En los últimos años, el
incremento de la migración de personas en el mundo ha sido exponencial; de los
175 millones de individuos que en el año 2000 vivían fuera de su país de
origen, hoy padecen esa situación unos 280 millones, cifra que incluye a 60
millones de refugiados solicitantes de asilo o desplazados internos por
conflictos locales.
Martín Íñiguez Ramos,
académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM,
planteó que al menos cuatro por ciento de la población mundial se encuentra en
esa condición –la mitad de ellos mujeres–, debido al deterioro de las
condiciones socioeconómicas, conflictos armados, degradación del medio ambiente
o al incremento de la trata de personas, entre otros aspectos.
Con motivo del Día
Internacional del Migrantes, que se celebra hoy, 18 de diciembre, el
universitario indicó que “si reuniéramos a todos los migrantes en un sólo país,
sería el quinto más poblado del planeta”.
Desafortunadamente, la mitad
de los refugiados son niños que han tenido que desplazarse de manera obligada
de su lugar de origen (Siria, Irak y Nigeria, entre otros países). “Es
impresionante la cantidad de menores de edad que se ven obligados a salir de sus
países por conflictos bélicos, una verdadera tragedia del siglo XXI”, resaltó.
Hoy, frente a las crisis
económicas las naciones más desarrolladas empiezan a cerrarse a los flujos
migratorios y regresan a políticas nativistas y locales; esa situación empuja a
que quienes buscan mejorar su nivel de vida migren por lugares de mayor
peligro.
Por ejemplo, quienes
atraviesan por territorio mexicano para llegar a EU, en particular los
centroamericanos, optan por vías de gran riesgo. Luego de cruzar la frontera
continúan por zonas peligrosas como Arizona, lo cual no sólo implica viajar por
el desierto, sino enfrentar a grupos extremistas y xenofóbicos estadounidenses
como los minuteman, así como a las propias autoridades migratorias, señaló.
También se refirió a los
migrantes y refugiados que murieron en el Mediterráneo, cuando intentaban
viajar del norte de África hacia Europa en embarcaciones precarias. “Estamos
ante una enorme tragedia global”.
El siglo XXI será la
centuria de las migraciones e irremediablemente diversos países tendrán que
redistribuir a esa población, destacó Íñiguez Ramos.
Por otra parte, consideró
que los migrantes tienen un impacto positivo en las economías a las que se
integran, “porque no les pagan seguridad social ni tienen acceso al bienestar
que brinda el Estado a los trabajadores; por lo tanto, pueden ser explotados y
generar mayores recursos para los empleadores y las propias economías
desarrolladas”.
Finalmente, aclaró que no
todos los habitantes de Estados Unidos son racistas. En términos generales, ese
país cada año recibe al mayor número de desplazados y es el que mayor número de
naturalizaciones otorga. “Tampoco es cierto que los mexicanos sean los peor
tratados por los estadounidenses, ése es un mito”.
Si existe una sociedad con
tintes racistas y xenofóbicos, es la mexicana, en todos los niveles sociales.
Es un inconsciente colectivo que no hemos sabido manejar, por eso nuestra
indolencia hacia las comunidades que optan atravesar por nuestro territorio,
expuso.
En ese sentido, agregó, si
queremos exigir al norte, tenemos que respetar a la gente que cruza por nuestro
país para llegar a la Unión Americana. “¿Con qué cara pedimos a Estados Unidos
una reforma migratoria, cuando aquí tratamos con la punta del pie a los
migrantes, en particular a las comunidades centroamericanas?, concluyó.
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