De manera paciente y a pesar
de que una suave brisa presagiaba lluvia, numerosos seguidores de la artista
esperaron desde mucho antes de las siete de la noche del pasado seis de abril
para entrar a la Galería Metropolitana, ansiosos por su encuentro con Jaguar en
la noche, Camaleón, Cocodrilo y La inventora del atole, entre otros célebres
personajes incluidos en la muestra Leonora Carrington en su centenario:
Imaginación delirante, organizada por la Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM).
Después de la declaratoria
inaugural y de cantar Las mañanitas mexicanas a Leonora –como todos la llaman
fraternalmente– el público ingresó –catálogo en mano– al recinto para ser
recibido por la impresionante figura de la Cantante muda, emplazada casi en el
umbral principal como una mínima, pero representativa evidencia de la grandeza
creativa de la artista nacida el seis de abril de 1917 en Lancashire, Gran
Bretaña, y fallecida en la Ciudad de México el 25 de mayo de 2011.
Apenas iniciado el recorrido
por una selección de esculturas en bronce, pinturas, dibujos, grabados y
objetos varios emerge ese imaginario fantástico plagado de “seres quiméricos,
animales y personajes híbridos –antropomorfos o zoomorfos– que la artista
transfirió a sus creaciones”, explicó el maestro Rafael Pérez y Pérez.
Cada pieza de la exposición
–que permanecerá abierta hasta el 17 de junio– es parte de un cosmos interior
que Carrington supo llevar a planos artísticos diferentes, abarcando “el mundo
de la escultura y la pintura, pero también un universo desconocido por muchos,
que es su vertiente como escritora”.
Es así que un tema
sobresaliente es la presentación de libros y revistas que hablan de ella o que
ella misma escribió, por ejemplo, El séptimo caballo y otros cuentos, y La casa
del miedo. Memorias de abajo, precisó el curador.
La Premio Nacional de
Ciencias y Artes 2005 en el Área de Bellas Artes fue una prosista genial, con
una imaginación delirante al nivel de cualquier autor surrealista, por lo que
es necesario impulsar la reflexión académica sobre su trabajo literario, pues
sus textos no han sido reeditados, aun cuando algunos circularon en el
extranjero, en particular en España.
Más adelante figuran
pinturas y litografías y, al final, una serie de piezas en bronce cobra gran presencia
en el espacio: el Insecto, La tecolota, Ave y The ship of cranes ejercen una
atracción enorme.
Hace cien años nació una
mujer creativa hasta el límite de su fuerza física, con un espíritu indómito y
perseverante en el campo del arte y dueña de una expresividad que encontró en
el surrealismo su manera de ser, manifestó el maestro Norberto Manjarrez
Álvarez.
El acercamiento con su hijo,
Pablo Weisz Carrington, ha dado a la UAM la oportunidad única de presentar el
trabajo de tan extraordinaria escultora, afirmó el secretario general de la
Casa abierta al tiempo al inaugurar la muestra.
Al acto asistieron Weisz
Carrington; el arquitecto José Ramón San Cristóbal Larrea, director general de
Promoción Cultural y Acervo Patrimonial de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público; el maestro José Lucino Gutiérrez Herrera, coordinador general de
Difusión de la UAM, y el doctor Francisco Javier Rodríguez Garza, director de
Artes Visuales y Escénicas de la institución.
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