El uso de recursos
interactivos en los museos se ha vuelto una constante, pero muchas veces no se
tiene la claridad sobre cómo beneficiará al visitante o si realmente ayudará a
potenciar la función educativa de los recintos, opinaron investigadores y
especialistas en nuevas tecnologías del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH).
Durante la primera sesión
del seminario La función educativa de los museos. Nuevas tecnologías para crear
espacios de diálogo, que lleva a cabo la Coordinación Nacional de Museos y
Exposiciones, Ana Graciela Bedolla, quien ha investigado la relación entre
educación y museos, señaló que lo importante es poner el acento en los fines
que se persiguen con el uso de medios interactivos.
“¿Hay un mejor aprendizaje en nuestras exposiciones
gracias a los recursos tecnológicos?, ¿es preferible tener interactivos en los
museos o es mejor desecharlos?, ¿son los medios adecuados a nuestros fines?”,
planteó la especialista y expresó que para responder a ello es necesario
definir la función educativa de éstos en los recintos.
Para la experta en la
planeación de museos, estos espacios son terreno propicio para impulsar una
educación transformadora, y consideró que mediante el uso racional de
herramientas digitales se puede desencadenar un proceso de reflexión y
resignificación de la experiencia que ofrecen los recintos museísticos.
“Si los interactivos cumplen el objetivo de
reciprocidad, transformación y
enriquecimiento para el visitante, se potencia el trabajo educativo de
los museos. De lo contrario, su uso indiscriminado carecería de sentido”.
Manuel Gándara, doctor en
Antropología, Diseño y Nuevas Tecnologías, precisó la diferencia entre
interacción e interactividad: mientras la primera significa el contacto entre
humanos, la segunda se refiere a la acción recíproca entre un humano y un
dispositivo digital previamente programado para recibir información, procesarla
y reaccionar dentro del rango de opciones preprogramado.
El profesor del posgrado en
Museología de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía
expresó que actualmente es rara la exposición que no presente algún tipo de
dispositivo.
“Parece que las nuevas
tecnologías llegaron para quedarse en los museos, ¿pero realmente las
queremos?, ¿para quién y para qué? Tenemos que encontrar las razones por las
cuales necesitamos de los medios interactivos”, subrayó.
Una razón para emplearlos,
dijo, es que sean un apoyo y promuevan el aprendizaje, que presenten lo que no
se puede mostrar en el museo, o que conduzcan al visitante a espacios donde no
puede entrar, como por ejemplo una tumba prehispánica. “Los dispositivos son el
medio ideal para mostrar los procesos detrás de los eventos, para abordar
relaciones causales o complejas”.
Bajo la premisa de que los
fines no necesariamente justifican los medios interactivos, el museólogo indicó
en tono bromista que, de acuerdo con la Primera Ley de Gándara, “si lo puedes
hacer sin computadora, ¡hazlo sin computadora!”.
Al indicar que la función
educativa del museo no debe reducirse al área de Servicios Educativos, sino ser
el centro del museo, Alejandro Sabido, arquitecto y maestro en Artes Visuales,
comentó que los dispositivos deben ilustrar sobre la vocación del recinto y
hacer visibles los objetos de múltiples formas.
Se pueden hacer aparatos
increíblemente habilidosos y sorprendentes, expresó, pero la pregunta es para
qué o qué queremos lograr con ello, porque hay una tendencia a poner más
atención al medio en sí mismo que al mensaje.
Sabido comentó que ha
percibido que entre la gente que labora en museos no tienen claro para qué
necesitan estas herramientas. “Si van a servir para explicar algo de mejor
manera, adelante, pero es importante que lo tecnológico no sustituya la
experiencia directa con los objetos”, concluyó.
La próxima sesión del
seminario La función educativa de los museos. Nuevas tecnologías para crear
espacios de diálogo se llevará a cabo el 25 de mayo, en el Museo Nacional de
Historia, Castillo de Chapultepec, a las 11:00 horas.
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