He sido extraordinariamente
afortunado al tener por casi ocho años la encomienda de intentar coordinar los
esfuerzos de la comunidad académica y de trabajadores de la Universidad
Nacional Autónoma de México, afirmó el rector José Narro Robles, luego de
recibir la Presea Sor Juana Inés de la Cruz.
“Me ha tocado representar a
esa comunidad y tratar de decir lo que piensa, lo que siente y lo que hace. Me
ha tocado defender los principios que caracterizan a los universitarios en esa
institución y otras instituciones de educación superior. Acepto este reconocimiento
porque sé que al entregarme esta presea se está haciendo un reconocimiento
—como dijo la Rectora— a la trascendencia de la educación superior, a la
importancia de la cultura, de la ciencia, de las artes en nuestro país y en
todas las latitudes”, apuntó.
En el marco del Día de la
Universidad, frente a unos 400 alumnos de la Universidad del Claustro de Sor
Juana, le fue conferida la Presea Sor Juana Inés de la Cruz al doctor José
Narro Robles de manos de su homóloga, la maestra Carmen B. López-Portillo
Romano, Rectora de esa casa de estudios.
La maestra López-Portillo
Romano apuntó que este año el Consejo Universitario decidió por unanimidad
otorgarle al doctor Narro Robles la Presea Sor Juana Inés de la Cruz por su
firme compromiso con la educación superior en México y porque ha sabido
entregar su voluntad a la defensa de la educación pública, laica, gratuita,
crítica, comprometida con la sociedad y a su servicio. El reconocimiento
también es un homenaje a su trayectoria y a su labor al frente de la máxima
casa de estudios (la UNAM).
“Hay algunos seres que son
ejemplo de vida, porque han hecho más que otros, porque su forma de ser inspira
la nuestra, porque es frente a su presencia que sabemos que no da lo mismo ser
de una manera y no de otra. Hay que reconocer a aquellos seres que piensan y
construyen a la universidad desde la conciencia crítica y el compromiso social,
como es el caso que hoy nos convoca para entregar el máximo reconocimiento que
el Claustro otorga”, dijo.
Reconoció que la universidad
es el lugar donde se puede enfrentar la barbarie y la banalización a través de
la reflexión y el diálogo. “La Universidad es la última garante de las
condiciones para que el ejercicio público de la reflexión y la expresión del
pensamiento puedan realizarse sin el sometimiento a los tantos poderes que
operan hoy en día manipulando la realidad y la verdad”… en la actualidad “duele
pensar que la única palabra, incluso en el ámbito de la educación, la palabra
que pareciera darle sentido a la conciencia, es la de mercado. Son los
parámetros del consumo los que miden el nivel de reconocimiento en nuestras
sociedades. Por eso aplaudimos la insistencia del Rector de la UNAM cuando
afirma que el mercado no debe decidir nuestro futuro”, señaló la maestra López-
Portillo.
Antes de finalizar su
discurso, la Rectora de la UCSJ afirmó que no se pueden olvidar los objetivos
estratégicos de equidad social y de justicia. “Coincidimos con el Rector en que
no puede haber desarrollo para todos si no se gana la batalla por la educación.
José Narro ha afirmado que si queremos corregir la pobreza, la desigualdad, la
corrupción y la impunidad, es necesario apoyar la educación para fortalecer la
libertad, la democracia y la ciudadanía”.
Por su parte el doctor José
Narro Robles agradeció esta distinción y expresó que para él es un orgullo
estar en la selecta lista de personalidades que lo han recibido. “Les comento
que he sido extraordinariamente afortunado al tener por casi ocho años la
encomienda de intentar coordinar los esfuerzos de la comunidad académica y de
trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México”.
Dijo a los presentes que
seguirá empeñando la lucha por los valores y los principios, “por esos campos
del quehacer de los seres humanos que nos permiten trabajar por la dignidad de
las personas, avanzar en la educación, en la cultura; para que a partir de ahí
se puedan resolver problemas fundamentales de nuestro país”.
Terminó su discurso
al decir: “no puedo saber qué me depara el destino después de haber tenido esta
extraordinaria oportunidad de servirle a mi país y a mi universidad, pero lo
que sí puedo decir y comprometerme es que seguiré empeñado en esta lucha a
favor de la educación y seguir trabajando para disminuir esas desigualdades.
Tratar de contribuir —aunque sea de manera muy discreta— de resolver algunos de
los problemas que aquejan a nuestra sociedad.
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