Existe una deuda con la
literatura china para que se conozcan sus obras en el mundo hispanohablante,
particularmente en México, señalaron Gonzalo Celorio, Hernán Lara y Jorge
Volpi, escritores y catedráticos de la Facultad de Filosofía y Letras, al participar
en la Semana de Literatura Mexicana, organizada por la sede de la UNAM en China
(Centro de Estudios Mexicanos).
En conmemoración de su
quinto aniversario y los 45 años de relaciones diplomáticas y culturales entre
México y China, también coincidieron en que actualmente existe una diversidad
de voces y estilos narrativos que enriquecen las letras mexicanas.
Los universitarios han
combinado su pasión por las letras con su vocación académica, y han formado a
jóvenes tanto en las aulas como con sus obras, reconocidas con diversos
premios, dijo en la inauguración Guillermo Pulido, director de la UNAM China.
Las actividades abrieron en
la Universidad de Pekín, con el simposio de Literatura Mexicana y China, en
donde los académicos estuvieron con algunos de los más destacados literatos,
hispanistas y traductores chinos, como Zhao Deming, traductor al chino de obras
de Carlos Fuentes, Mariano Azuela, Sergio Pitol y Alfonso Reyes, entre otros; y
Zhao Zhenjiang, quien se ha dedicado a la traducción de poesía
hispanoamericana, particularmente de Octavio Paz.
Jorge Volpi, coordinador de
Difusión Cultural de la UNAM, se refirió a la literatura mexicana como una
familia con una gran cantidad de miembros, con encuentros, desencuentros y
disputas por la herencia literaria, en la que los pilares son Juan Rulfo y Juan
José Arreola, uno en la novela y el otro en el cuento, junto con Rosario
Castellanos.
Ellos conforman la primera
generación de escritores que respondió al proceso revolucionario, y aunque sus
obras son consideradas el estilo por antonomasia de lo mexicano, en realidad se
oponían al discurso nacionalista de la época, a través de su imaginación.
“Todos los escritores mexicanos somos herederos directos de ellos”, consideró
el autor de En Busca de Klingsor.
La generación a la que Volpi
pertenece publicó libros sin ninguna intención de cuestionar lo mexicano; algunas
de las novelas ocurren en Alemania, en la Unión Soviética o en cualquier otro
lugar imaginario.
En tanto, Hernán Lara
observó dos momentos históricos del siglo XX: la Revolución Mexicana y el
Movimiento Estudiantil del 68, un parteaguas para el desarrollo de la
literatura mexicana, porque cambiaron no sólo al sistema político, sino también
al mundo artístico y literario. Lara, autor de Península Península, consideró
que las historias que ocurren en el campo mexicano siguen tan vigentes como las
novelas en entornos urbanos.
Tras el éxito literario y
editorial del boom, escritores como él y Celorio, ambos de la generación que
vivió el 68, tuvieron un escenario más complicado para alcanzar los niveles de
visibilidad en su literatura, además de que las técnicas narrativas y la
experimentación del lenguaje en las novelas del realismo mágico se habían
sobresaturado, subrayó.
Al respecto, Volpi indicó
que “el tercer momento histórico clave y definitorio para la literatura
mexicana actual es la guerra contra el narcotráfico, iniciada en el 2006, que
abrió paso a la narcoliteratura”.
Gonzalo Celorio expuso que
desde la independencia de España, los escritores mexicanos del siglo XIX
buscaban la identidad nacional mediante la emancipación cultural en una lengua
que se sentía extranjera, como el español, pero que los latinoamericanos se
apropiaron.
A mediados del siglo pasado
los escritores siguen ventilando el tema de la identidad nacional, entre ellos
Octavio Paz, en “El laberinto de la soledad”. Pero fue Carlos Fuentes quien, en
“La región más transparente”, resuelve el problema identitario: "gracias a
él ya no necesitamos pasaporte de identidad nacional para viajar por el mundo
de la literatura".
La Generación del crack (a
la que pertenece Volpi) rompió con el realismo mágico, con el boom
latinoamericano, refirió Celorio, autor de “Amor Propio”.
Los escritores también
participaron en un conversatorio con estudiantes y catedráticos de la
Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing (entidad que aloja a la sede de
la UNAM), considerada la cuna del hispanismo en el país asiático.
El cierre del diálogo
literario fue en la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing, en donde
Celorio y Lara disertaron sobre la obra de Juan Rulfo, en conmemoración de los
100 años de su natalicio.
Deuda con la literatura
china
La visita de los
catedráticos a China representó una oportunidad para que el público,
estudiantes y profesores, conozcan a los autores mexicanos contemporáneos y se
abra la puerta a escritores jóvenes.
Los universitarios indicaron
que existe una deuda con la literatura china para que se conozcan sus obras en
el mundo hispanohablante, particularmente en México. Ello obedece a la falta de
traducciones al español y al reducido número de lectores en comparación con el
tamaño de la población.
No obstante, desde la
Universidad Nacional se realizan esfuerzos para incrementar el estudio de la
cultura y literatura china, ejemplo de ello es la creación de la Escuela
Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción de la UNAM, comentó Volpi.
Finalmente, Lara, quien
dirige la Colección Nuestros Clásicos de la UNAM, informó que están interesados
en que la novela china “Sueño en el Pabellón Rojo” sea incluida en el catálogo
universitario.
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