México requiere con urgencia
de una política pública concertada y participativa encaminada a crear un
programa regional elaborado con la población del Istmo de Tehuantepec para
impulsar la energía eólica como fuente de energía principal, advirtió el doctor
Roberto Diego Quintana, profesor-investigador de la Unidad Xochimilco de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El investigador adscrito al
Departamento de Producción Económica consideró que esa zona mantiene un
potencial de desarrollo similar al de Dinamarca por su ubicación geográfica y
registro de fuertes vientos. Sin embargo, los parques eólicos son manejados por
corporaciones trasnacionales que afectan económica y culturalmente a las
comunidades e invaden sus tierras con apoyo gubernamental.
En su ponencia Estrategias
de las comunidades originarias en la defensa de su territorialidad frente a los
megaproyectos eólicos de corporaciones trasnacionales en el Istmo de
Tehuantepec, Roberto Diego Quintana señaló que las comunidades del Istmo lejos
de encontrar una mejoría de vida y de su mercado interno, experimentan la
pérdida de sus tierras debido al otorgamiento de contratos que realizan
autoridades locales a empresas extranjeras.
En la Mesa Geografías de la
energía –moderada por el doctor Abraham Salinas Díaz, académico del
Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad Cuajimalpa de la UAM– el doctor
Diego Quintana resaltó que los cambios en el paisaje de esa región han sido
drásticos, ya que hay un deterioró por la excesiva colocación de
aerogeneradores que dominan el cielo.
Al mismo tiempo, apuntó,
dicha infraestructura afecta los canales de riego al estar ubicados cerca de
sembradíos, incluso encima de ellos.
En el Congreso internacional
de Geografía humana, espacios, lugares y territorios: miradas latinoamericanas,
el agrónomo dijo que además son causantes de severos casos de contaminaciones
de agua y tierra cuando los aerogeneradores suelen incendiarse debido a las
altas ráfagas de viento de hasta 109 kilómetros por hora.
En la actividad convocada
por la Coordinación de la Licenciatura en Geografía Humana y el Departamento de
Sociología de la Unidad Iztapalapa de la UAM, el maestro en Fisiología de
Cultivos por la Universidad de Reading, Inglaterra, explicó que esos accidentes
provocan incendios y derrames de cientos de litros de aceite con el cual
funcionan dichos parques eólicos. “En total, hay cerca de 500 mil litros de
aceite en los aerogeneradores”.
También registran una alta
mortandad de aves, ya que regiones como La Venta son zonas históricas de paso
de aves migratorias. Para su colocación se hizo la remoción de cien por ciento
de la vegetación nativa con la finalidad de que no obstruyera el flujo del
viento y de esa manera la infraestructura obstaculiza los cauces naturales de
arroyos y escorrentías.
Además provoca contaminación
ambiental debido al ruido que genera el movimiento de las aspas, “las
comunidades se han juntado en más de 30 organizaciones e informado para exigir
la construcción de un parque eólico comunitario e incluso presentaron
propuestas a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero hasta el momento
han sido rechazados e ignorados”.
“La gente no está en contra
de los parques eólicos, están en contra del despojo al que han estado sujetos
por parte de los gobiernos locales y federales. En países europeos esas mismas
compañías trasnacionales ofrecen a los comuneros ganancias de hasta 15 por
ciento, en México la oferta más alta ha sido de 1.5 por ciento”, concluyó el
doctor en Desarrollo Rural por la Universidad de Londres.
El Congreso internacional de
Geografía humana, espacios, lugares y territorios: miradas latinoamericanas
discurrió sobre la falta de integración social y laboral que el paisaje natural
en México experimenta a causa de la generación, distribución y consumo de
fuentes energéticas: eólica, gas natural y petróleo. En la actividad los
especialistas analizaron los impactos ambientales de la reciente implementación
de la reforma energética.
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