A nivel mundial el cáncer de
mama es, después del de pulmón, la segunda neoplasia maligna más frecuente; sin
embargo, en mortalidad ocupa el quinto lugar, pues muchas pacientes se curan,
refirió Juan Zínser Sierra, coordinador del Comité de Oncología en la Unidad de
Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
En México el de mama, junto
con el cervicouterino, representan las principales causas de fallecimiento por
cáncer en mujeres; no obstante, la detección temprana y mantener hábitos
saludables de vida son factores fundamentales para la prevención.
A propósito del Día Mundial
contra el Cáncer de Mama, que se conmemora este 19 de octubre, el universitario
apuntó que se trata de un padecimiento importante y se habla de éste como si se
tratara de una epidemia. “Sí, es frecuente, pero si se detecta a tiempo existe
la posibilidad de brindar opciones terapéuticas y lograr una cura en 50 por
ciento de las pacientes”.
Uno de los factores
principales para desarrollar cualquier tipo de cáncer es la edad; en el caso
del de mama, el riesgo aumenta a partir de los 50 años y se puede decir que es
un tumor raro antes de los 30. “La mastografía es el método más útil para la
detección temprana y en general se recomienda a partir de los 45 o 50 años”,
dijo.
En población de alto riesgo,
como mujeres con antecedentes familiares de primer grado, puede realizarse
antes de los 40; en muchos casos ese estudio se complementa con ultrasonido y
resonancia magnética.
El grupo de alto riesgo
incluye, además, a las portadoras de mutaciones en los genes BRCA 1 y BRCA 2,
que confieren un riesgo a los 50 años de edad hasta del 70 por ciento, en
contraste con el dos por ciento de la población general.
A pesar de su utilidad, la
mastografía de tamizaje ha sido motivo de controversia en los últimos años,
básicamente porque hay mujeres que han sido diagnosticadas al palparles un
nódulo; aun así, sobre todo si éste es pequeño, tienen buenas posibilidades de
curación.
Por otro lado, existe un
pequeño porcentaje que a pesar de haber sido diagnosticado a partir de un
hallazgo mastográfico, no logran la curación. “El problema es que no hay forma
de identificar de antemano a que grupo corresponde cada mujer”, advirtió Zínzer
Sierra.
Diagnosticar un carcinoma en
etapas tempranas brinda la posibilidad de mayor supervivencia; por ello, la
recomendación es hacerse mastografías y autoexplorarse. Además, “debe tenerse
presente que si se nota un nódulo semanas o meses después de la última
revisión, se debe regresar al médico y no esperar a la siguiente cita
programada, pues en algunos casos un tumor de crecimiento rápido puede hacerse
palpable durante el intervalo entre las mastografías”.
Un punto que debe
enfatizarse, recomendó el especialista, es que las posibilidades de curación no
se limitan a quienes fueron diagnosticadas a partir de una mastografía. Hay
casos que alcanzaron la curación incluso con tumores grandes, “es cuando
consideramos que aunque el diagnóstico no fue temprano, sí fue oportuno”.
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