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Doble
discurso con el magisterio en México
Existen un doble discurso de
los gobiernos Federal y estatales hacia el magisterio mexicano; cuando son
evaluados los tratan con parámetros del primer mundo y la mal llamada “reforma
educativa” que se centra en lo administrativo, con evaluaciones que les demanda
el máximo, pero cuando se trata de las remuneraciones por su gran labor, se
apela a su sensibilidad y “la difícil situación por la que atraviesa el país”.
Hoy el doble discurso
oficial está exhibido, la demagogia con la que se trata el tema del Día del
Maestro es palabrería, porque en los hechos, además y principalmente, el
apostolado del magisterio se vive cada día, con escuelas que presentan
carencias, alumnos desnutridos y ni hablar de la inseguridad que se padece en
gran parte del país, cuando los niños salen a la escuela la madre se
queda con el rosario en la mano.
El progreso del Sistema
Educativo Nacional tiene dos piedras enfrente: Los políticos de siempre y el
sindicato de costumbre. Un país que cambia para no cambiar, los mismos
personajes en el poder y los maestros de siempre que reman contra corriente.
Acaba el sexenio y los
funcionarios que “vinieron a reinventar la educación”, se van; los alumnos
egresan, pero los trabajadores de la educación permanecen en las escuelas, en
espera de nuevas generaciones y con la esperanza de formar a los hombres y las
mujeres que lleven a México a los primeros planos en ciencias, arte, industria,
arte, humanidades, en todas las áreas y todos los oficios.
En los últimos años se busca
crucificar al magisterio, pero: quién a formado las generaciones de las últimas
nueve décadas en este país, desde aquel lejano 1921 que se fundó la Secretaría
de Educación Pública (SEP).
Pero, en lo que va de la
presente administración federal, los más de 1.2 millones de trabajadores de la
educación, tanto de formación básica como de educación media superior y
superior, afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE), no han siquiera alcanzando un incremento directo salarial superior al
tope establecido, ni han superado el 3.5 por ciento desde 2014.
Hay que recordar que fue en
2013 cuando se otorgó un incremento directo al salario de 3.9 por ciento para
maestros y trabajadores de educación básica, mientras que en prestaciones fue
de 1.7 por ciento y de 0.35 por ciento para el fortalecimiento del salario.
En el caso del personal
homologado –de educación media superior y superior– la mejora en el ingreso fue
de 3.9 por ciento directo al salario y de 2.4 por ciento en prestaciones que
incluyó apoyo para despensa, adquisición de material didáctico, servicio de
guardería, ayuda para la adquisición de libros y vales de fin de año, y 90
millones para el Sistema de Desarrollo Profesional de Carrera.
Y el año pasado el aumento
directo al salario para el magisterio de educación básica fue de apenas 3.15
por ciento, 1.9 en prestaciones y de 0.35 por ciento para el fortalecimiento al
salario.
Textualmente
hay que decirlo: Hay un doble discurso de la clase política
hacia el magisterio, que sólo es visto como botín político electoral, pero ni
sus condiciones laborales ni profesionales son mejoradas. Aún prevalecen
rezagos importantes en la infraestructura de las escuelas y la pobreza y la
violencia que padece el país repercute en los resultados. Pero el profesor
siempre está en su aula y en l marcha en demanda de una mejor educación pública
por el bien de la nación. Feliz Día del Maestro.
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