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Salario
mínimo, un crimen
De verdad, como decía las
abuelas: “no hay dinero que alcance”, y ahora menos. El deterioro económico que
padece el pueblo de México es evidente. El salario mínimo es un crimen contra
la clase trabajadora, porque con él no se puede adquirir ni siquiera lo mínimo
indispensable.
Tan sólo hay que citar la
cifra del incremento en el precio de las gasolinas, el cual repercute en casi
todos los elementos de la canasta básica. Pues bueno, en el mes de julio del
2012 el precio del litro de la Magna era de 10.36 pesos, y ayer era de 16.37,
lo que representa un incremento del 58.01 %; en el caso de la Premium pasó en
el mismo periodo de 10.95 pesos a 18.30, un aumento del 67.12 % y finalmente el
diésel está 63.44% más caro al pasar de 10.45 pesos a 17.08 pesos.
En ese mismo lapso el pasaje
del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, pasó de tres pesos a cinco, es
decir 66.66 %.
Así se las gastan los
gobernantes, en los últimos cinco años incrementaron energéticos por arriba del
60 por ciento, al igual que el transporte más usado en la Ciudad de México. Los
resultados no han sido los esperados.
Son los mismos servidores
públicos que argumenta que el incremento al salario de la clase trabajadora es
inflacionario, por lo que autorizan alrededor del 3 % anual.
El Centro de Análisis
Multidisciplinario, de la Facultad de Economía de la UNAM, señala:
“Gobernantes, empresarios y políticos oportunistas han expresado en diversos
foros y medios de difusión su postura sobre el salario mínimo. Unos y otros
apoyándose en criterios falsos, asesores caros pagados con dineros públicos y
teorías alejadas de la cotidianidad de la vida de las familias trabajadoras, lo
único que han podido mostrar con su ignorancia y omisiones sobre la situación
real de los salarios en México es su desprecio por las clases trabajadoras y su
complicidad con el crimen que ha sido el imponer durante décadas salarios que
año tras año alcanzan para menos”.
La realidad que padece la
clase trabajadora mexicana es muy diferente a la pregonan los administradores del
país, basta con asomarse a los mercados populares, para constatar la difícil
situación que enfrentan los trabajadores.
Textualmente
hay que decirlo: Urge reactivar la economía interna, ante la
amenaza de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se
cancele o se vea reducido. Un salario digno para la clase trabajadora
repercutiría en la reactivación del mercado interno, con un impacto,
seguramente positivo para todos los mexicanos.
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