Voto
razonado
El voto debe ser razonado al
ser una decisión con causa y efecto, por lo que sería mejor tomarla con el
mayor nivel de información posible y análisis sobre la actuación de los
actuales gobernantes. En las próximas elecciones 18 millones de jóvenes ejercerán
este derecho ciudadano por primera vez en medio de un escenario de crisis de
acceso a la educación superior de calidad y de empleo remunerado justamente.
Con la participación
decidida de los jóvenes al ir a votar el próximo 7 de junio el país cambiará,
puede despertar una vez que se cambie el mapa político de México y se colapse
el sistema de partidos, viciado desde hace muchos años, o quizás desde su
origen.
Y es momento de que los jóvenes
ejerzan su derecho ciudadano del voto como arma de la democracia y castiguen a
quién no cumplió, que nadie vote por un “chapulín político” de esos que brinca
cada tres años de un cargo a otro.
Desde mi punto de vista lo
mejor es votar. Como expuse en columnas anteriores al presentar las cifras del
abstencionismo y el voto nulo, estas prácticas no han provocado ningún cambio.
Por lo que es momento de hacer algo diferente y sí en tres años no cumplen a
los que se les brinda la confianza hoy, también sacarlos y mandarlos al
basurero de la historia.
Es momento de acabar con los
“chapulines”, las “parejas imperiales” y los cacicazgos regionales que sólo
afectan el bienestar de la población, al responder as intereses personales y/o
de grupo y dejar de lado los justos reclamos de la ciudadanía de empleo digno y
justamente remunerado; acceso a la educación de calidad, así como un transporte
público seguro y eficiente, entre otros aspectos.
Hoy los jóvenes deben ser cuidadosos
al emitir su voto, buscar a los candidatos y partidos que capaces de responder
a los problemas de empleo y educación, que eleven la calidad de vida y de
salud, motiven promesas reales para vivir en la certidumbre beneficiosa de
todos los seres humanos, aun de los no nacidos.
Los jóvenes se darán cuenta
con el tiempo de que hay promesas tramposas que al final resultan
decepcionantes porque nunca se concretan, sólo son instrumentos de la demagogia
para que los partidos alcancen las tan anheladas cuotas de poder, de las que
son verdaderos vividores a costa de la pobreza del pueblo.
Los jóvenes pueden cambiar
la historia, hacer algo diferente para tener resultados diferentes. De los 82
millones de ciudadanos registrados en el Padrón Electoral, el 30 por ciento son
jóvenes entre 18 a 29 años.
Por ello son un sector
atractivo en lo electoral, pero muchos partidos no desearían que despierte y
voten en contra de quienes incumplieron promesas en campañas anteriores.
Textualmente
hay que decirlo: Suman millones de jóvenes en el país, llenos
de esperanzas y anhelos, que lucha por un mundo mejor y un país más justo donde
sus reclamos y carencias sean atendidas; son jóvenes capaces de construir un
futuro mejor, en quienes se vislumbran oportunidades magníficas para acabar con
la corrupción e injusticia lacerantes. Con su voto pueden hacer mucho.
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