domingo, 21 de junio de 2015

Camino Real de Tierra Adentro en bici


Con el objetivo de documentar procesos de construcciones antiguas y hacer un estudio de movilidad en fronteras, Felipe Mendoza Hinojosa, egresado de la Facultad de Arquitectura (FA), intentará cubrir, pedaleando su bicicleta el Camino Real de Tierra Adentro y la Ruta de la Seda.
Se indica que con la traza de un navegante de la antigua estirpe, Felipe Mendoza, recorrerá dos rutas históricas que viajeros hicieron décadas atrás; él lo hará con su propia fuerza motriz sobre dos ruedas, con el objetivo de documentar procesos de cimentaciones antiguas y realizar un estudio de movilidad en bicicleta.
“Me interesa buscar cómo se construía en la antigüedad y por eso quiero transitar la denominada Ruta de la Seda (en el siglo 1 a.C. se extendía por toda Asia y tocaba parte de Europa y África), que abarca territorios que son cuna de grandes civilizaciones edificadas en medio del desierto sin tener muchos materiales. Iré a buscar qué existe y cómo trabajaron a partir del entorno”, apuntó.
Asimismo, utilizará los recorridos para recabar información y emprender una investigación sobre movilidad. “Creo que la salvación de las ciudades es la bicicleta, el poder transportarte de una manera mucho más sencilla; deseo concretar un estudio de cómo se vive la bici en las fronteras, en las urbes, y qué posibilidades tiene para los habitantes de cada una de las regiones”.
El primer periplo para Felipe Mendoza inició el 15 de junio. Viajó de manera convencional hacia Monterrey y de ahí a Nuevo Laredo, para continuar hacia a El Paso, Texas, donde abordó un tren hacia Santa Fe, Nuevo México (Estados Unidos), desde donde descenderá en dos ruedas hasta la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico de la ciudad de México.
Este trayecto, denominado Camino Real de Tierra Adentro (ruta comercial que funcionó desde mediados del siglo XVI hasta el XIX), abarca dos mil 560 kilómetros, dos países y 11 estados, y planea recorrerlo en cuatro semanas.
Mendoza Hinojosa detalló que viajará en promedio 100 kilómetros diarios para lograr el objetivo en aproximadamente 26 días y tener un “colchón” de cuatro para puntualizar investigación y documentación.
“Es una búsqueda por los espacios perdidos y encontrados, donde se puede testimoniar a base de la cartografía, fotografía, croquis y vivencias, la arquitectura, urbanismo, movilidad, topografía, usos y desusos, naturaleza, formas de transitar y habitar los espacios, así como la modificación de los mismos a lo largo de los años”, indicó.
En el segundo itinerario, el egresado de la FA tratará de tejer 14 mil kilómetros en 18 países a lo largo de un año; iniciará el 16 de agosto de 2015 y concluirá el 16 de agosto de 2016, en un viaje que sigue la antigua Ruta de la Seda.
Ese corredor euroasiático incluye una red de trayectos comerciales que se extendían desde Chang'an (actualmente Xi'an), en China; Antioquía, en Siria, y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía), a las puertas de Europa.
Su tránsito se remonta a siete mil años atrás (entonces denominada Ruta del Jade) con el flujo de productos como piedras preciosas, porcelana, lana, jade, ámbar y marfil, pero en los inicios de la era cristiana la llegada de la seda transformó el gusto de romanos y griegos, que se hicieron amantes de este producto, cuyo secreto de manufactura era sólo conocido por los chinos; así se convirtió en la mercancía más prestigiosa de la época.
El trayecto en bicicleta será documentado en papel, video y fotografía en un diálogo constante de información que generará una base de datos. Iniciará en Venecia, Italia, y cruzará por Eslovenia, Croacia, Bosnia, Montenegro, Albania, Macedonia, Bulgaria, Turquía, Siria, Líbano, Iraq e Irán, así como por Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán, Kirguistán, hasta llegar a Xi´an, China.
“Los senderos en cada uno de los países se unen a partir de aquellos puntos de mayor significación e importancia histórica y así se construye la cartografía que permite unir el pasado con el presente”, expuso.
En esta segunda ruta, precisó, recorrerá en promedio 50 kilómetros diarios, pues las condiciones son más ambiguas, incluso por los conflictos en el tránsito hacia Siria e Irak.
En búsqueda permanente de la libertad, Felipe Mendoza rueda firme: “no tengo ningún tipo de temor, estoy preparado físicamente, llevo una buena bicicleta y todo lo necesario: alforjas, casa de campaña, sleeping bag, termos, purificador de agua, cargadores solares, llantas y múltiples parches”.

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