Con el objetivo de acercar
al público al proceso de cambio que la Ciudad de México experimenta al paso del
tiempo: y de ser un islote en medio de un lago a la metrópoli que es hoy, se
presentan la exposición El patrimonio arqueológico de la Ciudad de México,
montada en las Rejas de Catedral (República de Guatemala), en el Centro
Histórico.
La exhibición, que da cuenta
de la labor que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realiza
en la salvaguardia de los vestigios arqueológicos, es organizada en
colaboración con el Centro Cultural de España en México (Ccemx). Se compone de
24 fotografías acompañadas con infografías y mapas temáticos.
Francisco Sánchez Nava,
coordinador nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH), refirió que la arqueología hace posible ver el interior de la
ciudad.
Nuestro país, dijo, de
frontera a frontera, cuenta con un pasado histórico muy importante, algo que es
palpable en sus vestigios. Por tal razón, para los arqueólogos es un reto el
poder conciliar el desarrollo de las grandes urbes con la protección de este patrimonio
cultural que yace en el subsuelo.
Acompañado de Carlos Ruiz
González, director del Ccemx, Francisco Sánchez Nava destacó que para el
rescate del patrimonio arqueológico, las obras de infraestructura son una
oportunidad única e irrepetible para recuperar información, ejemplo de ello han
sido las realizadas para la construcción de las líneas que integran el Sistema
de Transporte Colectivo (SCT) Metro.
Tras la apertura de la
exposición, el arqueólogo dictó la conferencia El pasado prehispánico de la
Ciudad de México y la investigación arqueológica a 75 años del INAH, en la que
rememoró que la experiencia en materia de salvamento arqueológico “data de
1967, al iniciarse las obras de construcción de las primeras tres líneas de
dicho sistema. Aunque los hallazgos fueron numerosos (monolitos, restos óseos,
cimentaciones prehispánicas y coloniales, entre otros), no fue fácil articular
los trabajos arqueológicos a los ritmos de la obra. No obstante, el aprendizaje
acumulado fue posible verterlo en la planeación de las etapas subsecuentes de
construcción del Metro”.
Mencionó que tales labores
se llevaron a cabo entre 1967 y 1968, siendo hasta cuatro años después, en
enero de 1972, cuando se promulgó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas
Arqueológicos, Artísticos e Históricos, que da a los vestigios arqueológicos
muebles e inmuebles el carácter de bienes propiedad de la nación.
A partir de ello,
puntualizó, al reiniciarse los trabajos de construcción de esta red de transporte,
en 1977, las investigaciones de salvamento arqueológico se plantearon con mayor
claridad jurídica, estratégica y metodológica.
(Información INAH / Fotografía
Melitón Tapia-INAH)
No hay comentarios:
Publicar un comentario