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Educar
para la paz
Dónde nos perdimos, en qué
momento México se bañó de sangre, cuándo nuestros niños empezaron a matar. Las
autoridades federales todavía buscan la respuesta en las mochilas de los
estudiantes. La crisis de valores requiere atención inmediata.
¿Dónde están las juntas con
padres de familia? ¿Dónde las pláticas de sensibilización a las niñas, niños y
adolescentes?
Pero principalmente dónde
están las acciones que empiecen a restaurar el tejido social de una sociedad
que aprendió el precio de todo y se olvidó del valor de las acciones.
En el 2016 se incrementó el
homicidio en 22 %, de acuerdo con el informe de Semáforo Delictivo; apunta que 6
de cada 10 homicidios son ejecuciones del crimen organizado, además también se
incrementaron el secuestro, extorsión, robo de auto, robo a negocio y violación.
Guerrero y Baja California Sur fueron los estados con más rojos en delitos de
alto impacto.
Eramos pobres pero honrados,
dirían las abuelas. Había valores, pero el mercado nos absorbió y surgió un una
bestia de mil cabezas.
La Ciudad de México reportó
un incremento de 11%, con un total de 956 homicidios en el 2016.
El ombudsman nacional, Luis
Raúl González Pérez sostuvo que la inseguridad y la violencia que afecta a la
infancia y adolescencia, no debe atenderse exclusivamente mediante acciones
reactivas, como el operativo “mochila segura”, que puede vulnerar derechos
humanos si no se siguen protocolos adecuados.
Hay que resaltar que el
reconocimiento, defensa y protección de la dignidad humana no es negociable, ni
puede ser materia de transacción o moneda de cambio, ya sea en el ámbito
internacional o nacional. Ahora las entradas de las escuelas están tomadas por
la policía ¿por cuánto tiempo?
El revisar la bolsa escolar
resolverá algo. Hay que ser claro, es un problema social, que no se resuelve
con acciones policiacas.
Lo acontecido recientemente
en una escuela de Monterrey, Nuevo León, en la que un alumno disparó contra sus
compañeros y maestra, debe encender todos los focos rojos.
Hoy la prevención debe ser
una prioridad para familias, pero en relación a los que viven los menores de
edad, su entorno. Atender el acoso escolar, los problemas de depresión desde de
la niñez.
Textualmente
hay que decirlo: Tenemos derecho a vivir en un entorno de
paz, en el que contemos con condiciones razonables de seguridad que posibiliten
el ejercicio y vigencia de nuestros derechos, incluidos el de un salario digno
para cubrir las necesidades elementales; jornadas laborales que dejen tiempo
para vivir en familia; es avanzar a un México remasterizado, con los beneficios
tecnológicos de la actualidad, con los valores universales. Los que nunca
debimos de perder.
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