Entierros que datan del
periodo virreinal fueron hallados en una antigua edificación del Centro
Histórico de la ciudad de Querétaro; en una de las osamentas, se encontró sobre
la caja torácica gran cantidad de huesos pequeños que corresponden a un bebé,
de lo cual se infiere que se trata de los restos óseos de una mujer con su hijo
recién nacido.
Desde hace unos días,
especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trabajan
en el rescate del material óseo encontrado en las antiguas oficinas de Telégrafos
de México, durante los trabajos de restauración y rehabilitación del inmueble
histórico para la creación de un museo.
El edificio donde se
registró el hallazgo fue sede del Hospital de San José de Gracia, mejor
conocido como el Hospital de los Hipólitos, desde el siglo XVI hasta mediados
del XVIII.
El antropólogo físico Israel
Lara, del Centro INAH Querétaro, destacó que, por sus características
craneales, una de las osamentas podría corresponder a un individuo de sexo
femenino, el cual presenta un conjunto de pequeños huesos de un infante,
posiblemente en la etapa perinatal al momento de su muerte. A este entierro se
suman otros dos, cuyas edades y sexo de los individuos aún no se determinan.
El especialista indicó que
se ha trabajado de manera gradual y con mucho cuidado, debido a que las
condiciones de humedad en el subsuelo son extremas y hasta los pinceles más
suaves que se utilizan podrían dañar los restos óseos.
“Estamos utilizando consolidantes, porque el
exceso de humedad diluye la parte mineral de los huesos, su textura es tan
endeble que al tocarlos se deshacen. Por ello, es necesario emplear un
remineralizante, para consolidar el hueso y poder levantarlo”.
Detalló que las osamentas
están completas en 80% o 90%, pero en una de ellas ya no existe parte de la
pelvis que brinda información para determinar el sexo del individuo. No
obstante, por la robustez que presentan algunos huesos largos se infiere que se
trata de un hombre. El otro esqueleto podría ser de una mujer, lo que se
corroborará después de que se analicen los restos óseos en el laboratorio.
Determinar la causa de su
muerte, comentó, también será parte de los estudios de antropología física. “La
información que podamos obtener depende en gran medida del estado de
conservación de los huesos, por ello, estamos haciendo lo posible para que el
rescate arqueológico sea de forma cuidadosa y con un tratamiento adecuado de
consolidación”.
Israel Lara dijo que en el
área del hallazgo se ha observado un patrón de enterramiento: fosas alineadas y
en dos niveles, dos entierros se encuentran a una profundidad promedio de 80
cm, donde se encontró la tercera osamenta con el bebé, y el otro está a 1.15
metros, donde se hallaron indicios de un par de fosas más que aún no se
exploran.
En uno de los entierros, el
individuo tiene un brazo sobre el abdomen, mientras que en otro y en el
asociado al infante, los brazos se observan sobre el pecho. “Esto es
interesante porque posiblemente esta variación tenga que ver con la antigüedad
de los entierros, es decir, los que presentan los brazos sobre el abdomen
podrían ser anteriores a los que tienen los brazos sobre el pecho”.
(Información y fotografías INAH)
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