sábado, 25 de abril de 2015

El cacao, “alimento de los dioses”, en Culhuacán





El Theobroma cacao, ‘alimento de los dioses’, tuvo una importancia simbólica, social, religiosa, política y económica entre las culturas del México prehispánico; su uso era reservado a los jerarcas, guerreros y comerciantes. Por sí sola, esta semilla jamás se hubiera convertido en producto importante, de no haber sido por  las culturas del Golfo que descubrieron la forma de procesarlo y convertirlo en la bebida que revolucionó Mesoamérica.
Entre los mexicas, el valor que dieron al cacao lo convirtió en “bálsamo, ofrenda, tributo, moneda, alimento energético, poderoso artículo de intercambio, objeto ritual, símbolo de fertilidad, pócima provocadora de pasiones y emblema de poder y prestigio social”, destaca Amalia Attolini Lecón, de la Dirección de Etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en su investigación titulada Cuentas, dares y tomares del cacao: delicia, convite, rito mesoamericano. Aspectos antropológicos.
De acuerdo con evidencias arqueológicas, halladas por especialistas del INAH,  hacia el año 1900 a.C., los olmecas ya preparaban una bebida derivada del cacao, lo cual se determinó mediante el estudio de residuos de un alimento hecho con esta semilla, en una vasija de cerámica encontrada en las excavaciones del Cerro Manatí, en el municipio de Hidalgotitlán, Veracruz.
En el área maya, la presencia del cacao se remonta entre los años 600 a 500 a.C., según el estudio de restos del mismo en dos fragmentos de cerámica maya hallados en el sitio Paso del Macho, al norte de Yucatán, donde preparaban un tipo de aderezo con salsa de cacao, parecido al mole.
Amalia Attolini Lecón señala que los mayas “concebían la subsistencia como una empresa colectiva, donde el hombre, la naturaleza y los dioses estaban ligados por vínculos de reciprocidad, teniendo como finalidad el sustento entre sí y la renovación de la vida; acto colectivo que era principio organizador de la sociedad mesoamericana, y donde el chocolate venía a formar parte de los rituales ligados a la alimentación.
“En las festividades que antecedían a la siembra del cacao se bebía chocolate en honor a Ek Chuah, dios maya del cacao y los comerciantes. En esta fiesta quemaban copal, sacrificaban perros con manchas color café, y ofrendaban iguanas azules y ricas plumas para obtener una buena cosecha. Finalizado el sacrificio y las oraciones, a cada participante se daba una mazorca de cacao y terminaba el festejo con un banquete para todos”, refiere la etnohistoriadora del INAH.
Cuando Hernán Cortés conoció el chocolate, después de la Conquista, lo integró a la cocina española sustituyendo en su preparación el agua por la leche y agregándole condimentos afines al gusto de los ibéricos: canela, anís, almendra, entre otros. Su demanda fue tal que la Nueva España se convirtió en principal centro de exportación de cacao a diversas partes del Viejo Continente, explicó Amalia Attolini.
Ante la trascendencia histórica de este alimento, este fin de semana se lleva a cabo el 2º Festival Artesanal de Cacao y Chocolate, en el Ex Convento de Culhuacán, donde los asistentes podrán degustar la gastronomía y bebidas derivadas del cacao y el chocolate, así como participar en el ciclo diario de conferencias “Del metate al chocolate”, talleres creativos para niños, lectura de cuentos y espectáculos teatrales y de música.
El Centro Comunitario Ex Convento de Culhuacán está ubicado en Morelos 10, colonia Culhuacán, delegación Iztapalapa, Ciudad de México. Todas las actividades son gratuitas. Horario: 9:00 a 18:00 horas. Para mayor información se puede consultar www.exconventodeculhuacan.inah.gob.mx o comunicarse al teléfono (55) 4040 5500, extensión 413506.

(Información y fotografías INAH)

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