lunes, 29 de junio de 2015

#TEXTUALes


Proyecto de nación

El sistema educativo mexicano tiene fortalezas y debilidades que deben evaluarse para emprender desde su seno un proyecto de nación con base en lo mejor que tiene el país, sus niños y jóvenes. Pero el diagnóstico debe ser global, toda vez que es inconcebible que con un examen a maestros se soluciones un problema de décadas, generado por políticos que estuvieron y quizás estén al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Hoy más que nunca es claro que la educación en México requiere de un educador, maestro en el más amplio sentido de la palabra, un hombre comprometido con la enseñanza pública. Es tiempo de que quienes se dicen políticos se vayan a sus partidos, a las cámaras y dejen en la administración de la educación a gente que desea sacar adelante a miles de niños y jóvenes.
En la administración de la educación en México hay muchos funcionarios que no funcionan y no son evaluados, lo cual impide que este sector sea el proyecto de la nación.
“De todo hay en la viña del Señor”, pero no se debe satanizar al magisterio por los problemas de rezago derivados de la falta de compromiso de “políticos” al frente de la SEP, que debe estar en manos de educadores, como fue la concepción José Vasconcelos, la cual fue entendida por Jaime Torres Bodet y Moisés Sáenz entre otros.
Es claro que hacen falta espacios de calidad en la enseñanza en todos los niveles, como ejemplo basta decir que en el presente examen único 174 mil estudiantes solicitaron UNAM, pero la máxima casa de estudios sólo cuenta con 33 mil lugares en el nivel Medio Superior, por lo que entran los de mejor resultado.
Las diferencias regionales y los rezagos se convierten en la más seria limitación para un avance equilibrado y sustentable.
Así, en México hay 7.14 millones de jóvenes no realizan ninguna actividad y alrededor de 4.6 millones, el llamado núcleo duro, representan el mayor desafío, porque están en riesgo de padecer exclusión social, ya que no estudian, no trabajan, no buscan empleo ni se dedican a quehaceres del hogar, reveló la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Y a pesar de que la educación es una de las vías privilegiadas para lograr el avance sostenido, equilibrado, sustentable y justo de una nación, por lo que debe ser una prioridad de las más altas, la clase política mexicana no lo ve así, de manera que cada seis años llega un “funcionario público” a la SEP que quiere reinventar la educación, muchas veces sin saber de qué habla.
Así cada administración pública promete una “reforma educativa”, pero lejana a las necesidades de la gente, por qué no se crean más instituciones como las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma Metropolitana (UAM), porque no más como el Instituto Politécnico Nacional (IPN)
Por qué la gente de zonas marginadas tiene escuelas sin techo, sin piso, alumnos sin zapatos, sin comer, pero al maestro se le exige una evaluación de resultados, cuando los funcionarios públicos que la demandan no son examinados.
Textualmente hay que decirlo: Se requiere un proyecto de nación basado en la enseñanza de calidad, para lo cual se necesita una revisión de la organización del sistema con fines educativos que se traduzcan en la adquisición  de conocimientos y habilidades que permitan al individuo mejorar su condición social y económica, la cual se refleje en el desarrollo de México.


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