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Jóvenes
demandan calidad en la educación
En los últimos 20 años la
educación en la zona metropolitana del Valle de México no cambió en lo
esencial, la calidad. Por eso las opciones de mayor demanda en el examen único
son las mismas. No se trata ya de un tema de cobertura, ahora es la calidad. De
nada sirve un joven con certificados de educación media superior si no posee
los conocimientos, habilidades y destrezas para continuar sus estudios o
integrarse al mercado laboral de una manera adecuada.
Cuánta razón tiene el doctor
Pablo González Casanova, pero a la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) no le toca resolver todo el problema.
El pasado fin de semana se
publicó la convocatoria para el Concurso de Ingreso 2017 al nivel Medio
Superior de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, cuando se creó este
ejercicio que ahora agrupa a diez instituciones, fue en 1996, en aquel entonces
127,269 aspirantes la solicitaron como primera opción, pero sólo 34,210 ingresaron.
Ahora, más de dos décadas
después, serán cerca de 160 mil adolescentes los que buscarán ingresar a alguno
de los planteles de la Escuela Nacional Preparatoria o del Colegio de Ciencias
y Humanidades (CCH), pero sólo 35 mil lo lograrán.
Otra vez la misma historia,
“se juntó el hambre con las ganas de comer”, como dirían las abuelas. La
respuesta es sencilla, se requiere calidad. La UNAM concentra más del 55 por
ciento de la demanda, mientras que la segunda opción se ubica en el 15 por
ciento.
Es el nivel medio superior
donde se atora el Sistema Educativo Nacional, a pesar de la obligatoriedad,
pero la clase política mexicana en su soberbia, cree que la educación de
calidad se construye con leyes y decretos, pero no es así.
A la ley de obligatoriedad
le faltó el proyecto educativo, el de formación de profesores, de
instalaciones, los planes y programas de estudio, como sucede en toda la
enseñanza, por eso tenemos estudiantes con certificado de secundaria que no
cubren los niveles elementales en compresión de la lectura, en razonamiento
matemático, y ya no hablemos en ciencias.
En este “fraude educativo”
habría que investigar mucho, llega hasta los “licenciados de papel”.
Porque no se trata de ganar
créditos académicos y aprobar materias, se estudia para aprender, para que los
niños, adolescentes y jóvenes posean los conocimientos y las destrezas que les
permitan insertarse de una manera competitiva al mercado laboral.
Hay que recordar que en
aquel 1996, por presiones políticas el Instituto Politécnico Nacional (IPN)
ofertó 26 mil lugares, ahora sólo 19 mil. En un proceso difícil de entender, ya
que mientras la demanda crece, bajan la oferta.
Textualmente
hay que decirlo: En educación hay que acabar con las
simulaciones y en el nivel medio superior hay que homogeneizar la calidad,
porque tenemos los extremos y muy pocos matices de grises. Urge trabajar en pos
de la calidad, con la colaboración de todos, con respeto a la autonomía y
características de casa institución. Basta de simulaciones en educación, se
requieren funcionarios comprometidos con la enseñanza y menos aspiraciones
políticas. Un educador es lo que hace falta.
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