“Hoy en día las relaciones
entre México y Japón se desarrollan de manera dinámica, los japoneses invierten
y confían en el futuro de México”, sostuvo el embajador de Japón en México,
Akira Yamada, al donar una réplica del Reloj Occidental de Ieyasu, pieza
considerada Tesoro Nacional, al Museo Nacional de las Culturas (MNC), en un
gesto que reitera la amistad de más de 400 años entre ambos países.
En la ceremonia de entrega
del objeto emblemático de la cooperación y mutua comprensión entre dos
naciones, el diplomático asiático destacó que el intercambio con el pueblo
mexicano “no sólo es en el campo económico, sino en lo político, cultural,
académico y deportivo; ahora la exhibición de esta pieza en este museo es un
gesto que refrenda esa amistad”.
Al hacer la entrega de la
réplica al coordinador nacional de Museos y Exposiciones del Instituto Nacional
de Antropología e Historia (INAH), José Enrique Ortiz Lanz, el embajador de
Japón en México expresó que con México hay una larga historia de amistad de más
de cuatro siglos. Recordó que el primer encuentro se dio en 1609, cuando
naufragó el Galeón San Francisco, donde viajaba el ex gobernador interino de
Filipinas. Ese acontecimiento, dijo, de alguna manera inicia la larga historia
diplomática entre nuestros países.
El 30 de septiembre de ese
año, una tormenta sorprendió al Galeón San Francisco que navegaba de Filipinas
a la Nueva España haciéndolo encallar. Aldeanos del pueblo japonés de Kishiwada
auxiliaron a los sobrevivientes: les ofrecieron ropa, alimento y los alojaron
en sus chozas, también ayudaron a su retorno. Como agradecimiento, el virrey
otorgó un reloj mecánico con la inscripción “Hecho en España 1581”. Hoy es el
reloj mecánico más antiguo de Japón y Tesoro Cultural Nacional.
El coordinador nacional de
Museos y Exposiciones del INAH recordó que el incidente de un naufragio detonó
las relaciones de amistad y de cooperación entre México y Japón, en una época
en que la comunicación transoceánica se antojaba una fantasía y constituía una
verdadera hazaña. Más de 400 años después esta joya mecánica ha logrado
reunirnos una vez más, en torno al generoso obsequio de una réplica que simboliza
la cooperación, amistad y mutua comprensión.
José Enrique Ortiz Lanz dijo
que la pieza viene a enriquecer los acervos del museo y seguramente despertará
el interés del público mexicano; su resguardo y próxima exhibición en uno de
los recintos más antiguos y queridos de México, garantiza que nuevas
generaciones conozcan el poder de la amistad y el acercamiento entre los
pueblos aparentemente lejanos, pero que han sabido apreciarse y respetarse.
El reloj original se
conserva en el Museo Toshogu de Kuno-zan, en la Prefectura de Shizuoka. En la
ceremonia de donación también participó una delegación procedente de esa
ciudad, encabezada por el alcalde, Nobuhiro Tanabe, quien recordó que en 2015
se cumplieron 400 años de las relaciones diplomáticas entre México y Japón, y
para conmemorar el hecho se decidió elaborar la réplica de un objeto
emblemático en la historia de los encuentros entre ambas naciones. La pieza se
elaboró con apoyo de la Cámara de Comercio.
El Galeón San Francisco
zarpó del archipiélago asiático con Rodrigo de Vivero a bordo. Vivero era ex
gobernador interino de las Islas Filipinas, colonia española en aquella época.
La nave se dirigía a la Nueva España pero una tormenta la hizo encallar en
Iwawada (Onjuku), Japón. Sobrevivieron 317 de los 367 tripulantes.
Los náufragos fueron
auxiliados por los aldeanos del pueblo de Kishiwada, quienes compartieron su
ropa, alimentos y vivienda. Rodrigo Vivero se entrevistó con el segundo Shogún
Hidetada Tokugawa y con leyasu Tokugawa, los gobernantes japoneses finalmente
facilitaron el retorno de los náufragos a la Nueva España. Rodrigo de Vivero
llegaría al puerto de Acapulco a finales de 1610.
En agradecimiento, el virrey
de la Nueva España preparó una misión especial que viajaría a Japón, en un
nuevo galeón, bautizado como San Francisco II. Como jefe de la delegación se
designaría Sebastián Vizcaíno, comerciante, militar y explorador nacido en
Extremadura. El responsable de la encomienda había sido general de los Galeones
de Manila y habiendo explorado la Costa de California, fueron nombrados en su
honor el desierto del Vizcaíno y la bahía Sebastián Vizcaíno.
En 1611, Felipe III lo
nombró primer embajador de España en Japón. El diplomático partió de Acapulco,
el 22 de marzo de 1611, llevando consigo un obsequio para medir el tiempo. El
reloj fue entregado a Ieyasu Tokugawa, fundador del Shogunato (régimen de
gobierno japonés de fines del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX).
Silvia Seligson, curadora de
la Sala de Japón del MNC, explicó que el reloj hecho en España a finales del
siglo XVI, es de cobre recubierto con oro, único en el mundo y fue valuado como
un Tesoro Nacional, por lo tanto no sale de Japón. La réplica que hoy recibe el
museo es exacta al original, con la salvedad de que en su interior, el mecanismo
que lo mantiene funcionando es electrónico. El original aún sigue en
funcionamiento con su mecanismo del siglo XVI.
El reloj será puesto
en exhibición en marzo próximo, como parte de una exposición en la que se
mostrará piezas sobresalientes de toda la colección que ha sido donada a México
por diversos países, junto con la maqueta de un Galeón de Manila.
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