Razones
para votar
El día que los jóvenes
descubran el poder de su voto este país cambiará. Al sufragar tienen la
capacidad de colapsar el sistema de partidos, el cual es señalado de corrupto y
perverso, razón por la cual el 75 por ciento de éste sector de la población se
niega a participar en las elecciones.
Y es que en las tres
jornadas electorales anteriores los ciudadanos dejaron de votar y todo continúo
igual; anularon su voto y nada cambio.
Hoy puede ser el momento de
colapsar el sistema de partidos en México al salir a votar. Qué pasaría al cambiar
el voto radicalmente ante la falta de credibilidad de los partidos políticos.
Qué pasa sí el PRI se
convierte en una minoría en el Congreso que sirva de contrapeso a la Presidencia
de la República; qué pasaría al perder el PRD en el Distrito Federal la mayoría
en la Asamblea Legislativa, además de perderlas jefaturas delegacionales.
Así, el voto de castigo se
puede convertir en el voto útil, que represente un golpe sobre la mesa de los
ciudadanos cansados de promesas
incumplidas. Una llamada de atención a una administración que tiene paralizado
el mercado interno donde la clase trabajadora paga desde los salarios de
funcionarios que no funcionan, hasta las frivolidades de sus familias.
Los jóvenes pueden hacer
valer sus casi 25 millones de votos y cambiar todo el panorama, acabar con un
sistema de partidos caduco, enseñarles que en tres años pueden hacer lo mismo,
por lo que los que llegan se verán obligados a cumplir, a dar resultados o se
irán al basurero de la historia.
Por ejemplo: en el 2006, cuando
Felipe Calderón del PAN fue designado Presidente de la República, de acuerdo
con las estadísticas del Instituto Nacional Electoral (INE), la lista nominal
estuvo conformada por 71.374,373, la participación ciudadana en esa jornada electoral
fue de 57.72 %, es decir casi 40 % de abstencionismo y fueron anulados 1.033,665
sufragios, lo que representó el 1.44 %del total.
Para el 2009, las elecciones
intermedias la lista nominal fue de 77.470,785 ciudadanos, con una
participación del 44.61 %, es decir 55.39 %, más de la mitad, mientras que los
votos nulos sumaron 1,867,729, lo que representó el 2.41 % del total.
En el proceso anterior, 2012,
cuando llegó Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, la lista
nominal se conformó por 70,49,286 ciudadanos,
con una participación en la jornada electoral del 63.08 %, es decir 36.92 % de
abstencionismo y 1,236,857 votos anulados, lo que representa 1.75 % del total.
Desde mi punto de vista la
conclusión es muy simple: Al dejar de votar nada cambiamos, de anular el sufragio
las cosas siguen igual.
Hay que hacer lo que los
partidos políticos no esperan, el voto de castigo al que no cumple, sacar del poder
cada tres años a los que no sirven y no dejarlos regresar jamás.
Los jóvenes con el poder de
su voto tienen la posibilidad de
demandar educación de calidad, empleos con salarios justamente remunerados, dar
un golpe sobre la mesa y decir que están cansados de funcionarios que se
enriquecen en tres años, que justo es decirlo son de todos los partidos.
Textualmente
hay que decirlo: Es momento de hacer del voto un arma de la
democracia, darle garras y dientes, castigar al que no cumplió, colapsar un
sistema de partidos anquilosado que sólo sirvió para enriquecimiento de unos
cuántos, como los nuevos ricos que vivían en Iztapalapa y salieron con
residencia en Jardines del Pedregal de San Angel.
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