Un conducto clausurado hace 1,800
años por los teotihuacanos, bajo el Templo de la Serpiente Emplumada, vio la
luz nuevamente con el proyecto Tlalocan-Camino bajo la tierra y reveló una
abundante ofrenda en tres cámaras que llevará a la relectura de las grandes
áreas culturales de Mesoamérica y Aridoamérica.
En conferencia de prensa con
motivo del anuncio de la ofrenda descubierta en las exploraciones, la más rica
hallada hasta el momento y que precede a la entrada de las tres cámaras, Teresa
Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), reconoció públicamente al líder del proyecto, el arqueólogo Sergio
Gómez Chávez, así como al equipo de investigadores conformado por la doctora
Julie Gazzola, los arqueólogos Jorge Zavala, Alejandra González, Ulises Lina,
Jorge Méndez, Gabriel Alva y Gabino López.
Se trataba en realidad de un
tiro de 15 metros de profundidad que conducía a un túnel de aproximadamente 120
m de longitud, hasta llegar bajo el Templo de la Serpiente Emplumada. Los
arqueólogos del INAH se encuentran ahora en el metro 103, donde descubrieron la
abundante ofrenda que abarca 4 m de ancho y 8 m de largo.
Localizada a 18 metros de
profundidad, esta ofrenda, la número 48, es el anuncio de que algo muy
importante se encuentra dispuesto dentro de las grandes tres cámaras que le
suceden (de 3-4 m de ancho y más de 4 m de altura), quizá los restos de
personajes ligados a la estructura de poder de Teotihuacan, comentó Sergio
Gómez Chávez.
La ofrenda estaba compuesta
por cuatro esculturas antropomorfas de piedra verde, de 65 cm, decenas de
grandes caracoles (algunos de 55 cm de longitud) procedentes del Golfo de
México y el Mar Caribe, miles de cuentas de diversos materiales, jade importado
de Guatemala, pelotas de hule, huesos y restos de pelo de grandes felinos,
esqueletos de escarabajos, discos de pirita y una caja de madera que contenía
decenas de conchas trabajadas.(Fotos Proyecto Tlalocan-INAH)
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