Los “migrantes retorno”
vienen con estrés de deportación y enfrentarán la violencia que se vive en
México, lamentó María Elena Medina Mora Icaza, directora general del Instituto
Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”.
En la sesión “La atención de
la salud en México” comentó que a través de diversas encuestas a los migrantes
realizadas por un grupo de investigación en el que participa, analizan la
exposición que tienen a la violencia en los Estados Unidos (el estudio fue
realizado antes de que asumiera el cargo el nuevo presidente Donald Trump).
Hasta ese momento, los
migrantes mexicanos en aquel país reportaban 32 por ciento de violencia, mientras
que la población mexicano-americana nacida tenía una experiencia mayor (46 por
ciento).
“Un problema de la segunda
generación de los migrantes mexicano americanos en Estados Unidos, es que los
hijos hablan inglés y los padres no. (…) Cuando estos jóvenes empiezan a usar
drogas y adoptar conductas de la población estadounidense, es cuando tienen una
mayor probabilidad de enfermedad mental más alta que la población general de
Estados Unidos”, indicó.
Agregó: “Los más afectados
por la violencia son los migrantes retorno (quienes regresan al país luego de
estancias en otro lugar), tienen un riesgo increíblemente mayor de ser
secuestrados, mantenidos como rehenes y asaltados, por lo que las cifras llegan
a ser de hasta 52 por ciento”.
Entonces, indicó, estos
“migrantes retorno” vienen con el estrés de la deportación, de los problemas y
las vicisitudes que los llevaron a irse del país, a sobrevivir allá a veces en
situaciones complicadas y luego enfrentarse a la violencia cuando regresan a
México”, señaló la doctora en psicología por la Universidad Nacional Autónoma
de México.
En su ponencia, por otra
parte subrayó que el 77 por ciento de los hospitales en México están en
ciudades grandes, además de que la mayoría de los especialistas en psiquiatría
se concentran en tres ciudades, lo que contribuye a un diagnóstico tardío de enfermedades
relacionadas con la salud mental,
“A veces tardan los enfermos
mentales mucho tiempo en llegar a tratamiento, 12 años para depresión y 35 para
trastornos de ansiedad. Esto provoca que 67 por ciento de los enfermos que
llegan a los hospitales en el tercer nivel de atención (servicios de salud de
alta complejidad con especialidades médicas, quirúrgicas y otras) no tienen un
internamiento voluntario, lo cual quiere decir que no tienen la capacidad para
decidir sobre su internamiento”, explicó la integrante de El Colegio Nacional.
Durante la sesión “La
atención de la salud en México” que se realizó esta semana en la Academia
Nacional de Medicina de México (ANMM), en conjunto con la Secretaría de Salud,
María Elena Medina Mora dijo que el presupuesto para las enfermedades
psiquiátricas en nuestro país es escaso y está mal distribuido.
“Solo 2 por ciento del
presupuesto de salud es dedicado a la salud mental, mientras que el promedio
para los países de medio-alto desarrollo como el nuestro es de 4.27 por ciento.
De esos recursos (los destinados en México), el 80 por ciento se dedica a
hospitales psiquiátricos y se tienen más personas tratadas por primera vez en
el tercer nivel de atención, en lugar del primer nivel como ocurre en el resto
del mundo”, indicó la especialista, quien aclaró que se necesita más
presupuesto pero también un modelo diferente de atención.
La representante del Sistema
Nacional de Investigadores en la mesa directiva del Foro Consultivo Científico
y Tecnológico, exhortó a las autoridades para que modifiquen la distribución
del presupuesto, un mayor acceso a medicamentos, adquisición de nuevos equipos
y atender el reto de la desinstitucionalización de los enfermos (proceso por el
que se pasa de mantener a las personas que sufren una enfermedad mental
confinadas en hospitales psiquiátricos, a darles una atención digna e integrada
en la sociedad) que están abandonados en los hospitales y que son objeto de las
quejas en derechos humanos.
La alta demanda de los
hospitales psiquiátricos que hoy experimenta México, puede ser consecuencia de
la alta comorbilidad que presentan las afecciones mentales con otras
enfermedades, por ejemplo, hay 3 veces más probabilidades de que una persona
con diabetes sufra depresión que cuando no tiene la enfermedad, y el mismo
riesgo se reporta en las mujeres con baja escolaridad para sufrir ansiedad
cuando son obesas.
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