Los bebedores, un mural que
desde su descubrimiento en 1969 fue reconocido, pero había permanecido oculto,
ya puede ser admirado por quienes visitan la Zona Arqueológica de Cholula, en
Puebla, tras una iniciativa promovida por el Instituto Nacional de Antropología
e Historia (INAH), institución que desde hace una década ha buscado la
conservación integral de esta obra prehispánica.
A lo largo de 60 metros de
longitud y una altura promedio de 2.50 metros, están representados 164
personajes; todos ellos participan de una celebración donde el pulque corre a
manos llenas, “así que todos se encuentran en estado de embriaguez”, comenta
Enrique Lozoya, quien guía a un pequeño grupo de personas por el interior de la
Gran Pirámide, donde está plasmado el mural.
Lozoya es uno de los
integrantes del equipo de la Coordinación Nacional de Conservación del
Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, que trabaja en este lugar. Él conoce al
detalle a los personajes —pues realizó
el dibujo a escala de cada uno de ellos— y explica las cualidades estéticas de
este mural realizado hace mil 800 años.
El mural, ubicado en un
nivel inferior de la Plaza de los Altares, en la antigüedad (200 d.C.) era la
fachada de uno de los edificios de la ciudad, así que estaba a plena vista.
Siglo y medio después, estas escenas fueron cubiertas con una etapa
constructiva a la que se decoró con diseños más geométricos, tal es el caso de
Barras y estrellas, otro de los murales que pueden apreciarse.
Para Valerie Magar, titular
de la CNCPC, la difusión de los murales mediante visitas controladas es parte
fundamental de la labor de la coordinación a su cargo. Estos recorridos se
llevan a cabo durante las temporadas en que los restauradores trabajan en el
sitio, de modo que —en esta ocasión— los interesados tienen la oportunidad de
conocerlos hasta la primera semana de julio de 2014.
(Información y fotos INAH)
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