Si una persona se aísla, tiene poco interés en las actividades
que antes gustaba, padece cambios de apetito, cansancio o trastornos de sueño,
y se despide de sus amigos, regala sus cosas o afirma que el mundo estaría
mejor sin ella, es más proclive a atentar contra sí misma, afirmó Carolina
Santillán Torres Torija, profesora de la carrera de Psicología en la Facultad
de Estudios Superiores (FES) Iztacala.
En el marco del Día Mundial para la Prevención del
Suicidio, que se conmemora hoy, 10 de septiembre, la especialista detalló que,
en México, el 40.8 por ciento de la privación voluntaria de la vida se da en
jóvenes de 15 a 29 años, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI).
En 2013, el INEGI consignó cinco mil 909 suicidios; de
éstos, 81.7 por ciento fueron consumados por hombres, más de la mitad por
personas con trastornos depresivos, y uno de cada cuatro tuvo que ver con el
alcoholismo. Estos casos representan el uno por ciento de todos los decesos
registrados ese año y son la decimocuarta causa de muerte (con una tasa de
cerca de cinco por cada 100 mil habitantes). Las entidades con mayor incidencia
son Aguascalientes (9.2), Quintana Roo (8.8) y Campeche (8.5).
La esquizofrenia y la ansiedad son alteraciones asociadas
a esta temática. Estos padecimientos requieren un manejo terapéutico adecuado y
mayor vigilancia al detectarse la ideación referida.
Causas
De acuerdo con el informe del INEGI, el suicidio es un
tema de salud pública. Por ello, en la mayoría de los países la tasa de esta
actividad es considerada un indicador poblacional de la salud mental.
Para la especialista se trata de un problema resultante
de la interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos
y ambientales y existe al menos un trastorno mental asociado: la depresión,
pero por ser un tema complejo se relaciona con variables como un alto consumo
de sustancias, estrés e incluso hasta haber conocido a un familiar o amigo que
se quitó la vida.
Los varones suelen usar métodos más letales, como armas
de fuego, a diferencia de las mujeres, que usan técnicas menos violentas como
las pastillas. Debido a que los varones tienen éxito en su primer intento, el
suicidio es la segunda causa de muerte entre ellos (después de los accidentes
automovilísticos). En cambio, ellas siempre intentan dos o tres veces antes de
lograrlo.
Qué hacer
Hay formas de prevenir. Es importante tener acceso a la
información porque hay señales previas, aunque los cercanos suelen pensar que
el afectado sólo quiere llamar la atención, y no es así.
El suicidio presenta varias etapas. La primera es la
ideación, luego se plantea, después se instrumenta y finalmente se comete; por
ello, en algunos casos hay tiempo para evitar estos escenarios.
Si ya pasó por la mente de un joven, es buen momento para
recibir la atención profesional. ¿Qué debe hacer la persona cercana? En primera
instancia, preguntar si la idea ha pasado por su cabeza, luego persuadir al
afectado y finalmente convencerlo de ir por ayuda.
Existe un estigma por acudir al psicólogo, pues la
sociedad cree que esto es algo malo, pero no es así, sino una cuestión de alto
cuidado.
En la UNAM se brinda
ayuda a los universitarios propensos al suicidio. En la FES Iztacala a través
de un programa liderado por la profesora Santillán y en Ciudad Universitaria en
el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina. También está el Instituto
Nacional de Psiquiatría, entre otras opciones.
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