Perdimos
bono
A las cosas hay que
llamarlas por su nombre, decían las abuelas, y con base en esa filosofía, hay
que señalar que a la clase política en el poder, sin importar el color o
partido, jamás le interesó el fortalecer la educación media superior y superior
pública. Mucho se habló de aprovechar el bono demográfico de juventud que se le
presentó a México, y se dejó pasar.
Por ejemplo, en la zona
metropolitana de la ciudad de México mucho se habla de que todos los egresados
del nivel básico tienen asegurado un lugar en el medio superior, pero se evade
hablar de la calidad, y hay que decirlo con claridad, para los más de 120 mil
jóvenes que no ingresarán al bachillerato de la UNAM, no son opción las otras
alternativas.
La falta de instituciones de
calidad como la UNAM y el IPN en este nivel se sabía desde los años 80, pero no
se dieron los pasos, para crear opciones reales; en 1997 con la llegada del PRD
a gobernar la ciudad México se creyó que las cosas cambiarían, pero en sus
lucha internas se perdieron muchos años,
la educación media superior se dejó en manos de burócratas y políticos que
vieron una plataforma para sus carreras, y cuando se optó por un hombre como
Bazán Levy no lo dejaron trabajar.
En el 2000 con la llegada
del PAN al gobierno se federal se registró un abandono terrible de la educación
pública, y el bono demográfico aún estaba vivo; ahí se dio por el “boom” de las
escuelas privadas, muchas de ellas “patito” que no reúnen los requisitos, y al
paso de los años padres de familia padecen el “fraude educativo”, porque luego
de cientos de miles de pesos gastados, sus hijos carecen de los conocimientos y
competencias para ingresar a la educación superior, además de que no cuentan
con las herramientas para incorporarse al mercado laboral.
Ahora parece que los
políticos “nadarán de a muertito”, pues en unos años, por el fenómeno
demográfico, empezará a decrecer la demanda de bachillerato, y “se les
resolverá” su problema, pero México tendrá millones de jóvenes sin una
educación de calidad que debieron recibir.
Textualmente
hay que decirlo: No se trata de un tema de cantidad, es la
calidad, de nada sirven las estadísticas sin sustento, de nada sirven los
certificados sin conocimiento. De qué sirve un joven con certificado de
bachillerato si no sabe cuánto es 2+2, si no puede expresar una idea redactada
en un párrafo. Qué no se engañen los políticos la realidad social la ve el
pueblo todos los días.
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