En elección presidencial en
Estados Unidos, la contienda está empatada. Las encuestas dan a Hillary Clinton
una ventaja de tres o cuatro por ciento, la cual puede ser superada por Donald
Trump. De ese modo, el resultado es una moneda al aire, afirmó Raúl Benítez
Manaut, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la
UNAM.
El magnate, explicó en rueda
de medios, espera una respuesta parecida a la británica respecto al brexit, de
un voto oculto, de gente decepcionada, enojada, desplazada del mercado laboral,
de una clase trabajadora que no ha visto incrementado su salario.
Se trata, abundó Jacqueline
Peschard, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), de una
elección que pone sobre la mesa el rechazo a lo diverso, a la migración, a lo
que no es estrictamente de “origen ‘blanco’. Veo una ola xenofóbica y racista
muy fuerte, y eso es lo más preocupante. Más allá de quién gane, hay una
fractura en la sociedad” en ese sentido.
La académica añadió que el
proceso electoral es paradigmático y fuertemente reñido, donde se han puesto de
manifiesto los grandes cambios ocurridos en la sociedad norteamericana en
relación con su sistema político.
Para Benítez Manaut, esta
elección es muy particular. Se parece a la del 2000, cuando el candidato Albert
Gore ganó el voto popular, pero perdió la sumatoria de los comités electorales
estatales, y fue declarado presidente George W. Bush. “La tendencia podría
repetirse: que Hillary gane el voto popular y Trump el de los colegios
electorales”, o bien que cualquiera de los dos candidatos obtenga el triunfo de
forma muy cerrada.
El especialista
universitario recordó que Barack Obama ganó las dos elecciones con el voto del
estado de Ohio. En esta ocasión, según las encuestas, el millonario lo tiene en
sus manos. En tanto, Florida ha variado sus tendencias: lo perdió Gore, lo ganó
Bush en su segunda elección, lo obtuvo Obama y ahora está indeciso.
Ambos estados podrían
definir la elección, porque tienen muchos votos en el colegio electoral
nacional, abundó en el auditorio de la Casa de las Humanidades. Otros, como
Arizona y Nuevo México, tampoco se han definido.
Sin importar quien gane,
añadió Peschard, el daño de Trump está hecho, el que exacerba la polarización,
el rechazo a lo diferente, a lo de afuera, al extranjero, el que hace una
reivindicación racial y xenófoba.
Por ello, expresó, nuestro
país debe desplegar una política exterior muy clara de defensa de los intereses
de los mexicanos, más allá de las agresiones de Trump.
Gane quien gane, abundó el
integrante del CISAN, habrá que restaurar las relaciones con el vecino país del
norte, deterioradas con Clinton por la visita del magnate a México, y con el
propio Trump, por lo que ha dicho de los mexicanos, “que nos ofende a todos”.
El especialista recordó que
en esta elección también está en juego el Congreso y que ambos candidatos
revisarán el Tratado de Libre Comercio. Ante ello, el gobierno mexicano, junto
con empresarios, tiene la obligación de examinar qué partes del acuerdo deben
ser actualizadas, ya que se firmó en 1994 y hay algunas que ya no son viables
para las relaciones comerciales.
Por último, señaló que, con
un impacto directo para México, también se llevará a cabo el referéndum para la
legalización de la marihuana con fines recreativos en California, lo cual
tendrá repercusiones en la política y la guerra contra las drogas.
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