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Urge
reactivar mercado interno
La pobreza denota ausencia
de derechos humanos, pero es aún más
grave cuando los afectados son los jóvenes, quienes carecen de oportunidades de
desarrollo. En el mundo y este país, hay una obsesión por mantener una línea
económica que no resuelve los temas de fondo.
En México, una de cada cinco
personas no cuenta con los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades
alimentarias básicas, y una de cada dos carece de recursos para satisfacer sus
necesidades no alimentarias.
Hoy más que nunca está claro
que es necesario contar con políticas económicas, fiscales y sociales que
realmente cumplan con la meta de reducir la pobreza.
El golpe de timón se queda
en la imaginaria y en el discurso. Las estadísticas no son sólo números, nos da
una idea de la gravedad de la pobreza en el país y de la urgencia de llevar a
cabo políticas eficaces en la materia.
De acuerdo con datos de la
ONU, 836 millones de personas aún viven en pobreza extrema, y en regiones en
desarrollo como México viven en esta condición una de cada cinco personas.
Adolfo Sánchez Almanza, especialista
del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), señala que una de las
causas que explica la pobreza en términos económicos es el modelo que tenemos
desde hace, por lo menos, 30 años, que deja claro que el crecimiento económico
ha sido insuficiente con relación al de la población.
“El producto per cápita de
estas tres décadas está en alrededor del uno por ciento, cuando en el modelo previo
de sustitución de importaciones anduvimos sobre tres. Esto significa que no se
generan los empleos necesarios y que los ingresos no son suficientes para
atender las necesidades de la población” refirió.
Como recordaremos, en la
entrega anterior indicamos que datos del Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2014, indicaron que el 46.2 por
ciento de la población se encontraba en situación de pobreza y 9.5 por ciento
en condición de pobreza extrema.
Un dato más preocupante es
que ocho de cada diez jóvenes están en alguno de los niveles de pobreza
reconocidos por el discurso oficial, lo que deja al descubierto la incapacidad
de las políticas públicas aplicadas para el combate a la pobreza, así como la
necesidad de observar este fenómeno desde una perspectiva distinta.
Hay, dicen los que saben,
reactivar el mercado interno, para lo cual es necesario dignificar las
condiciones laborales de los mexicanos, particularmente para incrementar su
ingreso salarial, además de generalizar los ingresos no salariales como el
acceso a la salud y una pensión digna en la edad de retiro. Más aún cuando los
jóvenes enfrentan el desempleo, subempleo, informalidad y en el menos grave de
los casos los bajos salarios y jornadas extenuantes de trabajo.
Textualmente
hay que decirlo: Es necesario incentivar las actividades
verdaderamente productivas; instrumentar una estrategia política social que
permita avanzar hacia la universalización de la salud, seguridad social,
vivienda, servicios sociales y seguridad alimentaria; aplicar una política
fiscal progresiva, mejorar los activos de los hogares y dotar a las personas de
los medios indispensables para alcanzar su realización y autonomía. Darles
oportunidades a los jóvenes de ser la palanca de desarrollo de la nación.
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