domingo, 22 de junio de 2014

Hallan ciclo oculto en el calendario Maya



Investigador de la UNAM descubrió un nuevo ciclo del Calendario Maya; a pesar del desarrollo de la epigrafía de esa cultura y del desciframiento de los acontecimientos históricos o míticos que relatan las inscripciones, el calendario aún tiene aspectos insospechados.
En sus investigaciones en el Centro de Estudios Mayas, del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL), el especialista Guillermo Bernal descifró la existencia de un ciclo de 63 días que había pasado inadvertido en los estudios clásicos.
Al reconstruir un tablero de Palenque, el universitario comprobó que ese periodo estuvo asociado con el ritual de “taladrado” de fuego, dedicado al dios zarigüeya o tlacuache.
Se trata de una especie de eslabón perdido o engrane que faltaba. Se conocían otros ciclos: de siete, nueve, y de 819 días; se requería uno intermedio, dijo.
Es como si fuera un gran rompecabezas de dos metros de altura por menos de uno de ancho; el tablero Este –descubierto en el Edificio I del Grupo XVI de Palenque, Chiapas, en 1993– dio la pista para otro gran hallazgo: un ciclo calendárico de 63 días. Así, luego de más de mil años, la voz, el discurso de los antiguos mayas plasmado en estuco, volvió a escucharse.
Después del trabajo de campo en tierras chiapanecas, Guillermo Bernal Romero, volvió a su cubículo y descifró el mensaje: la existencia de ese ciclo que había pasado inadvertido en los estudios clásicos en torno al calendario.
En la reconstrucción, el universitario comprobó que el periodo estuvo asociado con el ritual de “taladrado” de fuego (joch’ k’ahk’), es decir, de generación, por fricción, de un fuego ritual dedicado al dios zarigüeya o tlacuache.
El Ciclo-63 es una especie de eslabón perdido, de engrane que faltaba. Se conocían otros: de siete, nueve y 819 días. El descubierto en abril pasado es el resultado de multiplicar los dos primeros (9 x 7= 63), y el tercero, de multiplicar esta última cifra por 13 (63 x 13= 819).
Esos números no fueron un capricho de los mayas, eran sagrados: creían en la existencia de un “supramundo” o región celeste, con 13 niveles; de una terrestre (la nuestra), con siete estratos, y un inframundo, con nueve niveles, explicó el epigrafista.
Respecto al 819, se ha propuesto que fue formulado para realizar cómputos de los periodos sinódicos (tiempo que tarda un objeto en volver a aparecer en el mismo punto del cielo respecto al Sol, al observarlo desde la Tierra) de Saturno, de 378 días (63 x 6).
El trabajo realizado es parcial; “es posible que encontremos reconstrucciones de más fechas y acontecimientos”. Eso podría tardar un año más, pero la labor de investigación, que se ha llevado a cabo con una “dosis de camaradería y amistad”, ya da sus primeros frutos, dijo Bernal Romero.
Finalmente, el investigador aclaró que éste es sólo un detalle de una tarea más amplia en Palenque, donde realiza la reconstrucción general de la histórica dinástica de esta emblemática ciudad del periodo Clásico Maya.

(información y fotografías DGCS-UNAM)

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