoniales en al ámbito internacional y para la aplicación de la convención. Uno de ellos es fortalecer esta vertiente con relación a los ámbitos no patrimoniales, como la sustentabilidad, que se extiende a lo cultural, la biodiversidad y la soberanía alimentaria.
Para el investigador, “actualmente se busca precisar y ver los alcances de la noción de patrimonio cultural inmaterial, y también que esta nueva lectura se haga extensiva a esferas como la impartición de justicia, tomando en cuenta el conjunto de prácticas, usos y costumbres de los pueblos indígenas.
“En éstos se entrelazan formas de organización social consuetudinarias, religiosas, políticas, jurídicas. Si nos atenemos a que hay un derecho indígena, estas prácticas existen, prevalecen y son vigentes, pues han servido como modelo, incluso para crear esquemas que generan formas de resolución de conflictos”.

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