El edificio que actualmente
alberga al Museo Nacional del Virreinato vivió grandes momentos de abundancia y
prosperidad durante el tiempo que la habitó la Compañía de Jesús (1584-1767),
pero al ser expulsada, en 1767, el recinto padeció la más extrema pobreza
económica, educativa y moral, afirmó el historiador Jorge René González
Marmolejo, quien presentó en días pasados su libro De la opulencia a la
precariedad. La historia del ex colegio jesuita de San Francisco Tepotzotlán,
1777-1950.
La presentación del volumen,
editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, (INAH), se
realizó en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún, del Museo Nacional de
Antropología, con los comentarios de la investigadora Consuelo Maquívar (en voz
de la doctora Inés Herrera) y del director del recinto, Antonio Saborit.
El investigador Jorge René
González Marmolejo, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, explicó
que la historia del ex colegio jesuita de San Francisco Javier, en Tepotzotlán,
ha sido muy estudiada, pero este volumen es el primero que aborda lo que
ocurrió tras la salida de los jesuitas.
Resaltó que, tras la
expulsión de la Compañía de Jesús de Tepotzotlán, las autoridades seculares
establecieron el Real Colegio Seminario, dependiente del arzobispo de la Ciudad
de México, que funcionó durante 100 años, tiempo en el que vivió una decadencia
económica, espiritual, educativa y ética, particularmente por el hecho de
haberlo convertido en un lugar de retiro para sacerdotes y enfermos, y cárcel
para clérigos que cometían delitos.
Tiempo después, las
autoridades virreinales proyectaron hacer un cuartel militar tras el avance de
tropas independentistas, pero no se llegó a consolidar. Para 1871 regresaron
los jesuitas y permanecieron hasta 1914, año en que nuevamente fueron
expulsados por el general Francisco Coss, y el recinto quedó en total abandono
hasta que en 1933 el antiguo colegio de Tepotzotlán fue declarado Monumento
Histórico. Desde ese momento el recinto fue resguardado por los custodios:
Agustín Espinosa, José Antonio Romero y Ricardo Pastén. A partir de 1949, el
INAH se hizo cargo de la edificación.
El autor recordó que el ex
colegio noviciado también fue objeto de codicia por parte de aventureros,
quienes elucubraron historias fantásticas acerca de un tesoro que supuestamente
se encontraba adentro del edificio y que suponían habrían dejado los jesuitas
tras su súbita expulsión. Convencieron a autoridades eclesiásticas y civiles
para poder excavar, sin resultados positivos.
Consuelo Maquívar resaltó
que la obra del historiador Jorge René González permite ahondar en uno de los
sitios más emblemáticos de la historia ignaciana en México, el que fuera el
colegio noviciado de San Francisco Javier.
A lo largo de las páginas,
añadió la especialista del INAH, se esclarece mucho de la historia desconocida
de este recinto: “Atravesó por múltiples crisis económicas durante la estancia
del Real Colegio Seminario, debido a que tenía pocos novicios y las colegiaturas
no permitían cubrir los salarios de profesores, aparte de que la comida también
debía ser repartida entre los clérigos encarcelados.
La obra da a conocer los
nombres de quienes se abocaron a salvar la edificación, pero también de
aquellos que pretendieron destinarlo a fines que hubieran sido su total
destrucción. Así, durante la Guerra de Independencia, Félix María Calleja
sugirió establecer una fortificación militar para proteger la Ciudad de México
de las fuerzas independentistas, pero el proyecto no prosperó, aunque no fue la
última vez que se pretendió cambiar el uso del inmueble.”
Bajo la presidencia de
Benito Juárez, se planeó convertirlo en una penitenciaría. Años después,
durante el primer periodo presidencial de Porfirio Díaz, se desempolvó la idea
pero los planes se postergaron por problemas financieros.
Consuelo Maquívar añadió que
el autor apostó por la historia desconocida del edificio, que estuvo a punto de
perderse irremediablemente. “Cómo es posible que el ex colegio haya vivido años
de precariedad, si hoy su fama internacional está basada en la riqueza de sus
recintos barrocos, especialmente del templo y su capilla, amén de sus
colecciones”.
Antonio Saborit celebró
la publicación de De la opulencia a la precariedad. La historia del ex colegio
jesuita de San Francisco Tepotzotlán, 1977-1950: “Ofrece una visión casi
olvidada del edificio que desde hace medio siglo alberga al Museo Nacional del
Virreinato, y constituye un homenaje del autor al recinto donde inició sus
estudios históricos dentro del INAH”.
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