La delincuencia organizada
ha puesto límites a la libertad de expresión, y no parece fácil regular los
espacios mediáticos que esa actividad delictiva emplea para difundir sus
mensajes sin caer en la censura, dijo Luis Astorga, del Instituto de
Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Al participar en la
conferencia de medios Prensa escrita y drogas ilegalizadas en México, indicó
que el trabajo de periodistas que cubren noticias relacionadas con la
delincuencia organizada (en particular los denominados delitos contra la salud,
secuestro, tráfico de indocumentados, lavado de dinero y robo de hidrocarburos)
se ha convertido en una actividad de alto riesgo en ciertos puntos del país.
En diversas entidades de
México algunos comunicadores han recibido amenazas, atentados o han sido
asesinados. “En varios lugares los periodistas y los medios para los que
trabajan han optado por no escribir sobre esos temas por temor a represalias,
por lo que se han autocensurado o se han visto forzados a publicar lo que estos
grupos les han ordenado”, expuso.
Además, ante la inacción o
incapacidad de las autoridades, los medios han pedido a los criminales les
indiquen lo que sí pueden publicar. En algunos casos, algunos comunicadores han
tenido que cubrirse el rostro en la presentación de delincuentes para evitar
ser reconocidos en caso de ser liberados; y en otros tantos, han sido objeto de
violencia inusitada con armas de alto poder, torturados y mutilados.
Organismos nacionales e
internacionales han externado sus reclamos y protestas hacia las autoridades
mexicanas, debido a la falta de protección a la labor de periodistas, o por la
ausencia e ineficacia de las investigaciones sobre los crímenes contra ellos,
que demuestran los altos niveles de impunidad y que repercute en la libertad de
expresión.
En el auditorio del IIS,
Luis Astorga señaló, por otra parte, que los medios de comunicación que han coincidido
en distintos momentos históricos con la política estatal en asuntos de drogas,
no sólo han transmitido y reproducido la visión oficial, sino que han
contribuido a su reforzamiento y desarrollo con categorías y esquemas de
percepción propios.
No obstante, hoy existen
medios en los que se expresan diferentes corrientes de opinión, sin restricción
alguna, y otros que privilegian líneas de pensamiento más homogéneas. “Unos más
cercanos o lejanos a las posiciones del Gobierno Federal en cuanto a la estrategia
contra la delincuencia organizada, vigilantes y críticos de lo que consideran
erróneo e inadecuado”.
En su oportunidad, Marco
Lara Klahr, periodista y académico de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales (FCPyS), puntualizó que hoy las arquitecturas, agendas y políticas
editoriales de la industria de las noticias amenazan a los periodistas: es una
fuente recurrente de violencia.
Las órdenes de trabajo que
reciben para cubrir cierta información, la precariedad laboral y la falta de
formación y actualización profesional genera una dinámica en la que las
empresas se benefician de la maquila a granel emitida por las instituciones de
seguridad; “en eso, las ‘salchichas’ relativas a la delincuencia organizada y
drogas son los productos estrella”.
Cada vez se habla menos de
ética pública, y se asocia en menor medida al papel social de los medios,
situaciones que se reflejan en una “prensa capturada”.
Un documento emitido por
periodistas chilenos hace más de cinco décadas, y que hoy sigue vigente, señala
que el periodismo y los periodistas deben estar al servicio de la verdad, la
justicia social y los derechos humanos.
El fin no es “desarrollar
una mentalidad mediafóbica o de alimentar nuestra visión pasional con la idea
de que los periodistas somos corruptos y la prensa es vendida; me parece que
debemos apelar al análisis crítico del discurso, que contribuya a mejorar la
calidad de vida de la sociedad”, sentenció Lara Klahr.
Por su parte, Susana
González Reyna, académica de la FCPyS, mencionó que contrario a lo
pronosticado, la prensa escrita es una fuente principal para continuar con la
denuncia y en busca de la democracia y la justicia; “no se trata de ganarle la
carrera a la noticia, sino de hacer un mejor periodismo que nos invite a
reflexionar”.
El objetivo es entender y
rescatar el periodismo, cuyo sentido profundo en esta carrera loca de la
publicación digital y la primicia informativa se ha trastocado, concluyó.
La conferencia fue moderada
por Marisol Ochoa, posdoctorante del IIS de la UNAM.
(Información y fotografía DGCS-UNAM)
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