Un potencial conflicto
poselectoral es el principal problema a la vista en el proceso para definir
quién será el próximo presidente de los Estados Unidos, coincidieron en señalar
académicos de la UNAM, quienes estiman que todo parece indicar que los votantes
ya decidieron a favor de Hillary Clinton.
Pero resaltaron que en el
proceso electoral estadounidense el principal problema es el rechazo del
candidato republicano, Donald Trump, a reconocer los resultados electorales, lo
cual rompe con los códigos de civilidad que esos procesos solían tener como
eje.
Silvia Núñez García,
directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la
UNAM, refirió que las transiciones de una presidencia a otra en la historia de
la Unión Americana han sido pacíficas hasta el día de hoy, “incluida la que
corrió en medio de la Guerra Civil y durante las guerras mundiales, y eso es
muy importante de tomarse en consideración”.
No habrá un milagro para
Trump. “Lo preocupante es qué van a hacer sus seguidores, a qué los va a
conminar su candidato, quien con su declaración está rompiendo con la ética y
la historia que tienen estos procesos al interior de la sociedad
estadounidense”.
Dejar sembrada tal amenaza,
continuó la directora, es la parte delicada. Cómo se piensa contener es uno de
los grandes asuntos que Barack Obama y Hillary Clinton deben tener en la mira,
porque Estados Unidos estaría frente a un escenario inédito.
Eduardo Rosales, académico
de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, coincidió en señalar que
Clinton ganará la elección, pero que el problema ahora sería un potencial
conflicto poselectoral. Eso es de cuidado y no sabemos hasta donde quiera
llegar Trump –que no sólo es un peligro para EU, sino para México, el
continente y el resto del mundo–, “aunque me parece que no podría llegar
lejos”.
Así sería, explicó, porque
se trata de un individuo solo, aislado. El presidente, las élites y las
diferentes corrientes de su partido le han dado la espalda, lo mismo que el
líder republicano en el Senado, gobernadores y exgobernadores.
Entre esos sectores, habría
poca resonancia; el problema serían sus seguidores y hasta dónde quieren
llegar. Ése es el escenario de riesgo después del 8 de noviembre, abundó.
Además, consideró el
universitario, podría ocurrir que el Partido Republicano obtenga el peor
resultado, que haya una catástrofe electoral y que pudiera perder alguna de las
dos cámaras, o las dos.
En tanto, Elizabeth
Gutiérrez Romero, también del CISAN, refirió que hasta ahora parece definitivo
el triunfo de Clinton. Podría haber un resquicio para el republicano si los
nueve o 10 estados que no tienen tantos votos, pero que aún no tienen claridad,
emitan su sufragio a favor del magnate, pero “se ve difícil” que ocurra.
En cuanto al debate, Núñez
mencionó que Trump se presentó incoherente, a la ofensiva, insistiendo en que
Clinton no tiene la capacidad para ser presidenta. Ahora los ciudadanos tienen
la última palabra, y las encuestas favorecen, hasta esta mañana, a la demócrata,
con una diferencia de seis puntos: 48 contra 42.
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