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Corrupción, el ancla de México
Las dificultades que enfrenta México
verían reducida mucha de su dificultad de eliminarse la corrupción que
padecemos. Los jóvenes deben representar una nueva propuesta y retomar valores
perdidos, para ser la palanca de desarrollo de la nación, situación que debe ir
acompañada de alejarse de las prácticas no legales o inmorales.
El iniciar un año nuevo nos debe llevar
a reflexionar sobre lo que hemos hecho bien y lo que ha salido mal, sobre
nuestras prácticas y las de las quienes administran las instituciones.
De acuerdo con especialistas, “la
corrupción consiste en solicitar, aceptar, ofrecer, dar un bien o servicio,
producto de una actuación ilegal que se deriva del aprovechamiento indebido y
para beneficio personal de un cargo, posición o responsabilidad en una
organización pública o privada”.
Este tipo de prácticas le cuesta mucho
al país y en su conjunto se ubican como el segundo problema que más preocupó a la
población en México durante el año 2015. Es momento de dejar atrás al mito de
que “El que no tranza no avanza”.
Estadísticas del INEGI revelan que en
2015, 9 de cada 10 personas de 18 años y más consideró que la corrupción se
observa de manera frecuente en las policías y los partidos políticos.
Mientras que el 12.6% de las personas
que realizaron un trámite, pago o solicitud de servicio ante algún servidor
público, fueron víctimas de al menos un acto de corrupción en 2015, cifra que
no presentó cambios significativos respecto del año 2013, por lo que hay que
emprender acciones decididas para que el ejercicio del 2018 muestre una actitud
diferente.
Las experiencias de corrupción por cada
víctima aumentaron de 2013 a 2015, al pasar de 2.0 a 2.4 eventos en promedio en
el año. Y dos de cada diez hombres que tuvieron contacto con algún servidor
público experimentaron alguna situación de corrupción en 2015, mientras que en
las mujeres la razón fue de 1 de cada 10.
En 2015 se registraron las mayores
experiencias de corrupción en el contacto con autoridades de seguridad pública,
el ministerio público, en los juzgados o para tramitar la apertura de una
empresa. Todo esto representa un ancla para el desarrollo del país.
Pero el 93.3% de las víctimas de
corrupción no denunció el hecho; de éstas, una tercera parte no lo hizo por
considerarlo ineficaz o por creer que no se le daría seguimiento adecuado a la
denuncia. La falta de una cultura de la denuncia es otro factor.
Textualmente hay que decirlo: Es momento de cambiar la historia, el poder
ciudadano se debe ejercer, las redes sociales, utilizadas adecuadamente, pueden
ser una herramienta para obligar, a quienes administran las instituciones a
hacer su trabajo en los casos de corrupción, pero en el mejor de los casos para
evitar que sucedan. En medio de la adversidad económica es momento de trabajar
por un México justo y honesto.
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