El Museo de El Carmen dedica
este año su tradicional altar de muertos al arquitecto, escultor, pintor,
escenógrafo y vecino de San Ángel, Manuel Parra (1911-1997), quien desarrolló
una arquitectura vinculada con reminiscencias de las edificaciones coloniales
de amplios patios, hermosos pórticos y uso de viguerías expuestas.
Carmen Parra y Emiliano
Gironella, hija y nieto del homenajeado, fueron los encargados de inaugurar el
altar de muertos, junto con el restaurador Alfredo Marín, director del Museo de
El Carmen.
Al hacer uso de la palabra,
Carmen Parra celebró que este recinto del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH) distinga a un gran arquitecto como fue su padre, al tiempo que
mantiene una tradición tan importante como es la celebración de Día de Muertos.
“Manuel Parra, hijo pródigo de
su arquitectura atemporal, atrapó lo que él más quería de su mundo para
preservar aquello que amaba y admiraba a la manera de un mago o un chamán. Era
un creador, un artista; iba armando sus casas, en su imaginación y en su vida
fue un personaje romántico”.
Asimismo, dijo que su padre
construyó una poética del espacio, donde estaba presente su enorme
reconocimiento a la arquitectura vernácula.
Alfredo Marín, titular del
Museo de El Carmen, relató que la arquitectura que desarrolló Parra en los años
cuarenta del siglo pasado estuvo alejada de la corriente funcionalista,
“reutilizaba materiales de otras edificaciones y generaba un nuevo método
constructivo con un estilo particular. Sin embargo, fue un arquitecto poco
conocido, por lo que a través del altar de muertos se busca conservar una
tradición y dar a conocer a un distinguido habitante de San Ángel”.
Asimismo, dijo que en días tan
especiales como éstos, “llenos de recuerdos, misticismo y nostalgia, recibimos
a las almas de nuestros seres queridos que ya se han ido y que vienen desde muy
lejos para festejar con nosotros el primero y dos de noviembre. La celebración
de la fiesta a los muertos es una tradición ya muy antigua en México en la que
se mezclan elementos prehispánicos, virreinales y contemporáneos”.
Durante la ceremonia de
inauguración, la escritora María Luisa “La China Mendoza”, gran amiga de la
familia Parra, recordó al arquitecto como un hombre distinguido, culto, que
tenía un encanto que abrigaba con sus casas y con el corazón. Manuel Parra hizo
la arquitectura más extraordinaria del mundo”.
El arquitecto Parra construyó
muchas residencias en esa zona de la Ciudad de México, al igual que en
Coyoacán, San Jerónimo, Chimalistac y en Lomas de Chapultepec, así como en las
ciudades de León y San Miguel de Allende, en Guanajuato; en Acapulco, Guerrero,
y en algunos lugares de Estados Unidos, España e Italia.
Una de las casas más
representativas de su estilo arquitectónico es la del desaparecido cineasta
Emilio “Indio” Fernández, en Coyoacán, donde descansan sus cenizas.
En la ofrenda instalada en el
Refectorio del recinto del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), se pueden apreciar flores de cempasúchil, pan, dulces, tamales, papel
picado, figuras de alfeñique e imágenes religiosas, un retrato del personaje
con un marco de madera dorada del siglo XIX, así como objetos que le gustaban
al arquitecto. Asimismo, se recrea parte de su estudio, con su restirador,
algunos planos, pinturas, esculturas y fotografías de sus proyectos.
También se incluye el
fragmento de un retablo del siglo XVIII de madera tallada, dorada y
policromada; dos pinturas de arcángeles del mismo periodo, portaciriales de
madera tallada y dorada, y cuatro columnas salomónicas.
“La idea de este montaje es
recibirlo no sólo con sus platillos favoritos, sino con las cosas que
apreciaba; algunos objetos fueron prestados por su hija Carmen Parra, su nieto
Emilio Gironella y su viuda Leonor Lascuráin”.
Alfredo Marín dijo que para el
Museo de El Carmen es muy importante difundir lo que es un altar de muertos
tradicional, por tratarse de una festividad que existe desde la época
prehispánica, y que con la llegada de los españoles se sumaron nuevos elementos
que la enriquecieron.
Explicó que se tiene
documentado que los altares de muertos en San Ángel se colocaban desde el siglo
XVII, especialmente en los conventos y después en las grandes casonas, donde se
instalaban ofrendas el 1 y 2 de noviembre y se abrían las puertas a los
visitantes.
En algunas comunidades se
tiene la creencia de que el 31 de octubre, el arcángel san Miguel abre las
puertas del cielo para que todas las ánimas regresen a festejar con su familia
el 1 y 2 de noviembre, y el 30 de noviembre, día de san Andrés, se cierran las
puertas y se asegura que no se quede nadie en la Tierra.
Además del altar, el museo
presentó Calaveras en El Carmen, exposición de cartonería tradicional mexicana
realizada por los artesanos Sandra Rodríguez y Martín Alberto Rodríguez Vivas,
integrada por 20 calacas y catrinas; también ofrecerá una serie de actividades
alusivas: el sábado 28 se llevará a cabo el taller Viste tu calaverita, a las
12:00 horas, y a las 13:00 horas se contarán leyendas virreinales.
El domingo 29, a las 11 de la
mañana se presentará el libro Las almas de la fiesta; a las 13:30 horas, se
impartirá la conferencia Día de Muertos, y a las tres de la tarde habrá otra
narración de leyendas virreinales.
El sábado 4 de noviembre, a
las 11:00 horas, se dará un taller de acuarelas; el 5 de noviembre habrá un
concierto especial a las 15:00 horas y el domingo 12 se impartirá el taller
Calaveritas de amaranto, a las 12:00 horas. Todas las actividades son
gratuitas.
El altar de muertos dedicado a
Manuel Parra permanecerá hasta el 19 de noviembre en el Museo de El Carmen,
ubicado en Avenida Revolución 4 y 6, San Ángel, de 10:00 a 17:00 horas.
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