Realidad
dolorosa
En México, la tasa de
ocupación de la población de 5 a 17 años en 2013, fue de 8.6%, correspondiente
a 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes que realizan alguna actividad
económica. El trabajo infantil es una de las realidades más dolorosas que
enfrentamos como nación.
Qué hicimos o qué dejamos de
hacer como sociedad para que nuestros niños estén en esa situación y disfruten
de esa maravillosa etapa de la vida.
“Es una época valiosa en la
que los niños y las niñas deben vivir sin miedo, seguros frente a la violencia,
protegidos contra los malos tratos y la explotación. Como tal, la infancia
significa mucho más que el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la edad
adulta. Se refiere al estado y la condición de la vida de un niño, a la calidad
de esos años”, apunta informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI).
Y revela que la tasa de
inasistencia escolar de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años es de
7.2 por cada 100; entre los ocupados, esta tasa aumenta a 36 de cada 100.
Se trata de una de las realidades
más lacerantes que se da lo mismo en la zona urbana como rural. Vemos en las
calles, muchas veces con pies descalzos a los pequeños ir y venir en medio de
los automóviles, mientras que en provincia los campamentos agrícolas se ven
plagados de menores jornaleros, en
condiciones muy cercanas a la esclavitud, en pleno siglo XXI.
Al llegar al Día Mundial
contra el Trabajo Infantil (12 junio) es momento de hacer un alto en el camino
y reflexionar para emprender acciones reales y decididas en todos los ámbitos
sociales.
Se estima que en el año 2012
a nivel mundial, 168 millones de niños de 5 a 17 años se encontraban en
situación de trabajo infantil, cifra que representó 11% del total de la
población para este grupo de edad. Sin bien no es un problema privativo de
México, es necesario que este país se una para brindar las mejores condiciones de
vida a las futuras generaciones y darles la oportunidad de disfrutar una
infancia de alegría y formación.
El principal sector de
actividad en el que está inmersa la población de 5 a 17 años que trabaja es el
agropecuario (30.5%), seguido del comercio y servicios (25.9 y 24.6%,
respectivamente).
La situación se vuelve más
cruda al saber que cinco de cada 10 (45.9%) niñas, niños y adolescentes
ocupados, no recibe un ingreso; y 29.3%
trabaja hasta más de 35 horas a la semana.
La Convención sobre los
Derechos del Niño en su Artículo 32, obliga a los Estados Miembros a proteger a
las niñas y niños de ser víctimas de explotación económica y de desempeñar
cualquier trabajo que pueda ocasionarles daño, entorpecer su educación, o que
sea perjudicial para su salud o su desarrollo físico, mental, espiritual, moral
o social; por tanto, precisa fijar edades mínimas para trabajar; reglamentar
horarios y condiciones de trabajo; así como establecer sanciones al incumplimiento
de dichas reglas.
La legislación nacional en
materia laboral establece en la fracción III del Apartado A del Artículo 123 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: “Queda prohibida la
utilización del trabajo de los menores de quince años. Los mayores de esta edad
y menores de dieciséis tendrán como jornada máxima la de seis horas”.
Textualmente
hay que decirlo: Es necesario erradicar el trabajo infantil,
para lo cual hay que emprender acciones como sociedad y darles oportunidades de
una etapa plena a las nuevas generaciones.
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