Dicen que querer es poder, palabras que aplican íntegra y
absolutamente en Berta Hernández Bernal, quien a sus 73 años de edad no
solamente concluyó su segunda licenciatura, sino que ahora va por más al
inscribirse a una Maestría en la Universidad del Valle de México.
Berta Hernández sin duda es un ejemplo para muchos
mexicanos de lo que es tener valentía y ser tenaz en la vida, porque nada ni
nadie la ha detenido, ahí están sus dos licenciaturas terminadas en la UVM
Campus Hispano, Derecho en el 2011 y Psicología en noviembre de 2014; por si
fuera poco, pronto regresara a las aulas a estudiar una Maestría en derecho.
Al principio Berta estudió enfermería en el Instituto
Marillac incorporado éste a la UNAM; trabajó en las Clínicas 61, 27 y en el
Hospital de Ortopedia, todos del
Instituto Mexicano del Seguro Social; “trabajé en los tres turnos, mañana,
tarde y noche, hace 18 años me jubilé”, comentó la licenciada por el Campus
Hispano de UVM.
A Berta la vida le presentó retos muy diversos e
interesantes, por distintas situaciones estudió la carrera de Derecho en la
UVM, “para defenderme legalmente, para conocer las garantías de que gozamos las
mujeres mexicanas. Y Psicología para conocer y entender la conducta humana”,
señaló.
Los estudios en Derecho (promedio 9.69) y Psicología
(promedio 9.33) le permiten a Berta Hernández apoyar a las amistades en su
colonia, a personas de escasos recursos,
además adopta a perros, gatos que se encuentra en la calle o bien, que la gente
rechaza cuando ya no los quieren, “en todo esto invierto mi tiempo, por eso
casi siempre estoy corriendo”, indica la egresada de UVM Hispano.
Berta, quien se dispone a estudiar aún más para
convertirse en maestra, conversa con mujeres de su colonia, las motiva para que
mejoren su vida, para fortalecer su autoestima, se den cuenta de sus
capacidades, pues según dice, piensan que por ser adultas ya no tienen derecho
a estudiar.
“Todo lo que hago me da mucha satisfacción, porque le
estoy regresando a la vida algo de lo
mucho que me ha dado. Puedo mencionar las palabras de Teresa de Calcuta: El que
no vive para servir, no sirve para
vivir”. “Puedo decir que sentirme útil me motiva para seguir viviendo”, afirmó.
“Ojalá que mi
entusiasmo sirva para los jóvenes, para la gente adulta como yo, que sepan que
no hay límites para estudiar, los límites los pone el ser humano cuando dice:
“yo no estudio porque ya no es tiempo y además ya no puedo”, concluyó.
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