Un nuevo acercamiento al
esplendor de la ciudad prehispánica de Tlatelolco, emerge gracias al trabajo
desarrollado por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH), quienes trabajan en la consolidación de un templo dedicado a
Ehécatl-Quetzalcóatl, dios del viento, el segundo de su tipo descubierto
recientemente en esta zona arqueológica y que cuenta con más de 650 años de
antigüedad.
En en las instalaciones del
Ex Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, el investigador emérito del INAH,
Eduardo Matos Moctezuma, y el coordinador nacional de Arqueología de la
institución, Pedro Francisco Sánchez Nava, dieron a conocer el descubrimiento
de dicha estructura circular, ubicada en el cuadrante suroeste del Recinto
Ceremonial de México-Tlatelolco, el cual, destacaron, contribuirá a revalorar
la importancia de las múltiples ciudades-Estado que, como Tenochtitlan, Tacuba
e Iztapalapa, entre otras, prosperaron en diversos puntos del Valle de México.
Al hablar acerca de los
antecedentes del señorío tlatelolca, Matos Moctezuma indicó que estos se
remontan a 1325, cuando un grupo de mexicas inconformes con su poder rector, se
establecen en un “montículo de arena” que, con el paso del tiempo, no sólo se
convirtió en una ciudad gemela de Tenochtitlan, sino también en un importante
centro comercial de la Triple Alianza y de toda la región mesoamericana.
La directora de la Zona
Arqueológica de Tlatelolco, Edwina Villegas Gómez, explicó que tras dos
temporadas de supervisión y salvamento arqueológico, bajo la coordinación del
arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, responsable del Proyecto Tlatelolco, se ha
logrado establecer que el templo tiene más de 650 años de antigüedad, mide 11
metros de diámetro por 1.20 de altura y se encuentra a una profundidad de 3
metros bajo el nivel de la calle.
La primera se llevó a cabo
en 2014, cuando se demolió el antiguo supermercado El Sardinero y se hizo una
exploración a tres metros de profundidad, lo que permitió identificar la parte
alta de la estructura y recuperar material cerámico y 20 entierros, entre
adultos, niños y animales, distribuidos en el predio.
La segunda temporada
continuó en marzo de 2016, en la que se liberó la edificación prehispánica y se
pudo identificar el estuco que aún recubre parte de la misma. También se
hallaron una cista para ofrenda colocada en la entrada oriental del templo y
otros siete entierros humanos completos que actualmente están en análisis.
De acuerdo con la
arqueóloga, la cista-ofrenda que contenía la osamenta de un recién nacido,
huesos de aves, obsidiana, espinas de maguey, restos de copal y una cuenta
circular de piedra verde, además de otra olla cercana al sitio con malacates,
incensarios y figuras de cerámica con representaciones de monos y picos de
pato, develarían su filiación con el dios Ehécatl-Quetzalcóatl, dador de viento
como elemento de origen para la lluvia durante periodos prolongados de sequía.
Otro dato que apoya esta
teoría es la forma del templo, toda vez que al ser circular en sus costados
norte, oeste y sur, con una conversión rectangular en su entrada, lado este,
coincide en diseño y orientación con la edificación dedicada a esta misma
deidad que se encuentra en la entrada de la zona arqueológica tlatelolca.
Asimismo, de acuerdo con el arqueólogo Eduardo Matos, las fachadas frontales de
los templos dedicados a dicha deidad apuntaban hacia el oriente, como en el
caso del recién descubierto.
Sin embargo, la construcción
recién descubierta presenta particularidades: la primera de sus tres etapas
constructivas data de los años posteriores a la fundación de la ciudad en 1337
d.C. y tiene paredes bicónicas (inclinadas en vez de rectas), lo que la
distingue del resto de las ruinas prehispánicas de la Plaza de las Tres
Culturas.
Sobrepuesta a esta fase está
la segunda etapa (entre 1376 y 1417 d.C.) que es la más visible del conjunto;
de la tercera (hacia 1427 d.C.) sólo quedan desplantes alrededor de la
edificación, algo que, comentó el supervisor del proyecto de salvamento,
Eduardo Luna Vargas, pudo haber sido causado por la construcción de una
cementera y el supermercado El Sardinero, en la primera mitad del siglo XX.
No obstante, se han
localizado testigos de la que, se cree, era una cuarta etapa constructiva en el
muro que funge como límite de la excavación (pegado a la avenida Flores Magón),
cuyo costado oeste luce un remate con una decoración de piedra que simula un
pendón entrelazado a manera de moño.
También en la sección norte
se ubicó, en 2014, una hilera de pilotes colocados desde tiempos prehispánicos
para evitar el hundimiento del templo en el suelo arcilloso de la antigua isla.
Pese a ello, el edificio está inclinado 60 centímetros en dirección norte.
Derivado de los dos años de
trabajo, a cargo de 12 arqueólogos y otros especialistas que han investigado el
predio de El Sardinero con motivo de la construcción de una plaza comercial, se
han localizado un total de 43 mil objetos, mil de los cuales fueron recuperados
completos y se encuentran bajo registro y estudio.
Además de las citadas
ofrendas, la antropóloga física Nancy Miramón Valdez se refirió sobre el
descubrimiento, a inicios de octubre pasado, del cráneo de un adulto de sexo
masculino, junto al cual se encontró un bezote que debió portar el individuo en
el labio, según revelaron las huellas de tallado en los incisivos inferiores.
En total, dijo, los
entierros localizados alrededor del templo corresponden a ocho osamentas
completas (seis de infantes y dos de un adulto femenino y otro masculino), así
como siete osamentas semicompletas, identificadas a partir de mandíbulas,
cráneos, fémures y otros huesos largos.
Dada la importancia del
hallazgo y la cooperación de la empresa constructora para ceder el terreno
donde se encontró el templo, más un metro alrededor de éste para futuras
labores de mantenimiento, el Consejo de Arqueología y la Coordinación Nacional
de Arqueología, ambas instancias del INAH, aprobaron la instalación de una
ventana arqueológica en la acera de la avenida Flores Magón, la cual quedará
integrada al recorrido de la Zona Arqueológica de Tlatelolco, destacó Edwina Villegas.
La ventana contará con cristal protector, un área verde en el adelgazamiento de
la acera y ventilación adecuada para el templo.
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