La recién descubierta
estrella Trappist-1 tiene tres planetas en la zona habitable, señalaron Leticia
Carigi y Yilén Gómez Maqueo, del Instituto de Astronomía de la UNAM, pero
resaltaron que se encuentra a 39 años luz del Sol, muy cerca en términos
astronómicos, pero a 10 millones de años si viajáramos a la máxima velocidad
que alcanzamos en este momento por los seres humanos.
Resaltaron que el sistema
planetario con siete exoplanetas rocosos del tamaño de la Tierra, descubierto
por un telescopio de la NASA, es aún un enigma para la ciencia: se necesitarán
estudios profundos para saber si puede albergar vida como la conocemos.
“No sabemos si los siete
planetas tienen agua o atmósfera. Es muy importante resaltar esto desde el
principio del hallazgo”, dijo Carigi.
En el auditorio Paris
Pishmish, del IA, afirmó que el sistema orbita alrededor de la estrella
Trappist-1, una “enana roja” del tamaño de Júpiter, ubicada en la constelación
de Acuario. Es muy pequeña, tiene sólo ocho por ciento la masa del Sol y es
mucho más común en el Cosmos que astros como nuestra estrella brillante,
afirmó.
Trappist-1 tiene un sistema
con siete planetas rocosos. “Lo importante es que tres de ellos están en la
zona habitable. Esto significa que están en un área en donde puede haber agua
líquida, si es que esos planetas tuvieran una atmósfera semejante a la de la
Tierra”.
Este hallazgo es importante
porque por primera vez se conoce un sistema planetario con sus características.
“Se han encontrado muchos otros con exoplanetas, pero la mayoría con gigantes
gaseosos, incluso más grandes que Júpiter. Estos son rocosos, sabemos su masa
(sólo ocho por ciento de la de nuestro Sol), su radio, y podemos determinar que
son rocosos”, acotó la universitaria.
Todo el sistema tiene a los
planetas muy cerca unos de otros. “Se cree que se formaron más lejos de la
estrella de lo que están ahora, lo que significa que se constituyeron en un
disco de gas y polvo alrededor de aquélla, y se fueron acercando. Quizá podrían
tener agua porque el material que está más lejos sería más frío y, por lo
tanto, tendría muchos hielos, aunque no sabemos si son de agua”, añadió Gómez
Maqueo.
“Trappist-1 se encuentra a
39 años luz del Sol, muy cerca en términos astronómicos, pero para llegar
tardaríamos 10 millones de años si viajáramos a la máxima velocidad que
alcanzamos en este momento, que es de tres mil 500 kilómetros por hora (la de
un avión supersónico)”, acotó Carigi.
La astrónoma indicó que hace
10 millones de años los seres humanos no existíamos en la Tierra, “así que
sería imposible ir a vivir allí”.
La emoción de este
descubrimiento es que Trappist-1 representa un sistema con planetas del tamaño
de la Tierra, es el único que se ha descubierto así y podemos estudiarlo más a
fondo con instrumentación del futuro, expuso Gómez Maqueo.
Por ejemplo, prosiguió, el
satélite James Webb Space Telescope (JWST), de la NASA, que se planea sea
lanzado en 2018, tendrá instrumentación que observe en el infrarrojo y
permitirá ver si tienen atmósfera y si sus planetas se parecen o no a la
Tierra.
También se podrían observar
desde un telescopio de 30 metros, que construirá en Chile el ESO (Observatorio
Europeo Austral), y analizar su atmósfera, si es que la tiene.
“Aquí en México estamos
desarrollando un proyecto de un telescopio de un metro para rastrear justamente
este tipo de sistemas que están alrededor de las estrellas más frías, como
Trappist-1, para buscar planetas rocosos”, resaltó Gómez Maqueo.
Está planeado que se
construya este año en el Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir,
en Baja California. Estará a cargo del Instituto de Astronomía, se hará en
colaboración con científicos de las universidades de Berna y de Ginebra, en
Suiza, y la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
“Tenemos los fondos
para la construcción, la instalación y la operación. Espero que la visibilidad
de este tipo de descubrimientos nos dé peso en la sociedad”, finalizó Gómez
Maqueo.
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