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Zona
de paz
El Estado Islámico (EI) es
una amenaza global para la paz y la seguridad en el Medio Oriente. Los actos
terroristas en todo el mundo demuestran que esta práctica pone en jaque a todos
los países, independientemente de la estructura del estado y la religión de los
ciudadanos.
Con sus aliados, al pueblo
sirio, en los últimos meses alcanzó en su país, lo que la coalición occidental
no pudo hacer bajo el liderazgo de los Estados Unidos en cinco años.
Rusia ayuda a Damasco en lo
general; mientras que, en lo particular, Moscú contribuye con éxito a alcanzar
el cese al fuego y a las negociaciones entre las partes en conflicto en una
mesa de diálogo, con una oposición moderada. El objetivo principal es destruir
a los grupos terroristas en Siria con el uso de aviones militares, a petición
del legalmente constituido líder Bashar al-Ásad.
Así el Ejército sirio
bloqueó las rutas de suministro de armas y municiones a los terroristas, así
como la distribución del petróleo al mercado negro. Desde el comienzo de la
operación de Rusia en Siria, el 30 de septiembre de 2015, la aviación rusa ha
realizado 90 mil acciones exitosas de combate, con un resultado de 28 mil bajas
al enemigo. Con un daño significativo al sistema de control y a la
infraestructura de los terroristas.
Ahora hay cuatro zonas de
paz, y el objetivo es detener realmente la guerra civil y estabilizar la
situación en las partes central y meridional de Siria; al mismo tiempo que se
fortalecen alianzas en actividades comunes. Se le proporciona un amplio apoyo
político, incluidos los países miembros de la Organización de Cooperación de
Shanghái y el grupo BRICS. Como resultado de este trabajo activo en el Oriente
Medio, se establece buena base para la destrucción definitiva de las
organizaciones terroristas, la solución de los problemas humanitarios en la
región y la normalización del proceso político.
Al mismo tiempo, el Estado
Islámico continúa representando una amenaza seria. Según los expertos
internacionales, sólo en Siria hay ahora más de 9 mil fanáticos de esta
organización terrorista. Consideran a Siria como un trampolín para la expansión
en otros estados dentro del marco del concepto del “gran califato” y tratan de
mantener los territorios capturados a cualquier costo. Hay otras formaciones de
bandidos, cuyo número total supera a los 25 mil militantes.
En cuanto a los países
occidentales, ahora están en la indecisión, debido a los cambios iniciados por
la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Por supuesto, me
gustaría esperar que todos los estados del mundo estén igualmente interesados
en resolver la crisis siria. Y la comunidad internacional y los medios de
comunicación occidentales, estén sinceramente preocupados por el pueblo sirio;
deben apoyar el proceso de paz en ese país como un paso directo hacia la
conciliación en la región.
Textualmente
hay que decirlo: Para combatir el terrorismo, los esfuerzos
de todos los estados son necesario. Esta es la única manera de derrotar a la
red internacional del Estado islámico. Al mismo tiempo, la reconstrucción
política interna de siria deber realizarse a la caída de los grupos de
fanáticos y el triunfo de la buena voluntad del pueblo sirio.
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Publicado en el Periódico LA PRENSA el viernes 7 de septiembre de 2017
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